Embotellado en Agosto de 1988.
Rubí anaranjado con destellos rojizos y pardos, ribete alejado, capa media, ligeramente anublado, sin presencia de precipitados, lagrima gruesa.
Nariz reducida de inicio, parece incluso apagado, hace dudar de el; pero solo necesita un respiro para empezar a desplegar su potencial, carne cruda, matorral, trazas minerales, trufas, toques terrosos, fruta roja muy madura pero no licorosa, gran complejidad.
En boca ataca potente, sabroso, carnoso, tiene buen esqueleto y taninos aun marcados; vuelven a aparecer los frutos rojos, las hierbas de monte (romero), apuntes herbáceos, la madera aparece ligeramente al fondo junto a tonos especiados. Cierra con un final muy largo, levemente amargoso y cálido, muy terciario y animal.
Un muy buen vino que crece y crece desde que lo abres, al que solo le falta para rozar la perfección un poquito mas de acidez para realzar el conjunto. Bueno, nadie es perfecto...
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