Cena con cata de blancos y platos de curry

Son muchos años viviendo en España y sintiendo como cercanos y queridos los vinos de España. Es por esta razón que me resulta molesto cuando la gente de otros países comenta que en España sólo hay vinos de uva Tempranillo.

Siendo de Francia y habiendo nacido en una región vitivinícola tan importante como la bordelesa, es cierto que al llegar a España tenía la sensación de que había poca variedad en los vinos y sus variedades.

Hoy mi opinión es diferente y me encanta probar vinos de pequeños productores, de diferentes regiones productoras y hacer catas con amigos para descubrir estos vinos y compartirlos. Una cata de vino, cuando se comparte, siempre me resulta más agradable.

Unos amigos de Inglaterra nos han visitado hace unas semanas. Les encanta la comida que encuentra en Madrid. Las tapas y poder comer de píe. Les encanta el buen tiempo y ver a la gente en las calles. Pero sobre los vinos comentan que hay tempranillo primero y , después, más tempranillo.

Es por esta razón que cuando me dijeron que vendrían decidí organizar un “wine tasting” en casa. Les comenté que haríamos una cata con amigos de Madrid, todos gente que habla inglés y que no se preocuparan por la comida (ella es vegetariana).

Mi amiga me peguntó si traía algún vino para poder probar algo diferente. No me gustó el comentario y decidí vengarme. Le dije que por favor trajera un vino francés, blanco.

La venganza tenía que ver con la comida. Como bien es conocido el curry es casi el plato nacional inglés. Así que decidimos preparar una comida con diferentes platos vegetarianos de curry y, eso sí, con vinos muy diferentes de España.

La idea de poner los platos de curry es un poco mala. Pero en realidad se debe a que el curry es muy sencillo para servir a un grupo grande. Se puede tener el plato preparado con anticipación. Además, los platos de curry son muy mal maridaje con el tempranillo.

Estaba segura que cuando nuestros amigos vieran el menú (hicimos un menú para la ocasión) pensarían que el famoso “wine tasting” de vinos españoles sería un desastre total. ¿Tempranillo un poco picante con curry?

Pusimos un curry de lentejas, uno de pollo para que los no vegetarianos encontraran carne en el menú y uno con gambas . La comida, éxito total.

Elegimos sólo vinos blancos, pensando que irían bien con los platos.

Para mi la verdad que con algunos platos un poco picantes me encanta el maridaje con cava. Pero para esta ocasión sólo elegimos vinos tranquilos.

Los vinos en cuestión fueron: Glárima de somontano de la variedad verdejo. Pazo de San Mauro de Rias Baixas. Nosso verdejo de Tierras de castilla León (vino ecológico). Un Botani, uva moscatel. Vino seco de Málaga. Por ultimo, un vino francés que trajo mi amiga) y que compró en Londres: L´Aurore en Gascogne del conocido productor Bernard Magrez.

Empezamos con unos aperitivos y el Nosso Verdejo. El vino es interesante, bastante diferente a los verdejos más típicos de Rueda. Menos fruta pero más elegante.  Nos sorprendió a todos las notas lácticas, muy evidentes.  

Seguimos con el Rias Baixas y el curry de lentejas y calabaza. El plato estaba muy rico y el picante muy discreto. El Pazo de San Mauro tiene una presentación muy bonita y el vino no desmerece. Quizás tenía un punto de acidez excesivo para el plato que tomamos y hubiera ido mejor con el curry de gambas, pero el vino el muy elegante y nos pareció a todos riquísimo.

Con los otros dos currys (gambas y pollo) abrimos los 3 vinos que nos restaban. Éramos 8 a comer, así que las otras 2 botellas se esfumaron con poco vino en cada copa.

Hicimos una cata poco organizada. A mi es así como me gusta. En ambiente convivial, relajado, la gente come, ríe y degusta. Luego comentamos.

De los 3 vinos nos encantaron los 2 españoles. El Glárima roble es un vino de uva Chardonnay. La madera no se notaba y aportaba estructura, pero el vino mantenía mucha viveza y un punto graso muy agradable. Perfecto con el curry de pollo.

El Botani es un vino que ya conocía y que gustó a todo el mundo. Perfecto con el curry de gambas. El Glárima era mejor acompañante para el de pollo (al menos así pensamos nosotros)

Respecto del vino de mi tierra, el blanco de Bernard Magrez, tení aun toque excesivamente licoroso que no iba del todo bien con la comida. Posiblemente hubiera sido un mejor acorde para el postre, pero para el mismo teníamos un final explosivo preparado. 

De postre pusimos una tarta de chocolate y en esta ocasión, para terminar el “wine tasting” para mis amigos ingleses, aquí si llegó el turno de un tinto, pero nada de tempranillo. Pusimos un vino dulce de bodegas Castaño, un monastrell muy rico.

El objetivo se cumplió de forma notoria. Nuestros amigos reconocieron que no volverán a pensar que en España sólo hay tintos y que son sólo de uva Tempranillo.

Misión cumplida!