Martinez Lacuesta Reserva Especial 1982
Martinez Lacuesta Reserva Especial 1982
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Tinto
Graduación (vol):
12,00%
Varietales:
Coupage de las variedades tintas Tempranillo (80%), Mazuelo (15%) y Graciano (5%)
Precio aproximado
Precio Aprox:
Desconocido
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
8.45
/
92
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
8,5
ELABORACIÓN
Crianza en barricas de roble.
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OPINIONES
2

Aun existen glamorosos regalos del tiempo a nuestro paladar, este es muestra de ello.

Un vino que lejos de perder cuerpo y sabores, los gana con el tiempo, chocolates, tostados , vainillas afinadas, especias bien puntualizadas, hojas secas, tierra, me gusta el final suave y delicado en boca, se mantiene vivo a pesar del tiempo con una acidez vibrante, que hace rememorar en el paladar los frutillos rojos del bosque en licor.

Dos semanas han pasado, desde que me hiciera mi suegro este regalo, y luego decidiéramos bebérnoslo sin contemplaciones pero con la gratificante tarea de disfrutarlo, apreciarlo y valorarlo en su medida.
El descorche fué relativamente sencillo, pues andaba frágil el tapón pero aguantó el envite de mi sacacorchos y tras unos cuantos lustros dentro de la botella, llegó el momento de que saltara en cascada al decantador.
En éste, se pasó un hora, más o menos, recibiendo el oxígeno que necesitaba para abrirse adecuadamente. Presentaba bastantes sedimentos en el fondo.
El color ya muestra claramente la larga vida que porta. Rubí atejado, con un brillo medio, bastante apreciable todavía a pesar de esos casi treinta años a cuestas; ribete teja y ocre con una capa media bastante turbia y apenas una ligera lágrima transparente que desaparece de forma rápida.
En nariz, tras darle su tiempo, aún permanece reducida y asoman sobretodo, la fruta licorosa, notas pasificadas, regaliz y algún resquicio de madera que en su momento la crianza le aportó. De todas formas, la nariz es lo que más luce en el conjunto, pienso.
En boca, desde luego que conoció epocas de mayor esplendor. Pero mantenía la cabeza bien alta; licoroso al trago, de nuevo. Y, sorprendentemente, demostraba una acidez todavía formal y vigorosa, como si este tinto se negase a morir desapareciendo en mi estómago y en el de mis compañeros de velada. Final de persistencia notable, para la condición del vino.
Fue una noche intensa y una forma de regresar a la Rioja, a aquel inolvidable 1982.
Gracias por el regalo, Esteban.

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