Blog de AkataVino

Bodegas Bentomiz esencia de un terruño

Una bodega admirada por todos los que tienen el gusto de probar Ariyanas, vinos de esencia, vinos de terruño. Una apuesta sin igual por la calidad y la personalidad de sus tierras. Resultado de un gran esfuerzo de André y Clara que han impregnado todo su cariño en sus viñas, siendo estas agradecidas, para producir lo mejor de si mismas.
Gracias a nuestro buen amigo Francisco Veredas (Mario Cavaradossi en el foro de la comunidad de Verema), quien tras visitar el pasado 13 de Junio la Bodega, ha elaborado un espléndido artículo que nos adentra en Bentomiz, como si de primera persona se tratase, finalizando con una enorme necesidad de tomar una copa de Ariyanas. Gracias Mario.

La tarde se presentaba preciosa, aunque con un acuciante calor propio de los prólogos de un verano que, esperemos, sea muy amable con nosotros y nos regale una buena maduración de las uvas en las viñas. Dejando la autovía del mediterráneo (A7) por la salida 277 nos fuimos adentrando en el típico paisaje de la Axarquía malagueña, encontrándonos en primer lugar con Algarrobo, pueblo pintoresco, de rasgos moriscos, dulces típicos y calles angostas y, posteriormente, llegando a la localidad de Sayalonga. A unos dos kilómetros de Sayalonga, en dirección a Cómpeta ---también famosa por sus vinos dulces de uvas pasas moscatel elaborados con los métodos tradicionales--- se encuentra la Finca Almendro, en el denominado Pago Cuesta Robano, donde se ubican las Bodegas Bentomiz.

La finca se enclava en una ladera escarpada, en un terreno que parte a los pies de la carretera comarcal, frente al monte Bentomiz, que alberga los restos del que fuera castillo de su mismo nombre, construido en época musulmana. El paisaje corta la respiración, por su belleza montañosa de poca elevación, suave, verde en esta época del año, con un omnipresente mar de fondo, que sirve de contraste al terreno agreste de los montes labrados en terrazas y salpicados en toda su extensión por casitas de paredes blancas. Por todas partes se divisan pequeñas viñas, familiares, y paseros donde se asolarán los frutos después de la vendimia.
Nos recibió Clara, propietaria, junto a su marido André, de Bodegas Bentomiz. Desde el primer minuto de conocerlos, uno es consciente de que Clara y André son unas personas encantadoras, que derrochan, por los cuatro costados, simpatía, amabilidad, ganas de agradar al visitante, y una sabiduría forjada a pié de viña, día a día de trabajo, de experiencia y de búsqueda de la excelencia en la elaboración de vino. Clara y André viajaron desde su Holanda natal para establecerse en la Finca Almendro, en Sayalonga, seguramente atraídos por la belleza el entorno y la bondad del clima, y con la intención decidida de elaborar su propio vino. En palabras del propio André, “después de haber probado todos los vinos del mundo, decidimos que ya era hora de elaborar nuestro propio vino”, como el siguiente paso natural necesario en la búsqueda y el disfrute del conocimiento enológico.


Comenzaron elaborando vino a la manera tradicional en estas tierras, pisando las uvas y empleando barricas viejas envinadas, pero pronto dieron un paso de gigante que les llevó a converger, en poco tiempo, en la elaboración de unos vinos deliciosos, dotados de una personalidad arrolladora, mediante el empleo de técnica y tecnología moderna, pero con unas raíces firmes enclavadas en la tierra pizarrosa de donde manan los frutos de sus vides.
La bodega se encuentra todavía en proceso de construcción, aunque ya cuenta con los medios tecnológicos necesarios para el desarrollo completo y exhaustivo de las tareas de vendimia, vinificación, crianza y embotellado. Del edificio principal de la bodega ya se vislumbra el estilo minimalista, quizás en la línea Bauhaus donde "la forma sigue a la función", basado en líneas rectas, simetrías y el objetivo imperante de una integración completa en el entorno que, aún en una fase temprana de ejecución, ya se adivina conseguido.

Con una capacidad docente admirable, Clara nos contó muchos de los secretos de la elaboración de sus vinos que tuvimos la enorme suerte de poder catar posteriormente, contemplando las suaves laderas de La Axarquía en el atardecer.

