Las ganas que le teníamos a este vinazo amigos... pero todo llega. Cuando estás ante un vino de 1970, con 24 meses en grandes tinos, más 8 años de barrica, más 3 años en los calados de la bodega... pues como que nos tiemblan las piernas, a ver si cumple las expectativas. Nivel de líquido aceptable, un cm y medio por debajo del corcho. Abrimos la botella y tras una hora y cuarto oxigenándose en la terraza, procedemos con su valoración a 17°C. El tapón se nos partió en dos al abrirlo, pero lo pudimos sacar sin mayores problemas. 

VISUAL: De color rojo cereza, de capa media-baja, brillante y muy limpio, con un amplio ribete en tonalidades atejadas. Su lágrima es escasa, gruesa y lenta. Su aspecto da fe de sus 52 añitos (87).

OLFATIVA: Los primeros aromas que desprende son de guinda en licor, de flor marchita y de fruta en sazón, a orejones y fruta escarchada. Agitamos y nos viene la fruta acompotada, mermelada de frambuesas, así como unos claros terciarios de cacao, marroquinería y sangre coagulada. También hay un puntito herbáceo de montebajo mediterráneo, a tomillo, y ciertas notas especiadas de canela y vainilla, muy riojanas. Al rato asoma algo de nuez moscada y avellanas tostadas, mientras que de la madera muestra recuerdos a serrín y ebanistería fina. De alta intensidad y tremendo en complejidad (94).

GUSTATIVA: Qué vinito por Dios!!. Tiene una corpulencia y una sapidez increíbles, con una alta acidez, gran amplitud y golosote, con un punto dulzón en su paso por boca a uvas y ciruelas pasas. Tacto sedoso y lácteo, redondito no... lo siguiente... en ese estado mesetario que tanto nos fascina. Terciopelo en boca, con aromas retronasales de flor marchita, a rosas secas, y con un post-gusto que es un va y viene, un viene y va entre la fruta y la madera. Encontramos duela envinada, guinda en licor, uvas pasas y por supuesto las notas de roble, de la madera, muy presentes, con unos taninos absolutamente dulcificados. Cada sorbo se disfruta de lo lindo, alucinante tacto, una auténtica joya, ha valido la pena la espera. Vinazo en toda regla, con esa mimada y paciente elaboración riojana de antaño que fructifica en una absoluta obra de arte (96). Creo que nos queda otra botellita, así que volveremos con él.

La RCP fue excelente. Allá por 2019 pudimos conseguir esta maravilla por 21 euritos en subasta... sin comentarios.

MARIDAJE: Sacamos esta botella para acompañar una paellita de leña en mi casa con muy buenos amigos. Fantástico maridaje, notas cárnicas, vegetales y especiadas absolutamente equilibradas con los apuntes frutosos y amaderados de nuestra joyita. La verdad es que todos los comensales alucinaron en colores, no podían creer el estado del vino, je,je... hombres de poca fe ):

VIDEOCATA:  https://youtu.be/Anr4iptwnrU

Salud-os!!

El silencio después de Mozart también es Mozart, habría dicho Sacha Guitry. De igual modo, el recuerdo sigiloso de esta botella de Martínez Lacuesta sigue siendo Martínez Lacuesta : no sirve para nada consultar sus archivos, porque todo está grabado en la memoria ...
Por lo que toca a su color enigmático, imaginad pétalos marcescentes de Cosmos atrosanguineus, un rojo bordó intenso que tira hacia el anaranjado. Su perfume complejo nos remite a las cerezas compotadas, a la carne curada y a las duelas envinadas. A medida que el vino se abre, sus aromas se vuelven más evidentes, mucho más nítidos ; se suceden y se combinan como las notas de una partitura : olores a hojarasca, a polvo de ladrillo y a mermelada de tomates verdes. Suave y sedoso en boca, ligero a la par que concentrado, sutil, refinado, con un calderón interminable : algo de fresa silvestre y una pizca de toronja ...
Es difícil decir si este rioja es mejor que otro pero, sin duda alguna, impregna el paladar, deja recuerdos imborrables y nos vuelve felices : un ejemplo arquetípico del estilo barroco de Mozart o Mozart embotellado.

De color rubí rojizo de capa media, claro, limpio, sin precipitados. Reflejos rojizos y anaranjados, brillante. Ribete amplio, atejado, sin mucha diferencia respecto al menisco.

Pletórico en nariz, perfumado, fragante, con un despliegue de fruta roja confitada (guindas) fundido en un mortero repleto de especias ahumadas y maderas finísimas. Elegante, muy elegante!! abierto, resultón como pocas añadas de este Reserva Especial. No deja de ir a más y a más, pero sin cambiar de tesitura. Predomina el carácter floral tan propio de esta mítica etiqueta (con esa tempranillo mayoritaria en los gran reserva de Martínez Lacuesta) al tiempo que imprime una leve pátina de térreos y sotobosque.

En boca se muestra sedoso, acariciante al tacto pero bien armado, sólido, conjuntado, compacto. Más energía de lo que recordábamos de la última ocasión, sabroso, maduro, lleno de fruta ajada fundida en maderas y vainilla amplificada por su fantástica acidez. Un vino con mayúsculas: el mejor de la bodega probado a día de hoy.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/10/martinez-lacuesta-1970-reserva-especial.html

De color rubí rojizo muy claro, de capa media-baja, limpio. Reflejos anaranjados y ambarinos, luminoso. Borde amplio, atejado. Aromas de media intensidad, fino, sutil, sin acabar de desplegarse del todo.

Se presenta con una franca expresión de fruta roja muy madura (endrinas, madroños), flores marchitas, algo de cuero viejo y un fondo levemente reducido con matices de solera, maderas envinadas, tostados, cacao en polvo. Se abre muy poco a poco a maderas finas, cedro, hoja de habano, clavo, vainilla, y un cada vez más presente registro de térreos de mucha calidad (humus, hojarasca, corteza de nogal). Un tinto de enorme suavidad y elegancia, que contrasta con la mayor potencia de otras cosechas (58, 62, 73).

En boca tiene más peso de los esperado, más firmeza y estructura, aunque sin perder esa fluidez, paso liviano y frescor asociados a los Reserva Especial de Martínez Lacuesta. Un tinto reposado, maduro, con mucho sabor a vainilla, taninos acariciantes, sostenido en todo momento por una magnífica acidez. Se bebe con gran facilidad.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2013/10/martinez-lacuesta-1970-reserva-especial.html