Quitenme la pena, dense una alegria entre duendes
El principal problema que presenta el entusiasmo y adhesión al vino de Delgado Zuleta creo que reside en la dificultad de recibirlo de golpe, sin acomodación a su estilo, hartarse de buscarlo en medio del galimatias burocrático y zonal de nuestra precaria -ocasionalmente- cultura vinícola. Existe el peligro de rechazar buenos momentos con estos vinos porque vivimos en una carajal de identidades y protocolos que pueden terminar con Los cien caballeros de una tacada (sin menoscabar a Cottafavi) y quedarnos en la mesa con las copas vacias.
Pero vamos, a lo nuestro:
Agitar un poquito mas La Goya XL, darle aire, suspiros, un poquito de gamba o salpicón y te crea un mundo dirigido al corazón, perfectamente elaborado con esa pasion que tiene el duende de Sanlúcar.