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Cata Vertical histórica de Marqués de Riscal: entre la tradición y la modernidad (i)

No puedo iniciar esta crónica sin agradecer de una forma inmensurable a la bodega Vinos de los Herederos del Marqués de Riscal el haberme hecho partícipe de un evento tan significativo en el mundo del vino en España. Poder acceder, como un humilde aficionado pero enormemente apasionado por el mundo del vino, a una cata vertical de vinos desde el siglo XIX de la bodega Riojana con mayor tradición, para poder volver la vista atrás a través de sus vinos y ver la historia y la tradición vinícola de una zona tan especialmente relevante en este país, es un gran orgullo. Sin lugar a dudas, como comentamos entre algunos buenos amigos que participamos en dicha cata, esta clase magistral enormemente práctica y aplicada que nos dieron todos los vinos catados, supone un antes y un después en nuestra relación con el mundo del vino.

Existe un cierto estado de opinión en determinados ambientes de consumidores y aficionados al vino que relaciona a la Bodega Herederos del Marqués de Riscal con el clasicismo en general (y en Rioja en particular). Nada más lejos de la realidad. Desde mi punto de vista, suele generarse una confusión en estos casos entre los conceptos clásico y tradición que pueden conducir a definir como clásica a la Bodega (y por ende a sus vinos) que, seguramente, aún defendiendo a ultranza la tradición ha sido pionera en tomar decisiones que han supuesto los mayores avances de modernidad en La Rioja en los últimos ciento cincuenta años (sin olvidarnos de otras zonas productivas como es el caso de Rueda).

Si repasamos algunos hitos de la Historia de la bodega podremos ser conscientes de estos avances.

En el año 1858, Guillermo Hurtado de Amézaga, huido a Burdeos tras la primera guerra carlista, crea la primera bodega de corte moderno construida en España a cargo del arquitecto Ricardo Bellsolá. Su hijo Camilo, Marqués de Riscal, estaría al frente de la misma desde 1866 hasta 1888, en los momentos claves de tan incipiente proyecto. Esta nueva bodega significó un cambio drástico en la forma de elaborar vino en La Rioja desde el "pellejo" hacia la cultura de la barrica y la botella. Hasta ese momento, el sector del vino en La Rioja estaba compuesto básicamente por los viticultores, que elaboraban el vino a granel con procedimientos altamente rudimentarios, y grandes almacenistas franceses que se habían ido afincando en la zona buscando producciones que sustituyeran o/y complementaran una producción autóctona que había estado siendo azote de numerosas plagas (el oidio primero, la filoxera después).

En el año 1862 aparecen los primeros vinos de Marqués de Riscal embotellados y, en sólo cinco años, empiezan a aflorar los primeros premios. En un contexto de tráfico de vinos a granel y notables picarescas en el sector, Marqués de Riscal inventa su conocida malla metálica (hoy en día tan poco entendida) para impedir el descorche y rellenado de sus vinos antes de llegar a manos del propietario definitivo. Tras dos décadas de lucha por posicionarse en el sector, en 1883 se acomete la primera ampliación de la bodega (El Palomar) y en 1895 llega un espaldarazo definitivo: Marqués de Riscal es el primer vino no francés que consigue el Diploma de Honor de la Exposición de Burdeos, estampilla que ha acompañado a muchas de las presentaciones de sus vinos hasta fechas recientes. Es importante destacar que la inclusión del año de la cosecha en la etiqueta, hoy algo imprescindible, fue norma habitual de la bodega desde sus inicios, frente a la propuesta más oscurantista de la época de citar únicamente la localidad de origen o el uso de términos más generalistas de la oferta (reserva único, reserva especial,....)

Marqués de Riscal buscó, desde sus inicios, la similitud del modelo bordelés en una época en la que los vinos de esta reconocida zona productiva francesa eran reconocidos por su menor graduación, elegancia y equilibrio (frente a los más graduados y robustos de Borgoña, justo al contrario de lo que ha ocurrido durante el siglo XX en la que se han ido invirtiendo relativamente estas tendencias). De ahí la incorporación desde sus orígenes a sus viñedos y a los de los viticultores vinculados a la bodega de las variedades francesas más reconocidas, con especial atención a la cabernet sauvignon, presente en sus vinos desde siempre. No en vano los vinos elaborados en Marqués de Riscal hasta 1950 se les conoce como Reserva Médoc, consecuencia de un coupage varietal donde las variedades foráneas (cabernet sauvignon, pinot noir,...) compartían espacio con las autóctonas tempranillo, graciano, mazuelo, viura y malvasía. Hasta ese momento (la década de los 50 del siglo XX), las cepas se cultivaban, con una concentración de unas 4.000 plantas por hectárea y con un rendimiento que nunca superaba el kilo por cepa, en las laderas de las colinas mirando hacia la cima, los terrenos más pobres, agrestes y yermos con escasa fertilización, sin controles de ningún tipo, dejando una total autorregulación a cada planta. Es a partir de los años 50 y 60 del siglo XX cuando las selecciones masales se fueron dirigiendo hacia producciones donde primaba algo más la cantidad y donde las variedades autóctonas (especialmente el tempranillo) fueron imponiéndose en los coupages a las foráneas, apoyadas por la incipiente regulación de las denominaciones de origen. Desde entonces hasta nuestros días, han pasado muchas cosas y cada bodega y cada zona las han gestionado de diferente forma.

