Caracoles a la montañesa
El caracol ha sido provocador de pasiones gastronómicas, casi con la misma proporción que de rechazos. En general la cultura anglosajona, ingleses y norteamericanos, los aceptan de mal agrado, mientras que para la mayor parte de los países mediterráneos suponen un manjar o bocado exquisito Su consumo se remonta a la prehistoria, según atestiguan los numerosos restos de conchas descubiertas