Excelente añada para este gran vino del Empordà.
Color picota granatoso de capa alta.
Nariz de buena intensidad y equilibrada con aromas de monte bajo, de tropetillas de la muerte, de bosque mediterráneo, con unas curiosas notas de tomillo y otras hierbas aromáticas. Tiene unas notas lácteas, cremosas y un toque floral muy rico.
En boca es elegante, amplio, con un tanino presente, ligeramente picante, lo que acentúa el recuerdo especiado de pimienta negra y un fondo mineral que tan solo percibí en el 96 de los Gran Claustro.
Tiene un largo recorrido y es muy equilibrado. Este vino promete y, con el tiempo, será uno de los grandes vinos.
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