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La Vinoterapia: La belleza del vino

En los últimos años se esta manifestando un interés creciente hacia la cultura del vino. El consumidor no sólo se conforma con degustar los buenos vinos, sino que desea vivir experiencias entorno a ellos. En este contexto situamos el avance en el turismo enológico observado en los últimos años.

Si observamos los datos recientes y disponibles del sector turístico, se detecta que el enoturismo se está revelando como una actividad de gran potencial a nivel nacional e internacional. Cada vez más, disfrazado de viajes, visitas, rutas gastronómicas, etc., el consumidor se acerca a los diferentes tipos de vinos y denominaciones de origen. Es una manera de asociar el ocio y la cultura del vino. El enoturismo deja una puerta a la imaginación, dado que las alternativas son muy diversas y los resultados muy positivos. Aún así, hay que reconocer que en España, en términos generales, ha empezado el desarrollo del enoturismo de forma algo más tímida que en otros países productores de vino y con buena trayectoria turística. Los inicios se han basado, sobre todo, en la adaptación de las bodegas y algunas ofertas culturales con relación con el vino en las zonas productivas con mayor tradición. No obstante, si se quiere desarrollar esta parte de la industria turística en nuestro país es necesario estudiar los servicios e instalaciones necesarios para la acogida de visitas en bodegas y su entorno, y conocer las experiencias de servicios turísticos asociados a la cultura del vino que deben desarrollarse.

Como decíamos, las bodegas españolas se están estrenando en este negocio que enlaza hoteles y catas, restaurantes y visitas a los viñedos. Algunas de las bodegas que se promocionan de esta forma son viejos edificios (de piedra, restaurados o no,…) y otros, nuevas instalaciones asociadas a innovaciones arquitectónicas (como es el caso, en La Rioja, de las bodegas diseñadas por los arquitectos Santiago Calatrava, Rafael Moneo o Frank Gehry, entre otras). Ahora bien, en la mayor parte de estas estrategias las viñas sirven de marco de referencia de la experiencia. Los amantes del vino y los nóveles aprendices suelen coincidir aquí. Extranjeros de paso y españoles que se visten de turista en su tierra, también. Jóvenes –y no tanto–, solitarios, en pareja o en familia. Empresarios y sibaritas. El público es tan diverso como las opciones, que van desde la visita guiada por las bodegas, cursos breves de cata, pasando por los restaurantes o los tratamientos de vino.

El enoturismo está de moda y las propuestas para vivirlo, en alza. Cada vez son más los establecimientos que se dedican a combinar el descanso y la bebida. Con moderación y con gusto, bodegas centenarias se han reinventado a sí mismas, abriendo sus puertas a ojos y paladares curiosos, ávidos de conocimiento y experimentación. La demanda sigue e impulsa la tendencia, porque los visitantes ya no se conforman con un simple recorrido.

El vino ya no se limita a deleitar el paladar, ahora se ha empezado a ver como algo más que un complemento gastronómico y se ha convertido en una terapia para la salud. De esta manera, está comprobado que el consumo moderado de vino tiene un efecto protector en la prevención del cáncer, gracias a la cantidad que este alimento tiene de polifenoles, en concreto estilbenos. Otro de los beneficios encontrados son los antioxidantes, esenciales en la dieta humana, y que desempeñan un papel preventivo, ya que no sólo eliminan metabolitos responsables del estrés oxidativo sino que actúan como antiinflamatorios. Y ese potencial antioxidante es superior, incluso, al de la vitamina E. Por otra parte, los polifenoles intervienen en el proceso de aterogénesis y evitan la oxidación de las lipoproteínas de la placa de ateroma depositada en las arterias, por lo que reducen el riesgo coronario.

Como es bien sabido, se ha comprobado que el vino tinto es rico en estos polifenoles, agentes antioxidantes muy efectivos que contribuyen a mantener joven el organismo. También es un magnífico auxiliar anti-envejecimiento de la piel al tiempo que difumina las arrugas ya existentes. Es rico en vitaminas A, C y E, puesto que la uva es particularmente benéfica para la piel, otorgándole elasticidad, juventud y firmeza. El desarrollo de tratamientos a base de vino crece a pasos agigantados. Los expertos aseguran que previene el envejecimiento de las células, humectan la piel, favorece la microcirculación y hasta tonifican los músculos, ejerciendo un efecto rejuvenecedor y una sensación de bienestar y relajamiento.

Los balnearios y spas de varios países del mundo ofrecen esta nueva terapia entre en sus tratamientos. Los centros de vinoterapia en regiones vitivinícolas proporcionan afluencia de visitantes, en busca de paz, desconectar del mundanal ruido y liberarse del estrés. Las personas que acuden habitualmente a los balnearios, son más cultas y han viajado más que el resto de turistas, por lo que hablamos de un tipo de turismo de alto nivel social y poder adquisitivo.

Los primeros tratamientos de vinoterapia se empezaron a crear en los alrededores de Burdeos, en Francia (fueron los franceses Mathilde Cathiard y Bertrand Thomas, que inauguraron el primer establecimiento de la especialidad) y, rápidamente, se difundieron por Italia, Canadá y Estados Unidos. Por ejemplo, en el balneario White Oaks de Niágara, Canadá, desde principios de este año, han visitado el balneario más de 25.000 personas, el 42% de ellas procedentes de fuera de Canadá, principalmente de los Estados Unidos.

En España, fue en Perelada, Cataluña, una localidad rica en vinos, donde se instaló el primer balneario del vino, el Wine Spa del Hotel Golf Peralada. El último ejemplo ha surgido en Aldeayuso, una pedanía de Peñafiel (Valladolid) situada a escasos cinco kilómetros de esta cabecera de comarca.

El tratamiento de vinoterapia se suele realizar con hidromasajes en cubas de cedro (similares a las bordelesas) con agua termal y toques de vinos tintos varietales como Chianti, Lambrusco, Cabernet o Merlot, generando una sensación de relajamiento, a la que se suman masajes con vino caliente y extractos de semillas de uva. El secreto está en la temperatura del agua, que hará que tus poros se abran permitiendo que penetren las sustancias activas del vino.

En esta línea novedosa, podemos destacar el lanzamiento en La Rioja de una línea de productos de vinoterapia, llamada NUEVA ANTIQUA, presentada en su totalidad -8 productos- en la reciente feria de FITUR 2006. Todos sus productos de vinoterapia contienen extracto de uva y aceite de semillas de uva, por lo que les confieren unas maravillosas propiedades antioxidantes para la piel (unas muestras de estos productos se harán llegar a los socios del Club Verema en el próximo lote del mes de junio)

En concreto, el extracto de uva es la concentración del fruto de la vid, muy rico en sustancias tales como los polifenoles, taninos, calcio, potasio, vitaminas A, B1, B2, azúcares (fructosa, glucosa...), celulosas, pectinas, enzimas, etc. Por su parte, el aceite extraído por prensado de las pepitas de la uva, ampliamente utilizado en cosmética, contiene ácidos grasos insaturados y vitaminas liposolubles con elevado poder antioxidante, que junto al efecto reenergizante de los polifenoles de las semillas de uva (vitis vinifera), aportan a la piel vitalidad, energía y protección contra el envejecimiento cutáneo. Este tipo de propuestas y productos son incluidos de forma creciente en otras regiones vitivinícolas del mundo entre los packs dirigidos a los enoturistas, algo que debería ser objeto de atención para las bodegas y empresas de nuestro país que ofrecen este tipo de servicios de turismo enológico.


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