Picota/ rubí de buena capa y con mensico ya algo atejado. Nariz de buena intensidad con toques de cuero, un punto acre, tierra húmeda y tostados sobre un fondo de fruta roja en compota. Boca intensa todavía levemente secante, intenso y largo.

Color más cubierto que la mayoría de los Riojas 94 catados hoy. En nariz intenso, muy frutal, complejo, con algo de toffe y un toque de acetato de etilo (posiblemente teníamos que haberlo dejado más rato en el decantador). En boca es sabroso, estructurado, aunque lo encuentro algo astringente en el final, con cierto desequilibrio en favor de la potencia frente a la elegancia. Postgusto no muy largo. Mucho mejor en nariz que en boca. Creo que necesitaba haberse oxigenado más para expresarse al máximo.

El ganador de la cata quedó para mí en segundo lugar. Es cierto que la copa que le tocó era un poco peor que las demás y que además estaba muy cerrado pero preferí el Torre Muga 94. El color que mantiene este vino es increíble. En nariz no se aprecian maderas perfumadas ni exotismos sino frutas negras, toques lácticos, trufas y un sinfín de recuerdos a otoño. El paso de boca de este vino es de Matrícula de Honor y sus taninos amables pero potentes le van a hacer vivir muchísimo. La elegancia de este vino es enorme. Una joya

Desde la Peña Bilbao coincidimos con Jesús en que necesita muchísima aireación para desplegar todo su potencial pero esto nos da idea de la extraordinaria capacidad de guarda que posee un 94 tan cerrado. Color picota con ribete rubí, capa media alta, muy glicérico. A ciegas parecía un 98 y su intensidad colorante superaba con creces a los dignos rivales que tenía en frente. Aromas a tinta, betún, frutas negras, toques terrosos, lácticos. Paso de boca soberbio (glicérico, redondo, sabroso y postgusto eterno). Precio actual 39€. Para beber o guardar al menos diez años.

Cereza capa alta, ribete rubí. Al principio (abierta dos horas antes), destacan aromas densos florales (jazmín) y de reducción que se van despejando. Acidez muy marcada en el primer sorbo que luego desaparece por completo. Tras una hora de decantación seguida de larga aireación en copa, el vino muestra un elegante equilibrio aromático y una boca redonda. Largo. La próxima botella habrá que decantarla concienzudamente.

Color cereza muy intenso, aromas de frutos maduros, con sensaciones dulzonas. En boca es potente, carnoso y muy jugoso, con un largo, amplio y aromático final.

Rojo cereza ribete rubí. Capa media. Glicérico. Denso. Proverbial acidez que desaparece pronto y que le hará vivir mucho. Complejidad increíble en nariz comenzando por aromas a ciruela roja, hollejos maduros, frutas negras, regaliz. Luego evoluciona a notas animales (cueros, pelo mojado) y especias, para acabar volviendo a aromas frutales, una madera casi imperceptible y ¿es posible unas notas de frutos secos?. En boca es "made in Roda", es decir INSUPERABLE, con casta y sin agresividad, seda pura y muuuuy laaargo. Me ha impactado este vino puesto que es el primer "alta expresión 94" que creo que va a vivir un huevo de años más sin problemas. Bebido en dos copas Riedel (Tempranillo y Syrah). Lástima que fuese mi última botella (snif). Para los que tengáis alguna estoy en el mercado...