Martinez Lacuesta Reserva Especial 1958
Martinez Lacuesta Reserva Especial 1958
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Crianza:
Con crianza
Graduación (vol):
11,80%
Varietales:
80% tempranillo, 15% mazuelo, 5% graciano
Precio aproximado
Precio Aprox:
Más de 100 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
9.38
/
97
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
10,0
ELABORACIÓN
Permanece entre 18 y 24 meses en grandes depósitos de madera en los que finaliza la fermentación maloláctica y se estabiliza antes de ser trasegado a las barricas. El vino es sometido entre 84 y 96 meses de crianza en barricas usadas de roble americano de 225 litros. Un mínimo de 3 años de guarda en botellero antes de ser comercializado. Alambrado en las instalaciones en Haro.
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Opiniones de Martinez Lacuesta Reserva Especial
OPINIONES
5

Hoy nos ha invitado nuestro amigo JM a su villa para que haga una paellita de pato a la pandilla de "Piketeros", viejos rockeros del 66 (Vicky, Ángel, Manolo y JM...grandes!!). Decido llevar conmigo un par de viejunos. El Château Piron de 1.995 ya ha sido valorado y ahora vamos con este Martínez Lacuesta reserva especial de la excelente añada en La Rioja de1.958. Ya lo catamos allá por 2015 en la India y nos impresionó. Veamos esta vez.

Abrimos ambas botellas al mismo tiempo y las dejamos respirar dos horas antes de catar. Decir que a la hora y media aún nos pareció un poco reducido por lo que decidimos decantarlo. El nivel de líquido de este RE estaba un pelín bajo, a 1 cm por bebajo de la base del cuello. Respecto al tapón, salió en perfectas condiciones con el abridor estándar de tijeras, de nuevo increible que tras 59 años nos encontremos un corcho en tan óptimo estado. Tintado en toda su longitud. Catamos a 17°C:

VISUAL: Nos presenta un color rojo cereza, con ligera turbidez y de capa baja con el ribete teja (85).

OLFATIVA: Una vez más encontramos una nariz acompotada con notas de mermelada de frambuesa, no dejará de sorprendernos que aún destaque la fruta. Al mover el líquido asoman aromas de sotobosque (romero), especiados avainillados, de canela y por supuesto toda una pátina de terciarios: hojarasca húmeda, polvorilla, desván, sangre, crin de caballo, flores marchitas, fungicos de trufa negra y finalmente apuntes balsámicos de after eight. Asombrosa la complejidad que demuestra y para colmo conservando una Intensidad media-alta, qué bárbaro! (94).

Creo que acertamos plenamente al decantar la botella, se oxigenó y se vino arriba como un campeón.

GUSTATIVA: Y vamos a la boca. Es pura seda, aterciopelado, casi sensual diría yo con una buena amplitud. Realmente muy lácteo pero con una ácidez alta, imponente como está el viejete, cómo se conserva!. Por otro lado los taninos los ha dulcificado de modo maravilloso dotando al conjunto de una suavidad propia de los grandes vinos, perfectamente ensamblado y redondeado para la eternidad. En retronasal de nuevo aparecen esos sutiles especiados de canela y vainilla marca "La Rioja" acompañados de elegantes apuntes balsámicos. Post-gusto muy suave, con recuerdos dulzones a guindas en licor y orejones. Su persistencia estratosférica, casi 4 minutos que se disfrutan con verdadero placer a cada sorbo. Increíble vinazo del cual aún nos quedan varias botellas. Iremos contando pero al parecer se ha estabilizado para no inmutarse durante al menos 50 años más (aunque yo ya no lo vea) (95).

La RCP ya lo comenté en 2015, excelente e inigualable pues 16 euros por esta reliquia es una pasada de precio.

La combinación con la paella de pato nos encantó. Poseedor de la suficiente acidez como para desgrasar la costilla y el pato de nuestro arrocito y aromáticamente en perfecta armonía entre los apuntes herbáceos y los fúngicos, yendo y viniendo de un lado a otro. Los viejunos de este nivel son pura droga, qué delicia de vino amigos, qué obra de arte y qué grande La Rioja!!! 

Salud-os!!

Para celebrar nuestra partida de estas tierras, hemos guardado como despedida este viejuno, un Rioja del 58 ni más ni menos, el cual guardábamos como oro en paño. La botella presenta un nivel excelente y su aspecto exterior es impecable, no obstante venía recubierta de un papel de celofán que la preservaba de agentes externos. Abrimos la botella con el abridor de lamas y conseguimos sacar el tapón íntegro, buenos augurios. La dejamos respirar por 3 horas previo a la cata y servimos a 18°C.

