Color dorado suave. Nariz de buena intensidad con un toque floral y mineral, además empieza a dar notas de hidrocarburos y frutos tropicales. En boca destaca la acidez, de nuevo las notas tropicales y los minerales.

Una grata sorpresa este vino.
Color amarillo claro.
Aroma fresco joven y puro, manzana flor blanca, hojarasca y una punta de 1000.
Boca elegante y suave, alta acidez, muchísima expresividad con algo de amargor. Buena estructura.
Es un excelente riesling joven muy disfrutable en estos momentos.

Visual: Amarillo pajizo

Olfativa: Recuerdos a tiza, hidrocarburos, pegamento, mineral y cítrico, complejo

Gustativa: Paso medio, fresco y goloso,buena acidez y largo retronasal

Color dorado de matices brillantes con buenos reflejos pajizos y verdosos en ribete. Muy buena vivacidad.
En nariz es de intensidad media de carácter floral y verde con buenas notas anisadas, frescas y cítricas (mandarina y naranja).
A pesar de ese carácter fresco y supuestamente seco, presenta buena untuosidad (mantequillas) y algunas notas a fruta blanca, hueso y tropicales maduras como ciruela, nectarina, albaricoque, piña y mango. Más al fondo, balsámicos de regalices y anises.
En boca entra de buena acidez, pasando con carácter fresco a la par que untuoso, siendo bastante pleno quedando una ligera astringencia en los laterales. Final fino, buen remate.

Me gusta esa forma de combinar ese carácter fresco y seco con esa untuosidad tanto en nariz como en boca.

Color dorado con reflejos verdosos.
De vendimia tardía (spätlese) pero de carácter seco, este vino muestra un perfil floral en el que ya se atisban algunos apuntes de hidrocarburos, como el globo de niño o un punto de neumático muy suave. Junto a este perfil de riesling maduro aparecen recuerdos a frutas tropicales, piña verde, lichis... Tiene un fondo mineral con un punto de tiza que le da un toque muy personal de terroir y una complejidad muy rica.
En boca destaca por la excelente acidez, lo que hace que las notas más dulces de fruta madura queden comedidas, integradas en el conjunto. Tiene un largo recorrido y un excelente postgusto.

Cuarto de la Cata de vinos Weinhaus Barzen en Sant Cugat.
Seguimos en los Secos de Barzen y en este caso, con la nueva añada de este Spätlese.
Si comentaba anteriormente que la añada 2010 tenía mucha vida por delante, desde luego que en el caso de esta 2011, la cosa no va a cambiar.
Amarillo pajizo con ciertos reflejos verdosos en copa.
No variando el perfil de vino, pero por intentar separar matices de añadas, aquí encuentro una mayor presencia cítrica y mineral que en la 2010, y menos fruta presente; aunque repito, el vino está en "pañales", totalmente.
Curiosamente, en la boca denota sabrosura, incluso por momentos parece que más que el 2010.
Nunca nos dejan de sorprender estos vinos. Y es bueno esta diferencia en añadas tan cercanas y a la vez tan dispares.