Peña La Verema

Tocando el cielo con Priorat y Terra Alta

Cuando el limpiaparabrisas del coche tenía un momento de descanso, podíamos ver a través del cristal del coche la hilera de luces rojas que se perdían hasta el infinito. Por la parte derecha se podía ver, y oír, los embates del mar contra la escollera que delimita en este punto los lindes de la autopista. El mar saltaba por encima y casi alcanzaba el coche, que parado sin remisión en medio del atasco daba la sensación de poder salir navegando en cualquier momento.

¿Dónde estamos? En plena autopista camino de Vila-Real (Castellón) en el peor día del peor temporal de levante que se recuerda por aquí en muchos años. Rendíamos visita a los dominios de la familia de Toni Villagrasa y ¡vaya día el escogido por La Verema!

Anécdotas climatológicas aparte, nuestra peña celebraba su cata nº 108 en los salones de banquetes del Hotel Vila-Real Palace, que en esta ocasión estaba organizada en lo que a la selección de vinos se refiere por Juan Such.

Sólo por tener la oportunidad de visitar una cocina con capacidad para 1000 comensales, ya valía la pena haber hecho el viaje hasta Vila-Real. Impresionantes e impecables instalaciones que Carlos, el cocinero jefe, dirige y cuida con esmero. Pero no sólo por eso; también por la constatación de que detrás de un salón de banquetes puede haber, y en esto caso lo hay y bueno, un cocinero con inquietudes.

Lo peor del temporal, para nosotros que no para el resto del mundo, fue el retraso sufrido por los asistentes de forma casi generalizada. Consecuencias de ello, molestias para la cocina, y retraso en la apertura de las botellas. Tratándose de los vinos que eran, fue muy evidente su evolución a lo largo de la noche. Quien tuvo paciencia o picardía de guardar algo de ellos para la cena pudo comprobar como los vinos iban evolucionando y cambiando a medida que transcurrían las horas.

Fue muy evidente la influencia de la reciente visita de Juan y José Luis a tierras del Priorat en la selección de los vinos. No es que fuera una cata exclusiva de vinos de esta denominación, pero la presencia de vinos de René Barbier y de la saga de los Pérez fue, afortunadamente, inevitable.

De Clos Mogador 1998 poco se puede decir que le haga verdadera justicia y sin embargo habría mucho que hablar de él. Como decía alguno de los presentes en sus notas de cata, "un vino para reflexionar".

Excelente el Coma d'en Pou 1999, un vino muy redondo aún siendo relativamente joven. Una muestra en formato Magnum por amabilidad de la bodega (Manuel Sanmartín) y su distribuidor en Valencia, Manuel Monzó. Para muchos de nosotros este vino fue un descubrimiento del Celler Bàrbara Forés-Ferrer Escoda (D.O. Terra Alta) que cuenta con la colaboración de Josep Lluís Pérez. Nota al margen: la heterodoxia respecto al formato hubiera causado acaloradas discusiones en otra época.

La juventud y el nervio que todavía tiene el Embruix 1999 lo dejó en la tercera posición de la cata. Es un vino que ganará mucho con el tiempo. Los que guardamos precavidamente algo de él hasta la cena, y más todavía, pudimos comprobar la evolución en nariz de este vino desde un impactante aroma inicial a pegamento (acetato de etilo), hasta los aromas a grosella y pasificado finales, horas más tarde de su apertura.

Sorprendente y ¿decepcionante? el Raimat 4 varietales gran reserva 1994 (obsequio de la bodega). Mucha madera, excesiva quizás, y aunque correcto en boca, es corto y no emociona.

En la cena, Carlos se despachó a su gusto con los quehaceres más atractivos para él, la buena cocina. Nos ofreció un variado menú de toda su sabiduría culinaria: trigueros con ibérico en tempura, vienesa de mousse de foie y guacamole (vinagreta de moras y pipas de girasol), carpaccio templado de langostinos (con emulsión de curry y pistachos), filete de rodaballo sobre tomate confitado, sorbete de maracuyá al cava, lomo de cordero relleno de boletus (al vinagre de miel con tortellini de queso), chiboust de lima y turrón con sopa de frutos rojos y buñuelos de chocolate con pequeño pastel de manzana caramelizada. Todo ello acompañado de Aquis Celenis 1999, Viñas del Vero Chardonnay 2000 y Casa de la Ermita 1999.

Lo que tarde empezó, tarde acabó. La vuelta a Valencia, con menos lluvia y sin atascos. Nuestras libaciones calmaron a los dioses y el temporal empezó a perder fuerza aquella misma noche.


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