LA DIETA DEL CUCURUCHO
Verano es tiempo de dietas y también de excesos, dos temas difíciles de conciliar. Más de uno/a que conozco, en agosto tribula sobre cómo sorprender a sus compañeros a la vuelta del verano. Moreno y bragao como un vigilante de la playa, ese el deseo. Solo alcanzable si durante el verano cumple a rajatabla la infalible “Dieta del Cucurucho”. Ya saben, la de comer poco y ....... mucho. Las demás no funcionan, es todo inútil. Y esto ocurre impepinablemente por culpa del porrón cervecero, las sangrías, las fiestas populares, las comidas y cenas entre amigos, y miles y miles de razones que ponen palos en las ruedas para erradicar la lorza neumática, tan antiestética por otro lado.
Mi deseo desde estas lineas pasa por una reflexión para que todos alcancen sus objetivos.
Quiero dejarles bien claro que el mayor enemigo de la gastronomía, y por ende, de los excesos alimenticios, es el deseo sexual.
Una cena entre un pareja de enamorados es solo un pretexto para irse a la cama.. ¿A quien le importa el alimento del plato si lo que te quieres comer está sentado frente a ti? ¿Quien piensa en el rosbif, cuando por debajo de la mesa se tontea con la morcilla de Burgos?
Ay, Señor.... Es un hecho contrastado que en pocas ocasiones se llega al postre cuando hay apretón. Y ojo, el azúcar antes del enorme desgaste físico que requiere el ritual amatorio, puede evitar las molestas agujetas. Pero a la gente le da igual
También he observado, que con la edad, la disminución de la lívido es inversamente proporcional al aumento de las ganas de comer y de beber. Por eso, a partir de los cuarenta las barrigas se disparan. Y en la tercera edad, ya no les quiero ni contar. Fíjense por favor en los jubilados, y en como se tiran en plancha sobre las bandejas de canapés. Recuerdo con espanto una paella gigante en el cauce del rio Turia, que se hizo para el público en general, y que acabó como el Rosario de la Aurora. Las devastadoras ordas de yayos en su desesperación por la comida se abalanzaban sobre los platos de tramussos y paella. Un desastre. Llegaron a colapsar el evento.
Mi consejo pues para este otoño, es que hagan mucho el amor, sin renunciar a una buena comida. En la mesa, por supuesto. Una combinación ideal para mantener la linea.
Pero si están dispuestos a perder peso de verdad, mejor que la del cucurucho, les recomiendo la “Dieta de Guido”. Básicamente es como la del cucurucho, pero más seguido.