De color rubí marronoso muy claro, de capa media-baja, luminoso, translúcido. Reflejos anaranjado y ambarinos, brillante. Borde amplio, atejado, sin diferencias con el menisco.

Al abrir predominan las notas de maderas envinadas y un rastro suavemente enranciado y licoroso a cerezas marrascas, ratafía, guinda en licor... Intenso, comunicativo, cada vez más cremoso, con mayor presencia de la vainilla, algo parecido a la crema pastelera, frutos secos, cacao tostado y un fondo a hierbas aromáticas que le dan un pleno carácter mediterráneo. Agradable, entero, resultón, y sobre todo: diferente!!!

En boca es muy seco, ligeramente amargoso, con un total predominio de las maderas finas y una acidez cítrica (mondadura de naranja) más que aceptable. Tiene un rastro de dulcedumbre que inicialmente no dejaba intuir. Totalmente vivo.

Uno de los vinos históricos de Castillo de Perelada que durante años posicionió el tope de calidad de la región. Un vino fuera de época, de un tiempo en el que más del 80% de los embotellados en la zona de Empordà-Costa Brava eran rosados sin crianza. El tiempo ha demostrado que se podían elaborar tintos finos, vivos y con capacidad de envejecer en botella. No hay que confundirlo con el actual Don Miguel Mateu, un tinto diferente a éste, con total protagonismo de las variedades bordelesas.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/11/castillo-perelada-don-miguel-mateu-1973.html