La Navidad y el Gordo

Se acerca el Gordo de Rojo, el aguinaldo para quien lo tenga, los Magos que cada vez lo son menos, el otro Gordo, el de la Lotería y las “necesarias” compras.

En los lotes navideños se reciben, entre dulces y latas de berberechos, botellas de vino: un espumoso, un rosado oxidado, un blanco sin D. O. y un tinto crianza que no lo conoce ni Dios, y que luego al abrirlo, casi te arrepientes de haberlo conocido. Así, la cultura del vino reaparece en nuestras vidas en las fechas navideñas en forma de lote.

Es cierto que a caballo regalado no le mires el diente, pero es que en las cajas o cestas meten de todo. El ciudadano de a pie que no suele tener vino en casa excepto en estas y otras pocas ocasiones, por lo que, tampoco es de mucho extrañar que no les guste el vino.

Es cierto que algunos “jefes” eligen mejor que regalar a sus empleados y cuidan un poco más la selección del contenido, en lo que al vino se refiere, pero parece que “mola” más tener una paletilla de jamón que unas botellas de mejor calidad.

Lo cierto, es que además, no todo el mundo recibe ese lote, pues en muchas empresas la tradición navideña se ha convertido en un gasto innecesario o imposible de asumir porque no todo es oro lo que reluce.

Por ello, y para celebrar la Navidad, nos vamos al super o a una tienda especializada y compramos alguna botella de espumoso u otro tipo dependiendo de las preferencias. Ya ahí está la moraleja del cuento.

Se compra vino para “celebrar”. Y con el panorama económico de éste país cada vez tenemos menos cosas que celebrar. Con lo que cada vez se consume menos vino por falta de cultura de consumo del mismo y sobre todo por economía. Eso sí, en latas de refrescos o cervezas sí gastamos.

En fin. Aunque las ventas de vino en general se dispare en Navidad (bendita sea), los que amamos el legado de Baco vemos como el consumo de vino disminuye. No es cuestión de hacer apología del alcoholismo, pero tampoco de denostar un producto convertido en cultura desde hace siglos.

Probablemente, estas líneas sean más leídas solo por personas que tienen inquietud en el mundo del vino y menos o nada por quienes se preocupan más por la última aplicación de su Smartphone, pero, a los primeros, os invito a que regaléis no solo botellas de vino, sino su cultura. No solo a finales de Diciembre sino todo el año.

Además, la Navidad es una fiesta Cristiana y Jesús dijo con un cáliz de vino en la mano: “tomad y bebed todos de él” y cuando dijo todos, dijo todos.

Javier Campo

Sumiller