Los vinos de Bodegas Bentomiz llevan todos el nombre propio de Ariyanas, en honor a una antigua aldea árabe ubicada en la zona, y de la que actualmente no queda rastro que no sea documental, y que puede traducirse al castellano con el sugerente adjetivo de “olorosa”. Elaboran en Bodegas Bentomiz cuatro vinos diferentes, tres de ellos blancos y uno tinto, todos de producción muy limitada por aquello de la acertada búsqueda de la calidad en detrimento, en caso necesario, de la cantidad.
Los blancos son todos monovarietales elaborados con la variedad reina de la región, la Moscatel de Alejandría.

Tienen en la Finca Almendro, alrededor de las instalaciones de la bodega y en orientación sur, parcelas propias donde se cultiva exclusivamente la uva Moscatel.
Una buena parte de este viñedo lo comprende un proyecto de cultivo cien por cien biológico, emprendido por los propietarios a su llegada a la zona. Sin embargo, la mayor parte de las viñas con las que se elaboran los blancos de Ariyanas son plantas de más de 50 años de edad, algunas de las cuales alcanzan los 80 años de existencia.
Los rendimientos por cepa son bajísimos, situándose en un promedio de producción de un kilo de fruta por cepa.

Si se conoce que para elaborar un litro de moscatel naturalmente dulce se necesitan cuatro kilos de uva, y cinco kilos para la versión con crianza ---Terruño Pizarroso--- se entiende a la perfección la necesidad de Clara y André por comprar uva a un buen número de pequeños propietarios, campesinos, de los alrededores, que disponen de parcelas pequeñas de viñas viejas.
Sin embargo, en todos los casos, sea viñedo propio o no, el control exhaustivo sobre el viñedo, la uva, la vendimia, el transporte y todas las labores viticultoras se realiza a pié de viña para garantizar la calidad y la excelencia de los frutos, así como su perfecto estado de maduración.

Para la elaboración de su Tinto de Ensamblaje, Bodegas Bentomiz cuenta también con la aportación de uvas tintas procedentes de parcelas próximas a la zona, así como de viñedos ubicados en la cercana comarca rondeña.

Para su Tinto de Ensamblaje 2007, han dispuesto de uvas de las variedades Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y la ancestral y autóctona uva Romé. Se trata esta última de una "reliquia viva" de la zona, que Clara y André se han empeñado, para nuestro regocijo y disfrute, en recuperar y difundir, y con la que elaboran en coupage con otras variedades un tinto equilibrado, profundo y fresco, con un carácter mineral que lo hace muy interesante.

Aunque el proyecto de Clara y André es casi un proyecto familiar, Bodegas Bentomiz tiene presencia con sus vinos en diferentes zonas del planeta, exportando en la actualidad parte de su producción a Holanda, Alemania, Reino Unido, Bélgica y, probablemente en este año, también a China. La intención de Clara y André es llegar con sus vinos a muchos rincones del mundo, más que con grandes cantidades, con una presencia limitada que garantice una alta calidad, pero suficiente como para que sus vinos sean degustados con interés y aprecio por paladares de aficionados de distintas regiones y países. Para los que estamos cerca de la Bodega eso nos hace ponernos muy en guardia para que "no se nos escape" de las manos, en todos los años venideros, alguna que otra botellita de Ariyanas. Pero hablemos de los grandes personajes de esta historia: los Ariyanas.

