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JEAN LEON: ¿el Penedés clásico o un innovador que supo arriesgar?

Una reseña histórica

En el V Encuentro Verema tuvimos la oportunidad de contar con una bodega que supo marcar en su día una estilo innovador de hacer vinos en el Penedés en contra de las modas (o tradiciones) de la época. Esa bodega se llama Jean Leon y los dos aventureros que iniciaron el proyecto fueron Angel Ceferino Carrión Madrazo (el fundador) y Jaume Rovira (el enólogo).

La historia aventurera de Jean Leon se inicia en 1949 cuando partió desde Le Havre (nombre que luego tomaría uno de sus pagos) hacia América, pasando por New York, su famoso proyecto conjunto en el hollywoodiense “Boulevard de los sueños rotos” con James Dean que aún y con la muerte de éste último no cejó en su empeño de conseguir fundar su propio restaurante “La Scala” sin olvidar sus codeos con lo bueno y “mejor” de la sociedad artística americana incluyendo al matrimonio Reagan que en el acto de investidura como Presidente (Ronald Reagan) depositó la confianza en Jean Leon como restaurador y como suministrador de sus propios vinos (Cabernet Sauvignon Reserva 1975).

Desde luego no hay suerte sin riesgo pero este caso tampoco hubo riesgo sin suerte. Ese creo que ha sido el lema que siempre ha acompañado a Jean Leon en su vida personal y profesional. Siempre supo rodearse de las personas adecuadas en los momentos adecuados y una de las personas que siempre le fue fiel y sigue siendo totalmente fiel al proyecto Jean Leon es Jaume Rovira: hombre comedido en sus palabras, leal a la linea inicial del proyecto pero con un cierto componente de riesgo bien aplicado.

El presente

Como visionario que fue, Jean Leon, también preparó el terreno de su sucesión dos años antes de su muerte. Sus hijos no quisieron continuar el negocio de los vinos, dedicándose a regentar la hostelería y él antes que vender la sociedad a empresarios norteamericanos la vendió a Miguel Torres con quien siempre había mantenido una fuerte amistad y lazos de colaboración quizás por sus afinidades en materia de innovación en el Penedés.

Ciertamente Torres ha sabido mantener el secreto mejor guardado de Jean Leon, dejando a Jaume Rovira hacer lo que siempre ha sabido hacer: buenos y perdurables vinos. No obstante y sin menoscabo de la calidad de los tradicionales y reconocidos vinos de la casa (me estoy refiriendo a los Jean Leon Cabernet Sauvignon Gran Reserva y Reserva), en el año 2000 Jean Leon quiso estar presente en las modas “mas parkerizadas de principios del siglo XXI” y sacó a la luz su nuevo vino Zemis 2000 del que posteriormente hablaremos.

Los vinos que se cataron

La cata matutina empezó con lo que podríamos llamar el experimento de guarda más extremo que en su día Jean Leon y Jaume Rovira se plantearon, estamos hablando del Cabernet Sauvignon G.R. 1979. Para seguir situándonos y evitar las absurdas comparaciones con vinos de hoy en día, como dato, Jaume Rovira recordó que por aquel entonces estos vinos no hacían la maloláctica.

Éste es un vino que se mostró imbebible (según Jaume Rovira) en los años posteriores a su elaboración y que ha tenido que dejar pasar larga estancia en botella para afinar unos taninos muy vivos todavía. En copa se caracteriza por su capa media y ribete atejado. Las primeras notas que se aprecian son olores muy cerrados: agua estancada pero con aireación el vino deja entrever esos aromas característicos: hojarasca seca, hoja del seco de la tripa de un Habano, boletus, madera de cedro. La fruta roja está presente pero de manera muy sutil. Ya en boca la acidez es persistente, los aromas de cacao, café y la madera bien integrada se hacen patentes. El postgusto es largo. En este momento hay que recordar que estamos bebiendo un vino de más de 25 años y que sigue vivo, que podrá aguantar algunos años más todavía en botella.

A continuación pasamos al Cabernet Sauvignon Rva. 2001, un vino que todavía no se encuentra en el mercado. Conserva el estilo clásico de los Reserva de la casa, tanto en el coupage tradicional (85% C.S. 15% C.Franc) como en su crianza en barrica durante 24 meses. Éste “bebé” presenta una capa media-alta, con gran extracción de color. En nariz predominan los frutillos rojos del bosque, ligeras notas de pimiento verde y la madera aún por integrar con presencia notable de torrefactos y en menor medida humo de leña seca. Ya en boca presenta una acidez muy potente, taninos todavía por pulir, frutos secos tostados y postgusto largo.

El siguiente vino fue el Merlot 2003 un vino que recién ha salido al mercado y quizás sea el que, de los embotellados, muestra más juventud. La edad media de las viñas es de 10 años y proceden de un pago de no más de 5 Ha. En vista se aprecia capa media y lágrima densa. La nariz deja entrever notas alcohólicas inicialmente, fruta roja muy madura casi confitada, canela y vainilla. En boca salen notas vegetales, manteniendo la acidez elevada de sus “hermanos” y un paso por boca secante, falto de botella todavía.

Por último llegó el “hermanastro” Zemis 2000. Quiero llamarle así porque creo que es el vino que rompe con la linea tradicional de sus hermanos. Un vino quizás hecho para las modas actuales, en la linea de los vinos de corte moderno de zonas tradicionalmente elaboradoras de vinos clásicos. Hermanastro porque aunque en poca proporción no deja de salir de pagos de donde salía el C.S. destinado a los G.Rva. No obstante hay que aplaudir la idea que este vino no sustituya a ninguno de los GRANDES de la casa y por tanto no represente ninguna amenaza para lo que son y seguirán siendo considerados los vinos de larga guarda. Sus rasgos de identidad no dejan de ser identificativos de un vino de corte moderno: potencia cromática y potencia aromática. La mineralidad, las especias y los tostados acompañan a la fruta roja, todos los aromas “con efecto multiplicador”. En boca quizás es más fácil que los otros vinos antes catados, con menos acidez, taninos pulidos, astringencia media y paso por boca más amable. Algún año más en botella puede acabarlo de pulir, pero no apunta la linea de guarda de los G.Rva.

La conclusión

Jean Leon sigue produciendo vinos fieles a sus inicios y a sus clientes de siempre. Son vinos de excelente relación calidad precio y sorprendente poder de guarda para la zona donde se elaboran. Esta bodega debiera ser un referente para más elaboradores de la zona que realmente deseen buscar algo más que vinos facilones y explosivos que con el paso de los años se queden en vinos fofos. El lema de Jean Leon pudiera ser “las modas pasan pero los estilos quedan”, esperemos que así sea y que el espíritu que en su día Jean Leon creó se mantenga con el paso de los años.


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