Peña La Verema

Cata número 100 de la peña La Verema

Cata nº100 de La Verema. Magnums de Pesquera Millenium, Gran Vos, Clos Martinet y Torre Muga, y la presencia de Agustí Torelló Sibill, Julián Mendoza y José María Vicente en el restaurante La Sucursal de Valencia.

Supongo que en alguna que otra ocasión, sobre todo en ocasión de celebraciones como es el caso de esta cata nº 100, el comentario habrá sido parecido y es que, el camino recorrido a lo largo de once años de la peña La Verema ha valido la pena sólo para disfrutar de acontecimientos como el de esta cata.

Lo dicho, puede sonar repetitivo pero, como este escrito no es la portavocía de nada ni de nadie, sino simplemente la visión personal de nuestras catas del que suscribe estas letras -aunque uno intente ser lo más objetivo posible- tengo que decir que la cata nº 100 superó los límites de lo que hubiéramos podido imaginar que resultaría de aquellas primeras catas en el año 1990.

Y voy a dejarme de introducciones estériles y grandilocuentes porque hay mucho que contar y poco es el espacio disponible, que si te extiendes en demasía no hay quién acabe de leerlo a uno.

La cata se celebró en el restaurante La Sucursal de Valencia y contó con la presencia, además de los señores socios de la peña La Verema, con Agustí Torelló Sibill de las cavas Agustí Torelló, con Julián Mendoza de Bodegas Enrique Mendoza, y con José María Vicente de Bodegas Julia Roch e hijos de Jumilla. También nos acompañó Emili Raval, artesano y artista del vidrio que con sus decantadores de "corte clásico" quiere abrir nuevas posibilidades en el diseño de estas herramientas para el vino tan poco dadas a la innovación. Suena incongruente, pero como en otras tantas cosas, hay que ver y conocer estos decantadores para saber de su secreto.

La cata, como empieza a ser costumbre en nuestros cumpleaños, fue de botellas magnum, y sólo con ver las puntuaciones, que en dos casos superaron el ocho y en los otros dos vinos quedaron cerca, da una idea, en esta peña tan heterodoxa y por tanto de puntuaciones tan promediadas, de la calidad de las botellas escogidas:
 

Pesquera Millenium Reserva 1996 (Magnum)
Color picota de capa alta. Nariz potente, amplia, con notas balsámicas, cedro, regaliz y toques minerales. En boca es carnoso y sedoso, equilibrado, bien estructurado y con un largo final.

Gran Vos Reserva 1996 (Magnum)
Cereza ribete teja suave. Nariz compleja con recuerdos frutales, minerales y mentolados. En boca es carnoso, largo, con cierto punto de acidez.

Clos Martinet 1996 (Magnum)
Picota muy intenso. Nariz de fruta negra, especiada y madera de tramoya de la bodega. En boca es sabroso, amplio, alcohólico, con taninos dulces, fruta madura y con una excelente vía retronasal.

Torre Muga Reserva 1995 (Magnum)
Intensa nariz, pimienta verde, café, madera, fruta madura. En boca se muestra redondo y elegante. Para beber ya.

 
Posteriormente a los rituales de nuestra cata y sobre la que no me voy a extender más, sólo decir a quien lea este comentario que no se pierda ninguno de los cuatro vinos de la cata, comenzó un auténtico festival de degustación tanto en lo enológico como en lo gastronómico.
A cada una de las excelentes novedades que nos presentaron esa noche nuestros tres amigos viticultores, enólogos y bodegueros, el restaurante La Sucursal, con Javier como maestro de ceremonias y sumiller, respondió con su correspondiente lección de maridajes de alta cocina: materias primas de calidad, imaginación, punto de cocción, presentación y servicio. Fue como una pasarela de moda en la que fueron alternando creadores de diversas tendencias y estilos, pero todos con un denominador común: calidad por encima de todo.
Empezó el desfile Agustí Torelló con una selección de sus nuevos vinos, todavía sin haber salido al mercado, de Finca Valldosera (esta bodega va a dar mucho que hablar en los próximos tiempos). El "Tartare de ceps y aguacate con foie, langostinos y huevas de arenque" fue acompañado de los vinos "Terrer Germada" -vino joven de Macabeo y Xarel.lo- y "Terrer del Pou" -impresionante Chardonnay criado sobre lías finas durante 4 meses de una elegancia y sutilidad inigualables-. El "Terrer Vegueret" -macabeo fermentado en barrica- compartió mesa y mantel con una deliciosa "Sopa tofee de guisantes, viera y calamarcitos".
Como quien no quiere la cosa y sabiendo que íbamos a degustar un vino dulce, Javier se sacó de la manga un "Foie caliente sobre alcachofas y salsa de boletus" (no puedo ni imaginar el resultado cuando el plato no surja de improviso como en esta ocasión) para ir de la mano del "Subirat Parent vendimia tardía" de Finca Valldosera -delicioso y floral vino dulce de este olvidado varietal del Penedés-. Para mí uno de los momentos álgidos de la noche.
El "Lomito de bacalao con pil-pil de tomate seco y piel de bacalao crujiente" vino de la mano del "Chardonnay 2000 de Enrique Mendoza". Hasta que no me acostumbre, los vinos de este nuevo milenio nombrados con su añada correspondiente me parecen como de película de ciencia-ficción. No puedo evitarlo, por ahora. La culpa, es de Kubrick.
Prosigamos con la cena-degustación que ahora es el turno de los tintos. La "Pechuga de pollo de corral sobre pencas de acelga", ¡¡Uf que pechuguitas de corral!!, fue de la mano, de manera consecutiva, con el "Gravals d'en Cayo" de Finca Valldosera -coupage de merlot, cabernet sauvignon y tempranillo- y "Casa Castillo Las Gravas 1999" -más redondo este vino que el de la añada anterior al que José María le ha añadido un toque de syrah-.
Si uno de los comentarios de cata comparaba la suavidad y redondez del Torre Muga con los imaginarios muslos de Giselle, este maridaje que nos propuso Javier con estos dos tintos cerraba el círculo abierto, aún con los pies en el suelo y las pechuguitas de pollo de corral.
Para los postres, "Nísperos rellenos de mouse de vainilla, granizado de vino tinto y helado de azafrán" nos esperaba el "Santa Rosa reserva 1996" de Mendoza -vino que casi casi permite tomar la cabernet sauvignon con cuchara-. Al que se eche las manos a la cabeza le aconsejo que pruebe este vino como copa, con los postres y el café. Por supuesto, acabamos con unas botellas de cava Quercus.
No sé como lo haremos, pero habrá que buscar otro número rotundo como el 100 para repetir un noche como ésta. Aunque la verdad es que tampoco nos vamos a poner muy exigentes con eso del número, ¿no?.
Por supuesto, agradecer la presencia de Agustí Torelló Sibill, Julián Mendoza, José María Vicente, Emili Raval y como no, a Javier de La Sucursal. El año que viene, más.

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