Color amarillo pálido, limpio y brillante, con reflejos verdosos. En nariz destacan los aromas a frutas blancas carnosas, cítricos, algún toque tropical (piña) y un final balsámico y de hierba recién cortada. En boca tiene un buen ataque, es fresco, redondo y equilibrado, con un final frutal y un punto de amargo que le aporta más frescura. PVP aprox.: 4,5 euros

Vino color amarillo pajizo,  con destellos dorados, limpio, brillante y lágrima ágil.

En nariz con intensidad media, notas de fruta blanca, pera, con evolución a notas tropicales y cítricas.

El paso por boca, fresco, vivo, mismas notas que en nariz, acidez justa, equilibrado, sabroso y disfrutable.

Retronasal, afrutada.

Postgusto, medio y muy bueno.

Siguiendo con los pensamientos acerca de un hilo creado por nuestra amiga Mara, recuerdo a esta bodega por tener en sus tintos a algo parecido como el primer acercamiento personal hace años a este mundo del vino, tan nuestro ya.
...Y bien cierto es, que su Blanco Viura ha sido casi todo lo contrario, acercarme a él por primera vez ha sido cuestión de pasados unos meses desde la fecha en la cual nos encontramos.
Una Viura sin estridencias, alegre y muy bebible; no hay más.
Un "quedabién" en toda regla.

La nota de cata:
Amarillo limón pálido, ténue, limpio en la copa. No hay estrellas ni flashes...
La nariz resulta agraciada e interesante en general. Debo decir que he comparado y visto o releído más notas de cata de este vino, aunque de otras añadas. En lo que no coincido, por lo menos en mi parecer, es que no encuentro el plátano por ninguna puñetera parte ( o eso, o me estoy haciendo mayor y corto de "napia").
En este 2013 sí que se reconocen las notas cítricas del limón entremezclándose con las de la fruta blanca (esa variedad de pera bastante acuosa en el paladar, que en nariz la sentimos de manera suave pero perceptible y predicible). Dejaré el plátano para algunas Verdejos y Chardonnays...
La boca se siente fresca y alegre. No luce una acidez espectacular, pero el trago se hace rico y uno, a pesar de no salivar, vuelve al noble arte y gusto de llenarse la copa de nuevo.
Acompañó en su momento a una paella de pescado. Creo que, a pesar de no ser un "limpiabocas" al uso (quiero decir, como otras creaciones o variedades con más "punch" en el paladar y mucha más acidez), tampoco éste era su maridaje perfecto. La comida se tragó al vino de manera evidente.
La unica forma de "resucitarlo" en el recuerdo fue, eso...beberlo y volverlo a beber.

Aunque debo decir que eso, a ninguno de los que por aquí disfrutamos el vino, no nos duela el hacerlo, verdad??.
Salud!!