Hoy he tomado este vino en un restaurante. No he tomado notas pero discrepo de las apreciaciones de Manuel. Tiene una nariz discreta pero interesante y agradable. En boca es seco y con buen cuerpo. Bien estructurado, serio y sobretodo muy personal. La madera no se aprecia y se bebe con facilidad. Cierto que no es un vino complejo ni demasiado persistente pero es equilibrado y no le he encontrado defectos. Un vino diferente, la verdad es que no parece un Rioja, pero eso no debería ser un defecto.
El problema aquí es que el vino carece de cualquier elemento que pudiera identificarlo como rioja. Aromáticamente decentillo, con manzana amarilla, melón, petits pois, mantequilla de maní y pan tostado. También tiene un no-sé-qué de cera de crayones con los que coloreaba yo en kindergarten. En boca es fofo y dulzón. Parece más un Sauvignon Blanc californiano en plan Caymus (o sea, un mejunje de roble nuevo y fruta muy madura). Baja acidez en un final bastante corto. En las siempre precisas palabras de Josie, mi compañera de goces y sufrimientos en la mesa, "es el tipo de blanco que te servirían en American Airlines, en clase económica." Para que vean que hay críticos más severos que yo...
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