Publicado Mar Galván

La certificación 'kosher' ofrece una nueva oportunidad comercial a los vinos españoles

Esta certificación acerca a las bodegas españolas a un mercado potencial de más de 12 millones de consumidores y en el que aparecen 7.500 productos nuevos cada año

Fuente: ICEX
 

El mercado kosher (productos que respetan los preceptos de la religión judía, y que por tanto se consideran puros y aptos para ser ingeridos por los practicantes de dicha religión) factura a nivel mundial, según estimaciones, unos 600 millones de dólares (460 millones de euros) entre productos e ingredientes. Además de por los judíos, dichos alimentos se consumen también por parte de vegetarianos, veganos y, en general, por parte de los consumidores que buscan productos de calidad y con ciertas garantías saludables. Israel (45%), Estados Unidos (39%) y Francia y Canadá (16%) son los principales mercados donde tienen cabida los productos con certificación kosher.

El acuerdo firmado por la Federación de Comunidades Judías de España (FECJ) y la Ortodox Union (OU), la mayor empresa certificadora de estos productos a nivel mundial, permite a nuestras empresas certificar sus productos con distintivo kosher desde España antes de ser exportados. El objetivo es contribuir a incentivar las ventas en el exterior, sobre todo en EE UU, el mayor mercado después de Israel, de consumo de productos con este distintivo.  

La certificación, gracias  al convenio suscrito entre la FECJ y la Ortodox Union, será un  proceso más barato y sencillo, ya que el mismo se lleva a cabo por un rabino español avalado por la FCJE. Este procedimiento supervisa el cumplimiento de las normas de sanidad, higiene y preceptos religiosos en el proceso de producción. En el caso del vino, el proceso de elaboración debe ser llevado a cabo en su totalidad por judíos, desde el momento en que se pisan las uvas hasta su embotellamiento. Una vez comprobadas estas condiciones, la empresa obtiene su sello de certificación kosher.

Un ejemplo de ello es Celler de Capçanes, una bodega pionera a la hora de apostar por la elaboración de este tipo de vinos. Esta cooperativa, que agrupa a 80 viticultores, decidió buscar nuevos caminos jugando el envite de la demanda de las comunidades judías. En 1995 obtuvo el certificado por parte de la comunidad judía de Barcelona y el Chief Rabbinate de Jerusalén.