Redundando en lo comentado, el propio Francisco Hurtado de Amézaga, actual enólogo de la bodega de Elciego, nos narraba que él todavía había visto en su infancia las colinas vecinas a la bodega plantadas de viñas (hoy en día zona de monte bajo sin dedicación al cultivo), mientras que donde hoy se ubica buena parte del viñedo, entonces era un espacio dedicado en mayor medida al cereal por su mayor fertilidad. Posteriormente, durante la dirección de la cata, Manuel Ruiz Hernández nos recordó la famosa teoría que el propio Thomas Jefferson, embajador de la época en Francia de los EEUU y pionero en intentar realizar una de las primeras clasificaciones del viñedo de Burdeos a finales del XVIII, ya aplicaba a su tratado: "para elaborar un gran vino es imprescindible suelo pobre, poca fertilización y viñedo viejo".

Respecto a las formas de elaboración, baste recordar que antiguamente no se elaboraba el vino con remontados y que durante las fermentaciones los depósitos se tapaban con unos tablones que se sellaban con yeso, dejando un tubo para la respiración (con alguna sorpresa de vez en cuando de ver saltar la tapa por falta de escape para el carbónico generado durante la misma). Posteriormente, los vinos pasaban de 4 a 5 años en tinos de madera y es lícito presumir que, dada la notable acidez y tanicidad que mantienen hoy en día, serían vinos difícilmente bebibles recién salidos al mercado, necesitando un buen número de años de envejecimiento en botella, como sucedía con los grandes Burdeos de la época.

Avanzando en la historia más reciente del siglo XX, debemos recordar que Marqués de Riscal también fue pionera en la producción de los primeros vinos blancos de Rueda (su primera añada data de 1972), recuperando dicho espacio para el panorama enológico nacional de calidad. La arriesgada decisión de hacer un vino blanco fuera de Rioja y conseguir que la D.O. Rueda iniciara desde 1980 su andadura hasta lo que es hoy en día, se debe al asesoramiento del reconocido Peynaud, que hace ya muchas décadas desempeñó para Riscal un trabajo que hoy en día se podría calificar como de "enólogo volante". En la actualidad, Marqués de Riscal también cuenta con asesores de alto prestigio como es el caso de Paul Pontallier (director general y técnico de Château Margaux) y de Guy Guimberteau (profesor de enología de la Universidad de Burdeos y principal ayudante en el pasado de Peynaud).

También ha recibido gran reconocimiento generalizado la decisión de la bodega de elaborar, en 1986, el Barón de Chirel, que con posterioridad ha sido bautizado en gran número de publicaciones como el primer vino de autor o de alta expresión en La Rioja, marcando una inflexión entre los denominados vinos "clásicos" y vinos "modernos" de la zona. Al igual que otros hitos de modernidad fueron la implantación en 1995 por parte de la bodega de la primera mesa de selección de uva en Rioja, algo hoy en día notablemente difundido o, también, la aparición en 1999 de la primera añada de Riscal 1860 en la Denominación de Origen Toro.

El siglo XXI no ha dejado de mostrarnos avances en esta histórica bodega como es el caso del año 2000, en el que se inicia un plan con grandes miras hacia el futuro en el que destacan los Primeros pasos hacia la creación de la Ciudad del Vino, la puesta en marcha de la tercera ampliación de la bodega (San Vicente) y, como siempre, la constante mejora de los procesos de calidad y producción, con ideas renovadas y nuevos vinos que ya han visto la luz (como el Frank Gehry Selection 2001 o el Marqués de Riscal GR 150 aniversario 2001) o la verán en el segundo semestre del año 2009, como es el caso de Finca Montico (en Rueda) y Finca Torrea (en Rioja).

Como acontecimiento más reciente de calado internacional, recordemos que en fue en 2006 cuando se procedió a la apertura oficial del Hotel Marqués de Riscal, diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry junto a la inauguración de la ciudad del vino, como una nueva forma de entender el mundo del vino. En 2008, la bodega Vinos y Herederos del Marqués de Riscal cumplió su 150 Aniversario. Desde aquí sólo podemos darle nuestra más sincera enhorabuena por su pasado y por lo que se espera de su futuro.

En una siguiente crónica, hablaremos de los vinos catados.

 

Mientras tanto unas imágenes de lo vivido.

 

  1. #1

    Demos

    Por Dios, que ganas de leer la continuación !!! Pero señores y señoras, qué hay que hacer para disfrutar de un acontecimiento parecido??? estoy ya esperando que salga la crónica de los vinos catados ;)


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