Hoy nos hemos decidido a abrir este viejuno al que le tenemos mucha confianza. Catado en su añada 1973 nos resultó espectacular y por supuesto no esperamos menos de esta añada. El nivel de líquido era más que aceptable y todavía conservando su característico alambrado. Abrimos la botella con nuestro abridor de lamas y sale un tapón en perfecto estado, largo, compacto y tintado en un 25% de su longitud. Dejamos respirar por espacio de dos horas y media para catar a 18°C.

VISUAL: De color rojo cereza en tonos ocre, de capa media-baja y muy brillante. Bastante atejado en su ribete, casi anaranjado y sin lágrima apreciable (84).

OLFATIVA: En nariz es afrodisíaco, aromas a flores marchitas, fruta escarchada y pan de higo que nos impactan de inmediato. La intensidad es brutal y se percibe su fragancia en toda la sala. Asoman notas especiadas de nuez moscada y fenogreco, dulces recuerdos avainillados, herbáceos de monte bajo, ajedrea, laurel, apuntes de polvorilla, sanguíneos, cárnicos, crin de caballo, desván, naftalina, deliciosos toques de maderas nobles, cuero curtido y un fondo achocolatado muy agradable. Bouquet espectacular, potente y complejo donde los haya, un espectáculo para las pituitarias que parece interminable (96).

GUSTATIVA: En boca es una bomba. Potente, de alta acidez y gran amplitud. Los taninos muy dulcificados, suaves pero enraizados en el alma del vino. Estructura pétrea, firme y de gran elegancia. En retronasal nos deja recuerdos a compota de higos, ciruelas pasas, guindas en licor y un final amaderado omnipresente que potencia su enorme personalidad. Un ensamblaje glorioso el que ha conformado este monstruo, puro equilibrio y armonía, qué bárbaro! Su persistencia de 3 minutos y 15 segundos, con un post-gusto licoroso y dulzón que embelesa. Muy, muy rico este viejuno de una bodega que fue un referente hasta finales de los 70 sin duda. A la altura del 73, muy similar en todo o al menos así lo recuerdo (95).

La RCP fue excelente sin duda pues conseguimos esta joyita en noviembre de 2014 por 17 euros, increíble vamos...

MARIDAJE: Nos abrimos esta botella un domingo por la mañana y nos hicimos un bocata de jamón ibérico de cebo que quitaba el hipo. Luego lo acompañamos de una paellita de carne bien rica. Con el bocadillo, pan con tomate, aceite de oliva extra virgen y jamón del rico fue algo delicioso, la acidez de nuestro viejuno domó en todo momento los intensos sabores del sabrosísimo jamón. Y con la paella otro disfrute tremendo, aquí con más matices, herbáceos, animales y de montebajo en un vaivén de aromas intenso y delicioso. Una vez más disfrutando de un tremendo viejuno riojano con más de 84 meses de crianza en barricas, qué tiempos aquellos...

Salud-os!!