Gota a gota en Verema

Por fin, le llegó la hora...

Hace casi un año recibí un regalo muy especial de mi amiga Leti. Ella comercializa vinos y exporta a México, generosamente me regaló una botella de  Manzanilla No. 8 Las Cañas, saca de octubre de 2007 y otra de La Bota de Fino, Macharnudo Alto, saca de junio de 2008. Dos botellas de calidad probada, que jamás había visto por estas latitudes, y que gracias a Leti, ya podemos disfrutar. 

Desde un principio pensaba abrir primero la manzanilla, por aquello de su supuesta fragilidad en comparación con el fino, pero por alguna extraña razón siguió guardada hasta el día de ayer. Quizás el formato no ayude al consumo para dos personas, 750 ml son para compartir con más de uno, personas que pueda disfrutar de estas joyas andaluzas. Así que el descorche se fue posponiendo, yo diría que más de la cuenta... dos años para la manzanilla no son del todo recomendables, sobre todo si se quiere beber en la frescura de su juventud.

De entrada su alcohol me dio la bienvenida, a 16°C de la cava, más el traslado, pudieron haber subido la temperatura y alterar la percepción, así que la metí en hielo unos minutos. Su color ya es amarillo oro, muy brillante, aromas salinos y de frutos secos con alguna nota floral. De boca contundente, punzante y largo, con un amargor final que le da profundidad y elegancia. Insisto que no es la frescura que se espera de la manzanilla, pero podría pasar por una manzanilla pasada, si es que existiera alguna comparación por lo menos en cuestiones organolépticas. La botella verá su final en este mes, ya que pienso disfrutarla durante las múltiples comidas y cenas que se dan alrededor de estas fiestas. Aunque hay quienes dicen que los jereces una vez abiertos deben beberse de una sola vez, experimentaré con esta botella.

Por otra parte me encuentro ocupado buscando vino para nuestra última cata de 2010. Fin de año para nuestro grupo de catadores es un acontecimiento muy especial, ya que celebramos nuestro décimo segundo aniversario, Navidad y Año Nuevo, todo en una sola noche. Mi idea es armar una cata vertical, pero aquí en México es difícil conseguir más de tres botellas de la misma marca con diferente añada. Así que seguiré buscando, como último recurso he pensado en dos mini-verticales, ya que la idea es reunir en total seis vinos;  La Mission Haut Brion está en primer lugar de la lista. Tampoco sería mala idea una mini-vertical de un buen blanco antes de entrar con el Burdeos. Ya habrá tiempo de contarles en que acabó esta cata. 

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