Martínez Lacuesta Reserva Especial 1928
Martínez Lacuesta Reserva Especial 1928
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Crianza:
Con crianza
Varietales:
80% tempranillo, 15% mazuelo, 5% graciano
Precio aproximado
Precio Aprox:
De 50 a 99,9 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
9.07
/
95
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
9,0
ELABORACIÓN
Permanece entre 18 y 24 meses en grandes depósitos de madera en los que finaliza la fermentación maloláctica y se estabiliza antes de ser trasegado a las barricas. El vino es sometido entre 84 y 96 meses de crianza en barricas usadas de roble americano de 225 litros. Un mínimo de 3 años de guarda en botellero antes de ser comercializado. Alambrado en las instalaciones en Haro.
OTROS VINOS CATADOS DE ESTA BODEGA
VER MÁS
Opiniones de Martínez Lacuesta Reserva Especial
OPINIONES
4

Este día fue muy especial. El 90 cumpleaños de mi madre, nacida en 1.928 y no se me ocurrió mejor ocasión para abrir una botella de este Martínez Lacuesta RE de su mismo año. Pedimos permiso al restaurante para llevar la botella y la abrimos cinco horas antes para que se fuera oxigenando. El corcho, aunque se partió en dos pedazos, lo conseguimos sacar sin que cayese nada en el líquido y con el abridor estándar de tijeras. Catamos a 18°C, en casa, y luego llevamos al restaurante:

VISUAL: Color rojo cereza anaranjado de capa baja, muy atejado con el ribete en tonos ocre dando síntomas de su avanzada edad como es lógico (84).

OLFATIVA: A copa parada emana aromas dulzones a higos secos y orejones. Al agitar encontramos recuerdos a desván, fondo de armario, naftalina, fúngicos de trufa negra, especiados de nuez moscada, rosas marchitas, polvorilla, herbáceos de té negro con sutiles apuntes de guindas en licor y un fondo con notas de incienso, caja de puros y ebanistería. Tremendo en nariz, de gran complejidad y con una intensidad media (93).

GUSTATIVA: En boca es puro terciopelo, sedoso, con los taninos totalmente dulcificados y de acidez media. En retronasal nos deleita con increíbles recuerdos frutales a mermelada de frambuesa (90 años y aún encontramos fruta...cómo es posible?), apuntes de bosque umbrío y a pino mediterráneo. Vino perfectamente ensamblado y estabilizado, elegante e inusitadamente frutal. La botella de hace dos años no fue así, ni rastro de fruta. Parece mentira como cambian dos botellas teóricamente iguales... Persistencia de dos minutos y 20 segundos de mucho placer, sedosito y aterciopelado resulta delicioso en boca. Sin duda en fase descendente pero muy bebible pese a sus 90 años. Increíbles los vinos que se hicieron antaño en la Rioja, cómo perduran y qué delicia que podamos disfrutarlos con nuestros seres queridos. Abierto además en el 90 cumpleaños de mi madre, los mismos que el vino. Disfrute colosal y tremenda emoción que la mamá pueda probar un vino de su año. Os aseguro que verle la cara cuando se lo bebía no tiene precio. Qué grandes viejunos y que grande la Rioja... 1928... pues no ha llovido (94).

La RCP me mantengo en excelente. 35 euros es una ganga para reliquias como ésta.

MARIDAJE: Compartió mesa con un exquisito Viñas del Vero Gewürtztraminer 2014 y 2015 (cayeron dos botellas). La verdad es que nuestro Martínez Lacuesta nos lo tomamos al principio solo, para saborearlo con atención y después acompañó los primeros entrantes: Unas croquetas de foie con almendras marcona, un exquisito atún con sésamo negro y wasabi y un pulpo a la brasa. Con las croquetas de foie maridaje redondo, sabores cárnicos y grasos armonizados perfectamente con la frutalidad de nuestro viejuno. Con el atún y el pulpo también un gran acierto. Vino sedoso y de acidez media para acompañar y ensalzar los matices salinos y especiados del atún y del pulpo. Tremendo disfrute con nada más ni nada menos que la matriarca, 90 años, ella y él... La madre que me parió!!!

Salud-os!!

Este es el segundo de los vinos que tomamos el día de Navidad para comer. El primero fue un Chateau du Barry Saint-Emillon del 2002 en formato Magnum.
Dos años después volvemos a catar este "VIEJUNO" con mayúsculas, 88 años que se dice pronto. Los mismos que tiene mi madre y por ello le llevamos a su casa dos botellas, una para bebérnosla y otra para que la guarde. Qué decir tiene que la expectación que provocan estos vinos es brutal, arrancando algunas caras incluso de incredulidad...
Abrimos la botella a las 8 de la mañana, para catar a las 2 de la tarde, 6 horas de oxigenación le dimos viendo lo ocurrido en la cata de abajo. El tapón increiblemente salió con el abridor de dos tiempos estándar (adjunto foto), nos quedamos todos asombrados... buen presagio!. Antes de sacarlo a la mesa lo decantamos para que se acabe de airear. Servimos a 18°C:

VISUAL: Muestra un color rojizo amarronado, muy atejado, con una cierta turbidez y de capa media-baja. Sin duda estamos ante un abuelete (85).

OLFATIVA: En nariz nos encontramos con un Rioja añejado de libro, notas de bosque umbrío, fúngicos de boletus y trufa, hojarasca húmeda, flores marchitas, desván, polvorilla, especiados de pimienta y clavo, herbáceos a laurel, balsámicos de eucalipto y un elegante toque mineral arcilloso. En esta botella ni rastro de la fruta pero sí se vislumbran aromas terciarios: caja de puros, cuero ruso, cacao, café en grano, ahumados y duelas envinadas. Nariz de intensidad media pero de una complejidad abrumadora, tantos años esperando que al final explota y lo da todo, je,je... (91).

GUSTATIVA: Nos lo llevamos a la boca y lo notamos muy mineral, con una acidez marcada y los taninos dando guerra, buen ataque. Es increíble como se ha conservado este vino, un paso por boca aterciopelado y amplio, con un retronasal que nos trae notas fúngicas, recuerdos de maderas finas, orejones, especiados de fenogreco y clavo y aromas a tabaco de pipa. Su persistencia de unos dos minutos y medio. Desde luego esta botella está en mejor forma que la catada en 2014, sobresaliente! (90).
No dejo de sorprenderme cuando veo que vinos de 88 años están para beberse y encima con mucho que decir. Es la magia del vino...
También quiero reconocer que por la tarde, 11 horitas después de abierta ya estaba de capa caída; aguantó lo justo pero tampoco se le puede pedir más a este anciano.

La RCP la misma, muy buena, rayando el excelente. 35 euros por esta reliquia es un muy buen precio.

Acompañamos esta joyita en la segunda parte de la comida con unas "prunas y pinyons" (ciruelas con piñones), otro plato típico catalán de Navidad. Excelente combinación, ese toque mineral y las notas especiadas armonizaron espectacularmente con los aromas tostados de los frutos secos y los frutales de las ciruelas. A todo esto mi madre alucinando bebiéndose un vino del año que nació...emocionante!
Salud-os!!

Nos disponemos a catar un vino de 1.928, 86 años le contemplan. Me hace una especial ilusión pues es el vino mas antiguo que he catado. Lo intentamos abrir con suma delicadeza con el abridor de lamas, pero el corcho se escurrió por el cuello hacia el líquido, por lo que lo decantamos de inmediato muy a mi pesar para evitar que el corcho nos arruinase la cata. Lo mantuvimos a 18°C.

VISUAL: Viste de un color teja muy amarronado, con una clara turbidez y sin diferencia con el ribete. El color da fe de su edad.

OLFATIVA: En nariz nos dio la impresión (al decantarlo) de que, lamentablemente, íbamos a beber vinagre, pero le dimos un voto de confianza y lo dejamos 2 horas abierto. Transcurrido ese tiempo seguía algo cerrado, con ligeras sensaciones acéticas, pero sin duda había mejorado. Por ello dejamos pasar otra hora y media y ya no pudimos esperar más. Los primeros aromas que nos llegaban eran pura humedad, tierra mojada, fondo de armario, césped recién cortado... Al agitar se unían unos recuerdos a orejones secos, setas y trufa. De intensidad media, declarando su edad en cierto modo. Una hora más tarde se fue abriendo, no dejaba de evolucionar hacia notas frutales (grosellas y moras) y vegetales de salvia, laurel y eucalipto, terciarios de cuero, tabaco de pipa e incienso y mucha mineralidad, pizarra y piedras de río. Un sin fin de matices. Mágica y afortunadamente fue lastrando el carácter acético con el paso de las horas. Se podría hacer una cata de la nariz cada dos horas, la evolución fue bestial, alucinante...estaba vivo!!

GUSTATIVA: En boca es totalmente diferente, de cuerpo serrano. Se muestra ácido, con una ligera astringencia todavía presente, 86 años y los taninos ahí, increíble. La madera es parte del vino, se ha integrado maravillosamente, ha pasado a formar parte de su alma. En retronasal, tras el roble, notas de frutos secos, nueces del Brasil, especiados de clavo y nuez moscada con un ligero atisbo a flores marchitas. De una persistencia bestial, de más de 3 minutos. Una boca excepcional para su edad, todo un carácter el abuelete. Cuanto tiempo seguirá así...? Maravilloso misterio.

Es la primera vez que tomo un vino tan viejuno y es toda una experiencia. Un vino sorprendentemente vivo y camaleónico, un viejete en plena forma. Apunto de tirar la toalla al abrirlo, y lamentando el no haber esperado más tiempo para degustarlo en toda su evolución. El esperó 86 años y para nosotros 4 o 5 horas son una eternidad...pero el ansia nos puede, maldita precipitación. Tenemos alguna botella más, veremos lo que nos depara. Lo que tengo claro es que lo airearemos 5 horas antes como mínimo.

La RCP fue muy buena, pues lo sacamos por unos 35 euros. No le he dado el sobresaliente por muy poco, pero está muy cerca. La boca supera a la nariz. Como dice el compañero "IGLegorburu" abajo, mucho mérito el haber conservado este vino en este fabuloso estado.

Le hicimos una pequeña fiesta con el maridaje y nos agenciamos unos buenos rovellones (es temporada), un exquisito jamón de bellota "Joselito" y unos espectaculares entrecots argentinos de 400 grs cada uno aderezados con trufa negra. Nos dimos un señor homenaje...y al vino también. Le hizo compañía un Bordón Reserva especial de 1970 pues una botella de este 28 no fue bastante, pero eso es otra historia. (Adjunto unas fotitos en comentarios).

Sorpresa en su estado, se disfruta mucho dicen los compañeros suizos y franceses de mesa. Un vino redondo, con notas húmedas en nariz, restos de cueros. Aparece rastro de fruta negra, trufas, hojarasca. Boca soberbia, completa, elegante, muy larga. Supongo que este vino habrá estado conservado perfectamente para mantenerse así. ¡Y menos mal! Una auténtica gozada.

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar