El pasado 29 de septiembre celebramos la correspondiente cata del mes, en esta ocasión además servía para conmemorar el 5º Aniversario del grupo, cinco años que han pasado volando llenos de grandes cenas, catas y otros eventos de distina índole. De nuevo y como ya he comentado en otras ocasiones, lo grande de este grupo ha sido su capacidad para compartir la afición por el vino con un ambiente siempre lúdico, divertido y que ha creado vínculos de amistad entre sus componentes que van mucho más allá del grupo de Cata.

     Para este evento elegimos uno de nuestros restaurantes habituales, de los de confianza, donde siempre nos encontramos cómodos y recibimos un trato familiar, "La Pitanza".

     Como responsable de la cata me correspondió elegir tema, y aunque todos hemos probado vinos del Valle del Loira nunca habíamos disfrutado una cata monográfica de esta zona, grande por su extensión y variedad. Cuando analizas los vinos del Valle del Loira, "quizá los más misteriosos grandes vinos del mundo" como señalaba en un artículo que comparto Luis Gutierrez, te das más cuenta si cabe de la imposibilidad de abarcar en una cata ni siquiera algunas de las subzonas más importantes y por ello utilicé el término "Un paseo por el Loira", para transmitir que solamente se trataba de eso, pasear por algunas de las zonas más importantes que forman esta gran denominación de origen. De hecho, puede observarse que en las etiquetas no hay casi ningún vino que mencione Loira, y se hace necesario conocer cada una de las diferentes subzonas marcadas por enormes diferencias. 

     Las castas principales son las blancas chenin blanc y sauvignon blanc y la tinta cabernet franc, aunque también podemos encontrar algunas otras variedades. Importante destacar la gran tradición de vinos dulces, en su mayoría de botrytis, untuosos, longevos y complejos. Creo interesante señalar que salvo algunas excepciones, el nivel de precios se mantiene dentro de unos niveles razonables en relación con otras zonas.

     Ante unos tomates de secano con capellanets, empezamos con una curiosidad, los Cremant del Loira, son poco conocidos y a veces eclipsados por el Champagne en nuestro país, pero ofrecen a buen precio una alta calidad. El Bulles de Roche, Saumur, de Thierry Germain, sorprendió por su frescura, cremosidad y marcada mineralidad. A partir de este momento tomamos dos vinos con cada plato.

    Siguieron unos contundetes rebollones con huevos, con los que probamos dos rosados de zonas y variedades diferentes, Fraçois Crochet, Sancerre, Millésime 2013 y Chinon Rosé 2013, de Bernard Baudry. Son interesantes los rosados y poco conocidos, el primero más delicado, de pinot noir, fresco y elegante, el segundo con más peso en boca, frutal pero sin perder elegancia, creo que gusto más el segundo en general, elaborado a partir de cabernet franc.

      Apareció la vieira  y con ella dos nuevos vinos, en este caso el Romorantin 2013 de Puzelat-Bonhome, un vino de una curiosa variedad que da nombre al vino y que se mostro como evolucionado, con notas muy complejas y buen cuerpo, junto a éste, La Lune 2012, un Anjou de Mark Ageli, un productor Biodinámico y un vino que empezó parco y fue ganando con aireación, complejo, la Chenin Blanc bailando con la Luna y ofreciendo fruta, mineralidad y complejidad por todas partes.

     Seguimos con un arroz de calamar y alcachofa marca de la casa, acompañado de dos vinos de Francoise Chidaine, ambos de 2010, Chenin Blanc, Les Choiselles y Les Bournais, ambos en muy buen momento, pero nos sorprendió a todos el primero, fresco, con gran acidez, con más cuerpo del esperado, una delicia en boca que impactó por su buena evolución en botella, el segundo más maduro, complejo y de muy buen beber.

   El siguiente plato y siguiendo con la cuchara que apetecía en día fresco y lluvioso, parecía el inicio del invierno que luego desde luego no lo fue, los garbanzos marineros, plato conocido y deseado por todos. Con este plato uno de los grandes vinos de la noche Blanc Fumé de Poulilly 2010 de Dagueneau, un vino de Sauvignon Blanc de esta afamada casa, de la zona Poulilly-Fume que empezó parco y cerrado pero que poco a poco fue mostrando todas las virtudes de la casa, una sinfonía de aromas en un vino de gran calidad. Junto a éste, el primer tinto, Cuvée Les Perruches Millésime 2010, de Pascual et Béatrice Lambert, otra sorpresa, un tinto ligero, fresco, frutal, mineral y de muy buen  beber. Por cierto, muy curiosa y bonita la etiqueta del Blanc Fumé de Dagueneau.

     Para terminar, unos gazpachos manchegos y para beber dos vinazos tintos, ambos de Cabernet Franc, Saumur Rouge la Ripaille 2007 y de la misma añada Domaine Bernard Baudry, un productor a seguir desde luego, ambos vinos representaron bien los tintos de cabernet franc, el último además de Chinon, pueblo con gran tradición en estas elaboraciones. 

     De postre, y hacía falta frescura, piña con helado de vainilla, acompañada de un semidulce y un dulce ambos de Chenin, el Domaine des Coqueries y el Domaine Ogereau, el primero más fresco y ligero, el segundo más goloso y largo. Lástima que el presupuesto no nos permitiera adquirir alguno de los grandes dulces del Loira, otra vez será....

     Respecto a la elección de los mejores vinos, la verdad es que la votación se nos pasó y será interesante escuchar las opiniones de mis compañeros de cata, personalmente, me gusto mucho el espumoso, de los rosados mejor el Chinon, de los blancos muy difícil, reconozco que me gustaron todos, por orden quizá el Dagueneau, Les Choiselles de Chidane y La Luna, pero es que el Romorantín y Les Bournais también estaban riquísimos. Con los tintos me sorprendió la frescura de Les Perruches, la complejidad del Ripaille, pero en conjunto reconozco que el Baudry me pareció el más completo por pequeño margen.

     Para terminar, mini tarta conmemorativa del quinto aniversario acompañada de El Hereu 2013, para seguir la sobremesa con un Champagne Ruinart que fue el colofón a una gran noche.

        Agradecer a Belén y todo su equpo todas las atenciones prestadas, que nos hicieron sentir de nuevo como en casa.

      También  a Pepe Ferrer "Pepico" y al miembro de nuestro grupo Dani Monsonis, por su asesoramiento y colaboración en los vinos seleccionados para la cata.

        Considero que la cata resulto muy interesante y sirvió para darnos una ligera idea de lo que podemos encontrar en esa gran zona, ahora bien, si algo nos hace especiales es el ambiente, la complicidad, las risas y la alegría con la que disfrutamos el evento, una reunión de amigos. Gracias por cinco años de aprender y disfrutar.

         Algunos platos de la cena, falta el primero que se nos escapó:

Y para terminar, tartita, brindis y despedida...

Y acabamos sonriendo como siempre: