Navidad 2010
A pesar de que los coloridos adornos navideños y las diferentes ofertas aparecen más temprano cada año, no sé si en una de estas llegarán a los aparadores en junio. Este fin de año veo menos vinos y canastas navideñas, por lo menos esa es mi percepción después de leer en el periódico que la oferta de espumosos, sobre todo champagne, disminuirá ostensiblemente con respecto a años pasados. Para empezar, la fiebre navideña de salir a los almacenes a gastar en regalos inútiles y caros, no corre por mis venas, ni tampoco ha corrido en tiempos pasados. Ni siquiera salgo de compras para abastecerme de vino, así que este año consumiré lo que encuentre en mi bodega, que afortunadamente hay de sobra, aunque cada día la encuentre más mermada.
Al detenerme en aquello de la reducción de la oferta de champán. Yo siempre he observado que en México, el consumo de vino está considerado como un lujo, algo suntuario, esta última palabrita muy arraigada en el argot político, al hablar de impuestos y gravar los "bienes suntuarios". Aunque en la práctica sea difícil definir que es suntuario y que no. El caso es que en México hay muchas familias que apenas tienen lo necesario para subsistir, una cruel realidad que nos debe hacer reflexionar sobre el despilfarro y los excesos. Dicho ésto, no es difícil concebir el vino como un artículo de lujo, aunque ya encontremos vinos de bajo precio en muchas tiendas, sin contar algunos descuentos.
La oferta de Champán nunca ha sido muy extensa en México. Dentro del limitado repertorio encontramos lo más comercial: Moët Chandom, Louis Roederer, Krug, Taittinger, Veuve de Clicquot, Bollinger, Piper-Heidsieck, Laurent Perrier, Perrier-Jouët, y poco más, además, de cada casa sólo ofertan unas cuantas marcas, en su mayoría brut y demis-sec.
Es la primera semana de diciembre, aunque faltan algunos días para que la gente reciba la segunda quincena y los aguinaldos y salga a las calles en estampida, las canastas de regalos son escasas. El bacalao como en cada fiesta decembrina ya hizo su aparición, impregnando de olores salados los pasillos y corredores de algunas tiendas gourmet. Espero encontrar novedades a buen precio antes de la cena de Navidad para poder descorchar algo que valga la pena y no acabar con las provisiones de mi cava.
