La sonrisa 2015, el nuevo vino blanco de Dominio de Tares
El Grupo Dominio de Tares es fundado en el año 1999, coincidiendo con la creación de la DO Bierzo, nace del entusiasmo de enamorados del vino y apasionados de variedades de uva del Norte de España, poco conocidas y con un gran potencial, con la intención de darlas a conocer al mundo entero, comercializando hoy en día en más de 25 países. Rafael Somonte es actualmente el director técnico de Grupo Bodegas Dominio de Tares. Auténtico apasionado de la viticultura y enología, imprime juventud y sabiduría.
El grupo está comprendido por las Bodegas, Dominio de Tares, en El Bierzo, y Dominio Dos Tares, en León.
Dominio de Tares
El equipo fundador de la bodega siempre ha creído en el enorme potencial de las tierras del Bierzo y por conseguir las mejores fincas para las variedades, tinta y blanca, Mencía y Godello. Estos viñedos viejos, con cepas de entre 40 y 90 años de edad son la clave de sus vinos y la bodega los ha ido adquiriendo hasta reunir 30 hectáreas presentes tanto en El Bierzo bajo, en el Bierzo Medio y en las colinas de San Román de Bembibre en el Bierzo Alto.
Dominio dos Tares
Bodega Dominio Dos Tares nace, en 2004, con la finalidad de mostrar al mundo la variedad autóctona Prieto Picudo y su gran potencial. La bodega cuenta con viñedos excepcionales, con cepas entre 80 y 110 años y de 15 años, en un total de 15 hectáreas para elaborar sus tintos de guarda así como otras cepas más jóvenes con las que se elabora el vino rosado Tombú. Dominio dos Tares cuenta con la mayor superficie de viñedo centenario que aún se conserva en la comarca de Los Oteros.
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La sonrisa 2015, el nuevo vino blanco de Dominio de Tares
La Sonrisa de Tares es el nuevo proyecto del Grupo Bodeguero, en San Román de Bembibre y de la mano del joven enólogo Rafael Somonte nace este vino blanco, joven. La Sonrisa de Tares tiene por finalidad la de presentar al público las variedades autóctonas del Bierzo, en este caso se trata de la godello, sobretodo al público joven, entre el que triunfa gracias a su diferenciación, su personalidad y su autenticidad.
Llama la atención la etiqueta del vino ya que forma un caleidoscopio de viñas, de tierra y de cielo, en forma de La Sonrisa, un vino en el que los aromas más característicos son representativos de la variedad, cítricos, manzana verde y fruta de hueso. En boca es refrescante, cremosa acidez, textura suave y un final persistente, realmente un vino que aún siendo joven, puede ser grande.
Según Rafael Somonte, el enólogo:
Elaborar un buen vino joven y de calidad es tan difícil o más que hacer sonreír
