Desde Borgoña con Gómez Legorburu, un paseo por los viñedos del Paraiso (en busca del viaje definitivo).

.El Festival del vino comenzaba ya en Tenteniguada con escala en Madrid (la del Real Madrid inmortal) y aterrizaba en Lyon, los enlaces mejores que pueden darse a la hora de escudriñar quehaceres vinícolas, copas de vino entre manos como juguetes de ensueño y poder escribir algo sobre ello de manera alegre y divertida.

 

 Llegamos a Nuits-Saint-Georges como si fuera la Venecia de Thomas Mann aunque no entrasemos por mar pero la imagen de los viñedos nos trajo esa ola entusiasta que baja por todas las colinas y entramos en la casa de piedras grises con paredes interiores de madera, collages de varios elementos y habitaciones altas y muy iluminadas. Suena y cruje todo el mundo cuando andamos.

 

 

Descargamos todas nuestras ilusiones en los cajones y huecos de la casa para unos dias y bajamos al pago de Les Cailles, es la hora del atardecer y sentimos cierta pasión contemplando este viñedo, así imaginense cuando estemos entre los productores y sus vinos.

 

Un paseo entre las cepas retorcidas por el suelo, el silencio de las colinas y el bullir sistemático de la autopista se hace entretenido. Una bella tarde se está acabando.

Nuestros sentidos quedaron impresionados por este gran espectáculo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vino hay en todas las viñas. Asi que la primera noche no hubo que lamentar deserciones, era lunes y mejor dia de la semana puede que lo sea pero no faltó un Bairrada ni el Arretxea o un Passadouro para la tertulia en el salón la primera noche. Buena carne de ternera joven, papas con huevos y jamón y queso del Roque Grande.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las comparaciones son odiosas pero hablar de Ignacio G.Legorburu es un placer siempre. Me tengo por un amigo suyo desde hace años y desde hace muchos vinos más. Cuando me habló de hacer este viaje me apunté ciego. Una aventura. Mi viaje final. El resto serán viajes de rutina, creo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El caso es que nos acoplamos divinamente. Delia (La Fisna), David (Rest. El Padre), Tuija (Tenteniguada “classics”) y nuestro leader Ignacio (Borgovin), son una muestra rutilante de gente en pos de vino y placer, sensaciones para disfrutar y garantizarnos el éxito.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Chambolle-Musigny, pequeña pero eficiente. Citemos el climat des Amoureuses y sigamos divagando. Sin olvidarnos de Charmes y otros... Vinos de gran mineralidad, de aromas a tierra y flores, cálidos, de buena fruta y soberbia acidez (esta 2010 te puede corroer el alma). Son tragos que te hacen crujir la fruta en la boca y estallan con retardo con notas de grosellas al horno o cerezas entre cuero y maderas nobles. Suma elegancia. Muy fácil.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El primer dia que entramos en la organización nos deja marcados para el resto de la semana.

Calidad, ocasión, cata de los vinos en su propio terroir, nos iniciabamos en un impresionante alarde de fuerza y señorio, destreza y ganas de vender un producto: Borgoña.

 

 Hay dias que tienen su vino especial, su instante pinot noir distinguido y sentirte entre Drouhin, Castagnier, Mugnier o Lambrays, pasando por Dujac...Acabando con Amiot-Servelle o el Grand Cru de La Roce (Clos)... La de Dios!

 

 Nada mas que era lunes.