VISUAL: De color rojo cereza, muy atejado, sin diferencia con el ribete y de capa media-baja. El color denota su edad

OLFATIVA: A copa parada aún muestra notas de fruta acompotada, pese a sus 57 años!, parece cosa de magia. Al agitar aparecen notas ajerezadas, herbáceos de hinojo y tomillo en perfecta armonía con unos apuntes lácteos (natillas). Se perciben recuerdos muy tempranilleros, especiados de vainilla y canela maravillosos, dulzones, muy golosos. Por supuesto la madera hace su aparición, sin estridencias, pero asomando. Ha aportado y mucho, notas de duelas envinadas, terciarios muy sutiles de cuero curtido, de puros habanos y cacao. Una delicia para no parar de oler una y otra vez. La intensidad es media-alta, y la complejidad digna de mención. ¡Qué agradable y tan bien equilibrada nariz! Otra obra de arte riojana (una más) que desafía el paso del tiempo exultante.

GUSTATIVA: En boca es algo impresionante… de una amplitud y una suavidad difíciles de igualar. Es sedoso y suave al tacto, pero sin embargo está armado de una acidez brutal, lo que mantiene este vino al pie del cañón, impertérrito. En cuanto a los taninos están muy dulcificados aunque resurgen a los pocos segundos tras cada trago, imprimiendo carácter. Con un retronasal a fruta roja muy madura, incluso algo cítrico (piel de naranja) y notas vegetales de pimientos. De persistencia media-alta, dos minutos y medio. Es una joya de los 50 que se perpetua en el siglo XXI y que no sabemos hasta donde llegará. Es uno de los mejores viejunos que he tenido el privilegio de catar. No puedo sino dar las gracias a los anteriores propietarios por tan excelente conservación. Catar estos vinos es algo increíble, una delicia para los sentidos, no me cansaré nunca...

La RCP excelente, pues conseguí 6 botellas a 16 euros cada una...así que repetiremos la experiencia unas cuantas veces...que maravilla!!

Para maridar esta joya nos marcamos los últimos entrecottes de buey argentino que nos quedaban con una suculenta salsa de boletus edulis. Gran cena y merecido homenaje a este grandioso viejuno. Como bien dice el gran Edu..."el tío Juanca" si sabía lo que bebía. Dios salve a los viejunos !!
Adjunto fotos...

Rubí con ribetes atejados y capa media.

Con buena intensidad en nariz sorprende por su limpieza y franqueza de aromas desde el primer momento. Fruta delgada pero presente, madura y definida, toques de especias, clavo, nuez moscada, tabaco de pipa, trazas minerales, un punto de piel curtida, recuerdos de caza de pelo, maderas viejas, ahumados, tierra mojada, hojarasca, bosque umbrío. Complejo, profundo, lleno de vida y con mucho que contar.

En boca muestra una enorme viveza, acidez, tensión, maneras de vino grande. Perfectamente balanceado entre fuerza y elegancia, con un paso firme pero ligero, deja en el final un complejo amalgama de sensaciones que van desde la fruta licorosa hasta los terciarios, con recuerdos especiados y tostados. Tanino presente pero muy bien integrado. Buena persistencia.

Una grata sorpresa este 58 de Lacuesta, una bodega que en aquellos años estaba entre las grandes de Rioja con vinos de una calidad contrastada como es el caso, un portento de equilibrio en todas sus fases. Un vino habitual en las celebraciones más especiales del anterior rey Juan Carlos, a quien se podrá criticar por muchas cosas –también felicitar por otras-, pero no desde luego por ser un mal bebedor. ¡Este vino es grande!

Rubí de media capa, limpio y brillante, borde anaranjado. En nariz sigue en la línea de la primera cata. Aromas de mucha complejidad e integridad. Encontramos elegantes notas de monte umbrío, hojarasca, marroquinería y un fondo de fruta roja sorprendemente vivo, casi cítrico (ciruelas, picotas, endrinas). Va ganando en potencia al respirar asomando suaves cremosos, especias ahumadas. En boca es suave y aún más elegante que en nariz. Íntegro, estructurado, puro equilibrio, sabroso, con taninos rutilantes, y una acidez marcada que le otorga vida. Tiene el sello de las grandes añadas de Martínez Lacuesta, a la altura del 64 o 70.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/04/martinez-lacuesta-1958-reserva-especial.html

rubí de medio cuerpo, luminoso, brillante, comletamente atejado, reflejos rojizos. Nariz de gran intensidad, abierto y lleno de detalles. Elegante. Inicialmente predominan los terciarios, cuero, abedul, trufa negra. Evoluciona a notas de fruta roja en sazón, apuntes cítricos (melocotones, nectarina) y un torrente de especias ahumadas. Cada vez más fino y complejo. En boca muestra las bondades del expléndido 58 que aporta esa chispa de vivacidad, esa acidez vibrante que lo envuelve todo. Un vino despierto, vivo, mayúsculo, de gran volumen, con enorme estructura y profundidad, aunque sin renunciar a la finura. Hay una gran cantidad de taninos, firmes y sedosos, con apuntes de vainilla, tostados y suaves cremosos. Hermoso, con mucha elegancia y clase. Otro estilo de Rioja que lamentablemente no es la habitual.

Gran reserva. 80% tempranillo, 15% mazuelo, 5% graciano. 2 años en depósito, 7 años en barricas de roble, 3 años mínimo en botellero antes de ser comercializado.

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