GASTROFONICAMENTE INCORRECTO
pacolonso
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¿Se puede ser incorrecto hablando de gastronomía? ¡Sí!
¿Cómo? ¡Comiendo!
Y además, animando a la gente a quedarse en casa a cocinar, en vez de salir a gastarse los cuartos como predican e incentivan desde la entrañable fanzine urbana, VALENCIA CITY, mis geniales y respetados compañeros: Alfredo Argilés, Rafa Marí, Santos Ruiz, y Cristina Giménez.
Para apoyar esta recalcitrante teoría del “Critico Autodestructivo”, no hace falta ponerse un sombrero, solo hay que ver los precios de algunos restaurantes. Y he de confesarles que estoy algo cabreado con el tema. Porque el otro día, sin ir más lejos, me pidieron los becarios de TVE, en su cena de despedida, les recomendase un lugar para cenar. ¡Quién mejor que el tío Paquito para hacer esa gestión! ¡Con los chiringuitos que conoce!
Eso si, que la cena, por favor, no excediera de 30€.
¿Ustedes creen que les encontré un lugar donde dejar caer sus posaderas a los ínclitos becarios? Pues no. Ninguno de los restaurantes con los que yo tengo a bien fomentar la amistad pudo arreglarme un soparet para la indigente muchachada, por una cantidad igual o inferior a 5.000 de las antiguas pesetas.
Visto lo visto, y si la cosa no cambia, desde estas líneas les animo a la insurrección cívica, para que reformen su cocina, y desde ella puedan perpetrar todo tipo de desaguisados, fomentar la dieta mediterránea y llegar holgadamente a fin de mes.
Griten todos conmigo a la usanza del ex-ministro Federico Trillo:¡Viva la fiambrera!
- ¡Viva!