Peña La Verema

Leda Viñas Viejas 1998. Ribera del Duero sin denominación de origen

on los calores estivales literalmente ya encima, nos encontrábamos en pleno solsticio de verano, fijamos esta vez nuestro punto de reunión en La Malquerida (Valencia). Nuevo local donde Constantino, gran aficionado y amante del vino ya conocido por nosotros por su anterior bar, nos recibió en éste recientemente abierto bar de vinos. Así pués, inaugurábamos verano y local.

No es una norma escrita, aunque sí ha sido costumbre en los últimos años, que las catas veraniegas sean de vinos blancos, rosados o cavas. Pero si para algo están hechas las normas es para saltárselas y si no están escritas ... Por lo tanto ni que decir tiene que Carlos Ochando, el organizador de cata de turno, nos sorprendió a todos con una cata de tintos. Para dejar aquí por escrito algunas de las opiniones vertidas sobre la mesa en cuanto cayeron en la primera copa las primeras gotas de vino hay que decir que los vinos estaban a temperatura correcta, la sala quizás algo calurosa, y si bien es cierto que en verano es menos apetecible en determinadas ocasiones beber vino tinto, no encontré (esto es personal) que fueran las peores condiciones para hacerlo. Para dar razón a los detractores, decir que es cierto que eran vinos con largas crianzas algunos, que sufren mucho con los calores ambientales: las notas de puntuación cantan a este respecto. Por otra parte, las catas veraniegas de blancos completan nuestro repaso particular, muy particular es verdad, al panorama enológico, quedando un poco cojo de este tipo de vinos en caso de no producirse. Por mi parte, que soy de buen acomodar, que cada uno organice según él entienda, quiera y sepa. Y el que se quede cojo, que estudie por su cuenta en casa.

Leda

Respecto a los vinos catados decir lo siguiente:

Notas de cata

Leda Viñas Viejas 1998

Picota-violeta oscuro, cubierto. En nariz hay notas de toffe y de madera. En boca persisten las notas frutosas, como de frutos del bosque. Tiene un final astringente de taninos potente pero dulces. Es carnoso, y largo. Pago de Carraovejas Crianza 1998

Picota teja cubierto. Nariz intensa y potente donde predominan las notas de cuero, mantequilla, y ligeros toques herbáceos. En boca se dejan sentir las notas de madera y café. Es un vino redondo, persistente y potente. Roda II Reserva 1996

Rojo picota. Nariz floral, con notas de lácticos y minerales. En boca es ligero, aunque bastante largo Ceremonia Reserva 1996

En nariz es corto, con recuerdos balsámicos. En boca se muestra como un vino ligero y un poco áspero.

Leda Viñas viejas 1998 lo habíamos probado cenando fuera de cata. Sigue impresionando a botella vista como en aquella ocasión ó en cata ciega como en ésta, no en vano la revista "Sibaritas" lo eligió el mejor vino del año. Elaborado en Tudela de Duero, pero fuera de la D.O. es un proyecto de jóvenes enólogos de la región entre los que destacan Alberto García (hijo de Mariano García de bodegas Mauro) y César Muñoz (bodegas Montebaco). Procede de viñas viejas, más de 50 años, buscadas a lo largo y ancho de la Ribera del Duero.

Pago de Carraovejas Crianza 1998 es un Ribera del Duero con todas las letras. Yo hablaría de una poderosa nariz, con fantásticos aromas y paso por boca típicos de los vinos de la región. El siguiente en la cata, Roda II, es un Rioja fuera del clasicismo que sin embargo ha cosechado no muy buenas puntuaciones en nuestra peña. Ceremonia reserva 1996, una de las nuevas apuestas de bodegas Vicente Gandía en la D.O. Utiel-Requena, fue el vino que más sufrió los efectos de los rigores estivales. Como forma de resarcir el resultado de este vino de la tierra, se abrió un Ceremonia crianza 97 en los comienzos de la cena. A mí no me llegó (palabrita de niño Jesús) pero por los recuerdos que tengo de él y los comentarios que escuché antes de darme cuenta que no me llegaba (después sólo tuve oportunidad de proferir improperios contra el respetable), es más frutoso, con más nariz y más fácil de beber que su homónimo más viejo.

La cena que nos sirvió Constantino, siguió acompañada por más vinos de la D.O. Utiel-Requena: Mas de Bazán 1998 y Martínez Bermell Merlot 2000. Juventud para refrescar nuestro reseco paladar ¿Se nota que el organizador era de la zona?. Después cambiamos de zona geográfica y nos fuimos hasta Segovia para probar un Duratón 1998 que no causó gran sensación entre los asistentes. Tras varios impactos en el agua en el juego de los barquitos en el que se convirtió la elección del vino en una carta en plena remodelación (amplia y excelentemente seleccionada), creo que dimos un "hundido" con la recomendación de Constantino de un Tarsus 1998. Excelente Ribera del Duero con buen extracto, maderas tostadas predominando en nariz y boca carnosa y con taninos muy vivos.

Cerramos plaza con un obsequio de Alessandro a nuestros paladares: Anghelu Ruju 1994, un vino sardo dulce de la variedad "cannonau", de bodegas Sella & Mosca de Alghero (Cerdeña). Una más que agradable sorpresa.


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