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Cata de tintos con Garnacha

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Quizá resulte curioso saber que la garnacha (Garnatxa negra, Giró, Lledoner, Vernatxa, Negrella, Grenache Noir, o Cannonau) es, probablemente, la variedad de uva para vinificar más abundante. Usada en determinadas zonas para elaborar tintos monovarietales y en otras para elaborar rosados, su uso más frecuente es en ensamblajes donde juega el papel de dar estructura a los vinos. Vendimiada tardíamente da lugar a excelentes vinos dulces dada su capacidad de acumular azúcares.

La garnacha es una variedad que da fácilmente vinos golosos y musculosos aunque sin demasiado color, produce frecuentemente aromas primarios que se encuentran tanto en la gama de los frutos negros como de los rojos y notas especiadas.

En Francia se encuentra en la zona del Ródano y en el Languedoc-Roussillon. En España por todas las zonas productoras. También encontramos en Australia y en Estados Unidos. La garnacha da lo mejor de sí misma en climas cálidos y secos.

Siendo una variedad tan característica de España nos pareció muy oportuno hacer una cata en la que la garnacha fuese la protagonistas, con tintos elaborados con diferentes ensamblajes en los que participaba la garnacha pero también con algunos monovarietales de garnacha.

Por lo que hace referencia a los resultados de la cata llama poderosamente la atención que dos de los tres vinos más valorados sean de una D.O. con poco reconocimiento como es Vinos de Madrid. En concreto el vino más valorado, el Grego garnacha centenaria 2005, mostró una bella expresión de la garnacha nada deslucida por la madera –merced a un corto paso por barrica.

El segundo clasificado fue, otro vino madrileño, el Tejoneras Alta Selección 2005, de Bodegas Nueva Valverde, que con sólo 12,5º de alcohol, de nuevo con la fruta como protagonista muy bien acompañada de una suave mineralidad.

El tercer vino del podio fue un vino de la comarca del Priorat, concretamente el Laurona 2003, un vino de la D.O. Montsant aclamado por la crítica estadounidense. En este caso la atractiva expresión de la garnacha (50% del ensamblaje) venía complementada por un 15% de syrah, 25% merlot y 10% cabernet sauvignon.

En cuarto lugar disfrutamos de la personalidad de la garnacha riojana, con el Paisajes VII 2003, caracterizado por el equilibrio entre la fruta y las notas de la crianza y de nuevo con una destacable personalidad.

En el quinto clasificado hay una matización que hacer, realmente se trata de una garnacha tintorera (que no de una garnacha tinta) pero quisimos ver como se comportaba está supuesta variedad “menor” frente a las más complejas garnachas y en la cata nos mostró que puede competir sin complejos. Así pues La Huella de Adarás 2004 con un estilo algo más concentrado pero no exente de equilibrio mostró un carácter más contundente que el de la mayoría de los restantes vinos.

Empatados en sexta posición aparecen dos vinos de orígenes diferentes, el Xclnt 2003 de Care y el Nita 2004 de Meritxell Pallejà, un vino de la D.O. Cariñena y un DOQ Priorat de precio más que comedido.

Hasta tres vinos más superaron la barrera del 7,5. En primer lugar otra garnacha riojana, Pagos del Camino Garnacha 2004, a continuación el Ivori 2004, prueba palpable de que Alella también existe y, finalmente, un todo un clásico “veremero” el siempre consistente Baltasar Gracian garnacha viñas viejas 2004.

También nos visitó el TCA, concretamente se descartó el vino Barono 2004, un Vino de la Tierra del Bajo Aragón por presentar este problema.

Sin más, me despido hasta la próxima cata.


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