Atractivo amarillo tenue con los dorados destelleando sin descanso. La burbuja asciende inquieta y, ya en el espejo, se esparce con ambición.

La nariz, como no podía ser de otro modo, es sutil y elegante. Parece decirte: "Soy un mito, asome delicadamente su nariz y busque, tengo mucho que ofrecerle". Y me regaló muchos aromas, pero en todos me tuve que esforzar para encontrarlos. Ninguno evidente. Ahí, una vez se abrió el cofre del tesoro, atisbé tostadillos, minerales, frutas exóticas, mandarinas, algún jazmín fugaz, carne macerada, pistachos, anises…

En boca es armonioso, equilibrado, integrado. Pasa por ella como una orquesta perfectamente dirigida. Sincronizado. Fino, muy fino. Y ligero, muy ligero. Te vuelve a recordar quién es: “Oiga caballero, soy una leyenda, no lo olvide. Sí, soy sorprendentemente fácil de beber, casi invito al trago largo, pero… no caiga en la trampa, no lo haga. Disfrúteme con tiento y paciencia, deléitese. Tómese su tiempo. Conózcame, interésese. Mañana… seré otro”.

El postgusto no es muy largo, pero es embriagador.

Es una lástima que cueste lo que cuesta, porque con él está garantizado el disfrute. Todo en él es excepcional, hasta el packaging.

En nariz es extrordinario. Comnplejo, intenso. Y en boca continúa la fiesta. Es un champagne con muchos matices, pero a la vez fácil, me atrevería a decir que "comercial". Un grande que se convierte en el rey de cualquier fiesta.

Cuando pruebas un champan de 110€ la botella esperas que te deje boquiabierto ya que es bastante dinero, pues con este champan y esta añanda yo creo que te pasará esto, reune todas las cualidades que buscas en un champan francés, y de nombre tan conocido
Es un champan muy equibrado y un paso por boca soberbio, con el que disfrutas muchisimo al beber,la verdad me encanto y me parecio muy superior a la otra añada.
Sin duda hay que volverlo a probar

Vino espumoso de brillantez perfecta, un bonito amarillo nacarado y una excelente burbuja finisima y discreta que deja la copa alegremente viva desde el principio hasta el final.

Nariz compleja, incitantemente delicada y con una mezcla de frutillas, las mas finas lias que un champagne puede tener y una grama entre frutos secos y cremosos que revelan la calidad de la cuvée.

Boca impresionantemente serena, de encuentro cremoso y seco a la vez, con una burbuja casi grasa por su densidad y una gama de equilibrios cambiantes entre la suave acidez la buena estructura vinosa, los recuerdos tostados y algun amargosillo que hacen pasear con lentitud el vino en boca con deleitacion antes de dejarle proseguir su camino hacia nuestro ser.

Esta haciendose mejor mes a mes y comparado con el 2000 es mucho más elegante, ya que su hermano menor aun tiene puntas de acidez y los tostados son un poco broncos en nariz, aunque en boca revela una identica maestría.

De color amarillo pajizo con reflejos dorados, es límpido, cristalino y extremadamente brillante.
La intensidad aromática es muy alta, presentándose pena de complejidad y seriedad.
Es elegante en todos sus aspectos. En nariz predominan los recuerdos de brioche, croissants, bollerías, panaderías y recuerdos finos de levaduras finas. El chocolate blanco hace su aparición acompañado de reminiscencias frutales basadas en las peras, manzanas, piña fresca, nísperos y el franco testigo del hueso del melocotón engloban un registro que, por tomando las frutas por separado, puede recordar levemente los recuerdos amoscatelados. La mineralidad, la caña de azúcar y los anisados ayudan con su aporte a la complejidad y elegancia del vino.
En boca es un espectáculo, con una burbuja finísima que apenas provoca un leve cosquilleo, que apenas se hace de notar. De entrada suave, paso fresco y un final amargosamente equilibrado que potencia el apetito, se destaca por una caudalía larga y una textura untuosa y sedosa a la par.

Coincidiendo en la anterior descripcion en casi todo, solo resaltaria la soberbia frescura de nariz que el 99 aun posee y la redondez en paladar que da cremosos y acidulos sin desmerecer nada la frescura de la complejidad.

Su final es largo y marcadamente frutal, con las lias perfectamente fundidas con el conjunto.

Es un vino de celebraciones por el precio, pero es sin duda un gran espumoso.

Dorado intenso con destellos verdosos, limpio y brillante, burbujas medias y rápidas.
Aromas de media intensidad, algo cerrados en el inicio y de carácter muy mineral, ahumado y terroso. Complejo y equilibrado, destacan las notas yodadas, toques de algas, matices especiados, pimienta blanca. Aparecen también recuerdos de frutas tropicales y cítricos como el pomelo, así como de frutos secos.
En boca se muestra maduro y redondo, muy elegante y sedoso. La acidez es media y está muy bien integrada, menos marcada que en el 98. El final es muy largo y deja recuerdos de fruta amarga. El carbónico está muy bien integrado. Se bebe muy bien por su redondez y finura.
Esta añada culmina una serie de cuatro de gran calidad (1995, 1996, 1998 y 1999). De carácter más redondo y elegante, de mucha finura y ligereza se bebe ahora perfectamente aunque evolucionará años positivamente. El problema como siempre el precio, un poco caro para su calidad, pero … por eso es Dom Pérignon.