Cata vertical de Kripta: 30 añadas de un cava singular

Cata vertical de Kripta: 30 añadas de un cava singular

El pasado 6 de Septiembre celebramos en Sant Sadurní d’Anoia, en las cavas Agustí Torello Mata, el trigésimo aniversario de un vino muy especial: el Kripta. Fruto de la determinación y visión de futuro de Agustí Torelló (padre) , tal y como  nos decían desde la misma bodega “se trata de un compendio de compromiso con el terruño, con las variedades, con nuestra cultura, con la innovación, con la enología, con grandes dosis de trabajo y muchísima pasión.”

Durante la primera parte de la presentación Agustí Torelló (padre) nos habló de sus difíciles orígenes, proviniente de una humilde familia de sastres y músicos es un hombre hecho a sí mismo, que con su duro trabajo no solo preparó un futuro brillante para sus descendientes sino que además colaboró a la hora de poner al Penedés en el mapa enológico de este país. Agustí Torelló tuvo una visión que se plasmó en esta cava de personalidad desbordante: Kripta.

Así pues, el equipo de la bodega nos preparó una cata muy especial, con algunas de las añadas más interesantes de los último 20 años. Todos ellos eran cavas que procedían de la reserva de la bodega y que fueron degollados para la ocasión unos días antes de la cata. La cata fue magistralmente dirigida por Agustí Torelló (hijo) con la colaboración de algunos de los asistentes, como por ejemplo, José Peñín o Andrés Proensa.

Desde el año 1979 en que nace el Kripta hasta la última cosecha que pronto llegará al mercado, la 2005,  el Kripta se ha venido elaborando con un ensamblaje en el que el máimo protagonismo es para la macabeu, aderezada con aportes de xarel·lo y parellada, con una crianza mínima de 48 meses en las rimas -es decir con la calificación de gran reserva- y elaborado siempre como  brut nature.

La cata comenzó con la añada más reciente, degustando el Kripta 2005, fruto de un año bastante seco y que ha permitido obtener un cava de destacable calidad.  A continuación se cató el Kripta 2003, una añada muy cálida y que será recordada por gran la escasez de lluvia.  El tercero de los cavas catados fue el Kripta 2001 resultado de una añada muy buena, sin precipitaciones durante agosto y que dio lugar a una macabeu de enorme calidad. Tras ello llegó la hora del Kripta 2000, el Kripta del cambio de milenio. En quinto lugar se degustó el Kripta 1998 que en una añada muy buena para el Macabeoy excelente para el Xarel·lo y con un adelanto de vendimia que comenzó en la tercera semana de Agosto, acabó siendo calificada como añada muy buena. Seguidamente catamos el Kripta 1995, añada que todavía se vinificó en instalaciones externas. A continuación llegó la hora del Kripta 1993, una cosecha de equilibrio, cantidad y calidad. Un hito en la cata fue la cata del Agustí Torelló Mata 1990, el único de los cavas que catamos que no era Kripta, su papel simbólico en la cata es notable, antes de la propia constitución de bodegas Agustí  Torelló Mata este fue la ‘primera’ elaboración de la empresa. De vuelta a los Kripta llegó la hora de los dos de más  edad, el Kripta 1987 que tomamos en formato magnum, y que surge de una añada muy complicada, extremadamente lluviosa (la más lluviosa de los últimos 50 años), para concluir con el Kripta  1985 el decano de la cata, de nuevo tomado en formato magnum, fruto de una añada caracterizada por el escaso rendimiento y la notable concentración.
 
Concluida la cata disfrutamos de una comida maridada con los vinos de la bodega. El aperitivo vino de la mano del Agustí Torelló Mata Brut Reserva del 2007 y el primer entrada, una Ostra al Cava del Celler de Can Roca que vino acompañada del nuevo blanco seco de la bodega, el XII Subirat parent 2009 . En el montaje del plato cobró especial protagonismo el solid ‘blanc’. Tras el primer entrante tomamos una “ensalada de vendimia” con el Brut nature gran reserva 2006. Seguidamente disfrutamos de un excelente rissoto al cava que vino de la mano del Reserva barrica 2007. Para cerrar con los platos principales, el Kripta 2005 armonizó de forma espectacular con un rodaballo con crema de ‘Esperit’ de Agustí Torelló Mata. Para el pre-postre, unas fresas y granadas al cava, de nuevo plato que se montó con el cava ‘solid’, en este caso el rosado, que tomamos con el Bayanus rosat 2008 y el postre consistió en unos ‘texturizados’ de Agustí Torelló Mata que tomamos con una ‘mistela de vendimia 2010’, muy ‘sui géneris’ ya que consistió en un mosto fresco de esta vendimia ‘cortado’ con el ‘Esperit’ y con el propio ‘Esperit’, un marc de cava excepcional.

Tras los cafés, ya bien entrada la tarde, llegó el momento de finalizar esta excepcional cata. Una cata única y casi diría que irrepetible de la que disfrutamos una amplia representación de los medios especializados del mundo del vino de toda España.