Etiquetas furris
Alguna vez escuché que el número total de marcas de vino era alrededor de un millón. Quien lo dude, puede contarlas y darnos la cifra exacta. Por mi parte, estoy conforme con esa cifra. En realidad es un dato irrelevante. Lo que sí puedo asegurarles es que no alcanza la vida entera para probar todos los vinos de todas las bodegas. Partiendo de este principio y entrando a la madurez y al buen juicio en este corto y a veces desdichado paso terrenal, pienso que ya no estoy para perder el tiempo explorando nuevas marcas sin tener alguna buena referencia. Aquellos tiempos en que casi llenaba el carrito con nuevos vinos ha quedado atrás. Es menos riesgoso y más aconsejable comprar aquellas botellas que me recomiendan algunos amigos con gustos similares, además de ser más barato en estos tiempos de crisis. Hay algunas etiquetas muy sugerentes por su forma, sus colores, su tipografía y por los datos contenidos. Aunque confieso que pocas veces he comprado un vino por el simple hecho de que me llame la atención su etiqueta. Con excepción de aquella botella de Mouton Rothschild 1993, cuya obra original del pintor francés Balthus, de una joven desnuda acostada hacia el lado izquierdo, fue censurada en EE.UU. y apareció en blanco, o mejor dicho en color beige. Esta botella la conservo en la cava y me gustaría conseguir la "versión europea" para tener ambas botellas
, diferentes pero de una misma añada. Otro caso es el Mouton 1998 donde aparece una pintura de Rufino Tamayo, "El Brindis por", primer Mouton con una obra de un pintor mexicano en su etiqueta. Para los amantes de esta bodega aquí pueden encontrar gran parte de la colección.
Cada día me encuentro con nuevas etiquetas en los anaqueles, algunas muy vistosas, otras más sobrias, pero algunas son verdaderamente de llamar la atención, con temas fuera de lugar. Como la ilustración de un camión de bomberos, un avión caza, o la de un hombre sacando un chorro de vino por la nariz... Etiquetas, quizá producto de un viaje provocado por los efectos de alguna droga. Aunque en el fondo no vayan dirigidas a todo el mundo, no me puedo imaginar quienes se interesan en este tipo de vinos, fuera de tener una colección de botellas raras.
Existe una expresión en inglés que ilustra de manera elocuente lo que me sucede al descubrir este tipo de etiquetas: "turn me down" en español; desanimarme. El caso es que al verlas, no se me antoja comprar vino y mucho menos probarlo. Me gustaría que un especialista en mercadotecnia me explicara a qué nicho de mercado va dirigido. Aunque repito que para mí, pierde todo sentido.
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Qué tal Benjamín. Comparto contigo esa sensación que da al ver una etiqueta o empaque tan llamativa. Yo pienso que es para atraer la atención, quizás porque lo que tiene adentro no vale la pena. Pero confieso que a veces me parecen chidas y nomás por eso las he comprado. Es el caso del Chat-en-oeuf de esta foto: http://bit.ly/bWRWwP. Muy simplón el vino, pero a mi esposa y a mi nos gustó la etiqueta, pues nos gustan los gatos.
En pláticas con restauranteros, me comentan que un aspecto en el que se fijan es que la botella se vea bonita en la mesa. En serio, me han dicho que el vino está bueno, pero que como la etiqueta no les gustó o no le queda a su tipo de restaurante, deciden no comprarlo. ¿Cómo la ves?
Saludos cordiales. -
Rafa:
Eso que me cuentas de los restaurantes...entonces se vuelve un mero artículo decorativo. Hay floreros más bonitos.
Hay etiquetas muy bonitas sin llegar a lo cursi o a lo furris, término muy mexicano. En fin que cada quien compre lo que le dé la gana. Curiosamente los tres ejemplos que pongo en la entrada son franceses.
Saludos -
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Smiorgan:
Los anuncios que más recuerdo en TV de cuando era niño, eran una de dos: muy buenos o muy malos. Pero creo que los malos no son intencionales ¿o sí...?
Saludos -
Lamentablemente así parece. Claro, quienes me ha dicho lo de las botellas "bonitas" son restauranteros que tienen lugares acá muy "sopistiqueided", y pues atienden a mucho esnob con billetes. Y como tienen que asegurar que el inventario circule, pues ni modo.
Voy a buscar una etiqueta medio mamuca francesa y te la mando, a ver qué te parece, ja ja ja. 'ai se la compartes a Smiorgan.
Saludos. -
en respuesta a BenjaminBerjon Ver mensaje de BenjaminBerjon Es un poco como la cocina moderna: Puede ser muy estética, pero el verdadero valor es el sabor y/o calidad del contenido. De los vinos que importo, me fijo en 3 factores, en el siguiente orden de importancia:
1. Que el vino sea de calidad, rico, y disfrutable.
2. Que tenga buena relación calidad-precio. que lo que cuesta corresponda a lo que se esta bebiendo.
3. Que tanto el nombre y la etiqueta tengan cierta estética. -
en respuesta a BenjaminBerjon Ver mensaje de BenjaminBerjon En alguna ocasión se me antojó importar algunas bot. de Pinot Noir de Oregon. Me receté las guias de Parker y Wine "Especulator", luego las pag web de las 20 mejores bodegas y de alli la reduje a 6. Una de ellas era Argyle. Era la única cuyos vinos ya había probado, y estan buenísimos. El problema fué la imagen. Sus dos vinos "top" son Argyle The Nut House y The Spirit House. El Spirit House tiene en la etiqueta un dibujo de una casa tipo "Los Locos Addams". Creo que nadie va a pagar 800-1200 pesos por algo así, o por lo menos no es la imagen que da. Me decidí por Bergstrom Winery. Bodega familiar, propiedad de descendientes de imigrantes Suecos. No me equivoqué. Si ves las notas de Parker (Jay Miller) abajo de la nota de cata, el texto habla por si solo. Anexo una foto de la bodega y otra de la etiqueta, para que vean lo que me motivo a tal decisión (además de probarlos antes, digamos que son de los Pinots mas estilo Borgoña de Oregon).
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Etiqueta de Bergstrom
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Bergstrom Vineyard - mira la tierra rojiza de origen volcánico.
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Bergstrom Vineyard - mira la tierra rojiza de origen volcánico.
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