Gota a gota en Verema

Expedición culinaria en Dublín (I parte)

Mejor Wine Bar de Dublín

Expedición...Puede ser la segunda acepción o la quinta del diccionario de la RAE, si tomamos en cuenta no precisamente la curia romana, sino la autoridad máxima en el hogar; encabezada por la mujer, dueña y señora de la casa. Lo más importante es que he sido dispensado por cinco noches y seis días para emprender una gran empresa al otro lado del charco. Teniendo un solo día libre en la capital de Irlanda del Sur, no había tiempo que perder. Ya había tenido la oportunidad de conocer Dublín y parte de su oferta gastronómica-vínica, pero nada mejor como explorarla solo, a mi propio ritmo, sin prisas y con la única intención de descubrir sitios que valgan la pena, relacionados con el buen comer y beber. A veces no tenemos un panorama completo si nos enfocamos a las recomendaciones de taxistas y conserjes de hotel. A veces sí. El caso es que cuando más de una persona recomienda un lugar, alguna gracia debe tener. Dublín es una ciudad pequeña, con poco menos de medio millón de habitantes. Celosos de su pasado celta y optimistas en el futuro, guardan mucha similitud con los ingleses... aunque por favor, que no se enteren de lo que acabo de decir.

Siguiendo por la bulliciosa calle de Grafton hacia el sur, antes de llegar al famoso parque St. Stephen´s Green, me metí en una calle, sin rumbo fijo, caminé unas cuantas cuadras para detenerme justo al otro lado de un wine bar que había visto anunciado en la sección amarilla unos minutos antes en el hotel. Olesya´s Wine Bar, número dieciocho de la calle Exchequer. Cuatro personas hacían reparaciones en la fachada, y el lugar aún no estaba abierto, así que me metí justo enfrente en Fallon & Byrne , para comprar una botellita de agua y echar un vistazo al lugar. Me recordó al HEB en versión europea, donde se encuentra de todo un poco, en un sitio relativamente pequeño: fruta, legumbres, verduras, quesos, carnes frías, helados, pastelería y algo que no debe faltar... vinos. A la entrada, bajando las escaleras se encuentra su propio wine bar, considerado el mejor de la ciudad en este año, según una pizarra dentro del local. También estaba cerrado, aunque faltaba poco para que lo abrieran.
Una vez que abrieron, bajé al sótano. Sus muros colindantes están cubiertos por botelleros con una selección modesta pero suficiente para entretenerse un rato, observando etiquetas. La verdad, la carta no es para impresionar a nadie: 22 blancos, 30 tintos, 3 espumosos, 1 Sherry, 1 Jurancón dulce y un Oporto. Sin pensarlo mucho me decidí por un Freiheit Grüner Veltliner 2007. Color amarillo pálido, aromas de fruta entre pera y manzana verde, de boca vivaz, cítrica (limón) despidiéndose en el posgusto con mucho vigor. El día era largo, tanto por el verano; oscureciendo poco antes de las 11:00, y empezando a clarear a eso de las 4:30, como también por el ajetreo de conocer el mayor número de lugares interesantes en unas horas. Así que crucé la calle, y entré a Olesya´s W.B., este lugar es acogedor, cuenta con apenas unas cuantas mesas, bien acondicionado y atendido ese día, por un diligente joven, que en seguida me mostró la carta. Desde la entrada se anuncian más de cien vinos por copeo y más de 300 en total. ]JM Gobillard & Fils Rose y Balsamique Foie-gras[

Su carta es más extensa que la de enfrente, y la oferta de bocadillos es interesante. Se nota el esmero en la selección de vinos y la preparación de las viandas. Un poco de burbujas no estaría mal, así que escogí una copita de JM Gobillard & Fils Rosé, a 16 €. Seco hasta la médula, calizo y mineral. Un buen espumoso para maridar con un foie gras balsámico: crujiente pan en una cama de finas rebanadas de manzana y coronado con el foie gras, unas gotas de vinagre balsámico y aceite de oliva; todo-frío-y-exquisito. La carta esta enfocada a gustos algo sofisticados: "Red caviar", "Sevruga caviar" y para bolsillos más holgados "Beluga...". Tiempo para que al estilo español, mude de lugar para seguir disfrutando. Después de caminar por el costado norte del parque St. Stephen´s Green, según las indicaciones que me habían dado, seguí caminando por un buen trecho, no sin antes, como es mi costumbre; perderme por algunos instantes, hasta llegar a la puerta del famoso restaurante francés multi recomendado, L'Ecrivain. Para mi mala fortuna olvidé que estaba en Europa, a las 2:45 estaba cerrado. Con un; I´am soo sorry, tuve que regresar al hotel para hacer tiempo y descansar un poco hasta que el reloj marcara las 6:00 pm.

(continuará)

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