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Ariyanas Blanco Seco 2007

Variedades: 100% Moscatel de Alejandría - Graduación: 13%
Para elaborarlo se vendimia la Moscatel en su punto óptimo de maduración. Se procede al despalillado de los frutos y a un prensado muy suave en una prensa neumática. Después del desfangado mediante trasiegos, el mosto realiza la fermentación en depósitos de acero, mediante el empleo de levaduras seleccionadas para la variedad específica de Moscatel de Alejandría, hasta que alcanza, en esta cosecha de 2007, una graduación de 13% del alcohol por volumen. Un tercio del vino pasa por un proceso de crianza sobre sus propias lías.
La visual del vino es impecable, con una precioso amarillo pajizo con reflejos verdosos, muy limpio y brillante.
Destaca una fascinante nariz, muy aromática y sugerente, donde abundan las notas de fruta en perfecto estado de madurez, con lichies, aromas de uva moscatel, con refrescantes notas de cítricos y hierbas aromáticas de monte. Todo el conjunto presenta un equilibrio muy conseguido, entre notas de madurez y frescor. Por último, las sugestivas notas minerales, pizarrosas, siempre presentes en estos vinos, acaban de dotar al conjunto de una complejidad muy interesante.
En boca, el ataque es de muy buena intensidad, amplio, seco, con una textura grasa que dota al vino de un paso delicioso y muy agradable. Envolvente. Lo mejor, nuevamente, el magnífico equilibrio que se consiguen entre todas las percepciones de madurez y frescor. Muy buena longitud.



Ariyanas Tinto de Ensamblaje 2007 (muestra de barrica)

Variedades: Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Romé - Graduación: 13 %


Tuvimos la oportunidad de catar en primicia el que será el futuro Ariyanas Tinto de Ensamblaje 2007, directamente de barrica, en la que lleva en este momento unos seis meses y en la que deberá estar unos tres meses más antes de que llegue el momento de realizar el coupage definitivo del que surgirá el vino que se embotellará y se comercializará. Actualmente, parte de la uva de las variedades Romé, Cabernet Sauvignon y Petit Verdot realiza una crianza de unos nueve meses en barricas nuevas de roble francés y americano (a partes iguales en la barrica). Este coupage de tres variedades fue el que tuvimos la suerte de catar. Cuando el proceso de crianza haya trascurrido, el equipo enológico y de asesores de la Bodega tomará la decisión final del ensamblaje definitivo con vinos de las mismas variedades de uva que no han tenido paso por barrica, para conformar el producto final.
A pesar de tratarse de una muestra de barrica, el potencial futuro del vino quedó completamente patente. Presentaba un precioso color picota oscuro con reflejos y ribete de tonos púrpura, muy cubierto.

La nariz es muy atractiva, con muy buena intensidad aromática, en la que destaca la perfecta maduración de las tres variedades que forman parte de este coupage previo. Hay una abundantísima concentración de notas de fruta roja en perfecta sazón (cerezas) y también notas de fruta negra. Las maderas están acariciando la fruta con moderación, y el conjunto se muestra en nariz con acordes cremosos de notas tostadas y ahumadas, con un fondo especiado tremendamente sugerente. Una vez más, vuelve a estar patente el carácter mineral, dando las pinceladas precisas al vino para dotarle de complejidad y potencial aromático.
La boca es muy frutal, suave y amable, a pesar de que aún está en proceso de crianza en barrica. Los taninos son majestuosos, muy abundantes, carnosos y jugosos, pero perfectamente redondeados ya y sin apenas carácter astringente, ni presencia de ninguna nota de amargosidad. Muy largo, dejando un final de recuerdo a especias dulces.
Un vino del que se vislumbra ya su tremendo potencial y que es de los de más baja disponibilidad de la bodega. Será una tremenda suerte poder conseguir una botella de este tinto.



Ariyanas Naturalmente Dulce 2006

Variedades: monovarietal de Moscatel de Alejandría - Graduación: 13%
Para su elaboración, la uva Moscatel se vendimia en su punto óptimo de maduración polifenólica y se asolea, en paseros, durante cuatro o cinco días, con objeto de que adquiera una mayor concentración de azúcares y acidez, lo que sin duda se reflejará en el equilibrio perfecto del vino en sus aromas y en su paso por boca. Se trata de un vino que, como su hermano mayor Terruño Pizarroso, es un “naturalmente dulce”, por lo que no recibe adición alguna de alcoholes extra durante su proceso de elaboración.

Se trata de un vino emocionante desde el momento en que se vierte en la copa. Su color es ya un disfrute para los sentidos. A la vista, nos regala un precioso vestido amarillo alimonado, con reflejos dorados, con una limpieza y brillantez que parecen ya anunciar sus virtudes organolépticas.

