Placeres vinícolas

Nochebuena y Navidad 2011

Desde hace algunos años, la cena de nochebuena y la comida de navidad son motivos para sacar a la mesa vinos que considero especiales, o que creo que van a causar una buena impresión entre quienes están sentados a la mesa.
Este año, tanto en nochebuena como en la comida de navidad, la presencia francesa representó un 50% de los vinos descorchados, con desigual suerte. Los tintos, español y francés, estuvieron un poco justos en general, mientras que los blancos se portaron, rayando uno de ellos a buen nivel.
El primer vino en hacer acto de presencia fue un, hasta ahora desconocido para mí, Domaine Philippe Delesvaux Coteaux du Layon St. Aubin Passerillé 2010 (AOC Coteaux du Layon St. Aubin, blanco de vendimia tardía, 100% Chenin Blanc, Domaine Philippe Delesvaux). Philippe Delesvaux es uno de los viñeróns más reconocidos del valle del Loira, elaborando una amplia gama de vinos, entre los que se encuentra este, su cuveé más básico, elaborado con uvas de vendimia tardía cuyo dulzor proviene de la pasificación, como indica el "Passerillé" del nombre. Se presenta como un vino de color amarillo dorado claro, con reflejos dorados, brillante y muy bonito. En nariz es un vino amielado, con recuerdos de orejones, alguna nota herbácea y cítrica suaves. En boca es muy agradable, de buena intensidad, mostrando un dulzor delicioso a la vez que una acidez muy compensada y con una nota de amargor final muy agradable. Un vino muy rico, que gustó mucho, y que fue fantástico con unos canapés de queso roquefort rociado con miel y nueces.
Siempre que en la mesa aparece el marisco, mi primera elección es un vino blanco de las Rías Baixas. En este caso, los honores los hizo un conocido, el Zárate Balado 2009 (Do Rías Baixas, blanco con crianza sobre lías 100% Albariño, Zárate). Nos mostró este vino un color amarillo limón con reflejos pajizos. Aromas de buena intensidad, dando en primer plano fruta de hueso, con algo de manzana y notas herbáceas. En boca es muy agradable, seco, acidez muy buena que lo hace vivo y fresco, con un deje algo mineral y un final muy refrescante. Evolucionó en copa mostrándonos su lado más cítrico y entendiéndose de lujo con el marisco. Muy buen vino.
La pequeña decepción de la noche vino de la mano de un vino en el que tenía puestas muchas expectativas, a pesar de que Joan Gómez ya me había advertido de la posible desilusión. Descorché y decanté con antelación una botella de Domaine Jean Pillot Santenay Les Champs Claude 2004 (AOC Santenay, tinto con crianza 100% Pinot Noir, Jean marc Pillot). Vestía de color granate con ribete granatoso, con capa baja. En nariz se mostró de intensidad media, con cueros, especias y balsámicos envueltos en un halo tenue de zarzamora. En boca es un vino seco, algo tánico, dominado por los terciarios y de duración media. No es un mal vino, pero la Pinot Noir frutal que esperaba para acompañar a la salsa de cerezas del magret de pato, brilló por su ausencia.
A la hora de los postres, mal momento para juzgar como se merece un vino debido a los excesos previos, apareció en la mesa un capricho, Palma Blanca Edición Oro (DO Alicante, blanco dulce 100% Moscatel de Alejandría, Faelo). Un vino de color amarillo dorado matizado por los copos de oro en suspensión. Nos mostraba aromas de piel de uva, sin ser tan franco como otros moscateles, amielado y con presencia de ciruela blanca. En boca no es muy intenso, tiene un dulzor suave y una acidez baja, aunque no llega a ser empalagoso. No es el mejor moscatel dulce que he probado.
La comida del día de navidad fue más parca en vinos y viandas, descorchándose solamente dos botellas para acompañar los distintos platos.
De nuevo Francia estuvo presente de la mano del Domaine Gérard Vuillen Chablis 2008 (AOC Chablis, blanco 100% Chardonnay, Gérard Vuillen). Tiene un color amarillo pajizo con jóvenes reflejos verdosos. Nariz de intensidad media, con cítricos, fruta blanca y algo como de bollería, que me hace pensar en algún trabajo de lías. En boca se mostró fresco, con buena acidez y suavemente cítrico. Un vino sencillo y fresco, que no está a la altura en complejidad e intensidad del 2006 que probé allá por diciembre de 2009.
A la hora del solomillo de cerdo a la sal, le tocó turno a un vino que tenía muchas ganas de probar, ya que todos los vinos de esta línea que he probado en distintas degustaciones me han encantado. El Viña Hermosa Selección de Familia Reserva 2001 (DOCa Rioja, tinto con crianza 100% Tempranillo, Santiago Ijalba) se elabora sólo en añadas calificadas como excelentes, y con uvas seleccionadas de viñedos viejos. Viste un color granate apagado con ribete granate y atejado. Nos muestra una nariz de intensidad media, elegante, con cuero, especias, ahumados, levemente balsámico, envuelto por fruta madura. En boca es un vino suave, ligero, de cuerpo medio, con buena acidez y tanino dulce e integrado. Un buen vino, pero creo que esta botella debía tener algún problema porque, aparte de una cierta turbidez, había algo que no me acabó de gustar aunque no puedo precisar que era.
En resumen, buenos vinos todos ellos, alguno algo decepcionante por las expectativas, y un descubrimiento del valle del Loira, que hace que quiera investigar más en esta zona.

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