La nariz es pura esencia de fragancias que emocionan desde el primer instante. Aromas intensos pero, a la vez, delicados por su finura, que se abren con franqueza en un abanico amplio, goloso y sugerente de aromas frutales, de uvas maduras, manzanas, cítricos y frutos exóticos maduros y frescos, sobre un delicado lienzo floral de azahar y acacia blanca. Las notas minerales pizarrosas acaban por dotar al conjunto de una armonía y de una gratísima y seductora complejidad.
La boca es intensa, muy frutal, mineral, con una frescura que transporta en equilibrio perfecto una amplia paleta de sabores y aromas frutales, golosos y frescos a la vez, que hacen un recorrido untuoso, a la vez que sedoso y evocadoramente largo.
Un vino que emociona. Con una nariz que embauca como el mejor perfume y te transporta, como en un sueño, a las asoladas laderas con influjo marino en donde nace esta maravilla.



Ariyanas Terruño Pizarroso 2006

Variedades: monovarietal de Moscatel de Alejandría - Graduación: 13%
La elaboración de Ariyanas Terruño Pizarroso sigue los mismos pasos iniciales que el Naturalmente Dulce, pero concluye con un paso de seis meses por barrica nueva de roble francés. Gracias a Clara y André, pudimos catar esta maravilla prácticamente en exclusiva, porque apenas acaba de iniciar su andadura hacia el mercado en estos días. Un vino muy exclusivo, de una complejidad impresionante en perfecta armonía y equilibrio, quizás dirigido a paladares con una cierta experiencia sensorial previa que permita apreciar las extraordinarias virtudes de este “elixir de la Axarquía”. Un vino hecho para evolucionar que, sin duda, pese a ser ya una auténtica maravilla, tendrá que decirnos muchísimas cosas en dos o tres años.

La visual es de un dorado de joya, precioso, limpio y brillante, con una pátina dorada que da pié a la contemplación sosegada de la copa. La lágrima es densa y lenta en su caída, denotando su carácter glicérico y graso que se advertirá luego en la boca.
La nariz es un derroche de aromas, notas, colores, y acordes muy diversos, en una armonía y equilibrio magistrales. La fruta es la base de la paleta aromática, con notas de fruta compotada, dulce de membrillo, manzanas asadas y plátano muy maduro. Miel de tomillo. Al mismo tiempo, aparecen aromas de frutas cítricas, que refrescan el conjunto. Hay sensaciones florales, de flor blanca y flor marchita. Los frutos secos, con notas de almendra tostada, le dan al mismo tiempo, profundidad. La madera surge con moderación y amabilidad otorgando sensaciones cremosas, ligeros ahumados y tostados. Nuevamente, como en todos estos vinos, hay una increíble sensación de mineralizad, de pizarra. En general, un gratísima complejidad y equilibrio en nariz.

En boca, hay miel, cítricos, fruta en compota, frutos secos y notas tostadas y minerales. Muy buena intensidad y amplitud. Llena la boca, con una textura que es maravillosa, con un paso graso y glicérico. El equilibro entre notas dulces y frescas es una de las mejores virtudes de este vino, que invita a seguir bebiéndolo. Tremendamente largo, nos deja durante mucho tiempo sensaciones de todo el conjunto aromático.Un vino para la meditación y el deleite de los sentidos.



Para acabar, quiero decir que me faltan las palabras para agradecer a Clara y André su increíble amabilidad, simpatía, y capacidad para hacernos aprender y disfrutar tanto en la visita a su Bodega. Clara y André hacen unos vinos maravillosos que son ya una realidad y que, sin duda, van a dar mucho que hablar en los próximos años. Estoy convencido de que “los Ariyanas” se van a convertir en un referente, no solamente en la zona, sino de la tipología de estos vinos y sus características. Han sido capaces de extraer del terruño de la Axarquía toda la esencia mineral que le ha dado a esta tierra los millones de años de su evolución geológica, así como todos los atributos culturales que ha adquirido tras siglos de evolución cultural. Esa esencia está ahora, en gran parte, como si se tratara de magia, en una copa de Ariyanas. Pero, sobre todo, Clara y André han conseguido ser unas personas encantadoras, que aman con pasión lo que hacen, y eso se les nota desde el primer instante en que se les conoce. Gracias a los dos por tan maravillosa experiencia para mí y mi familia.
Francisco Veredas
Publicado por Mario Cavaradossi en 13 Junio 2008


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