Presentación de la bodega madrileña de Alfredo Maestro.
En mis andaduras enológicas he encontrado, además de grandes vinos, sobre todo grandes personas. Hace ya algunos años que conozco a Alfredo Maestro, recuerdo que le vi por primera vez en la muestra de vinos naturales que organizó en Madrid la tristemente clausurada Cave du Petit. El sitio de la muestra, todo hay que decirlo, era bastante cutre. Unos cuantos stands, poco más que unas mesas con algunos vinos dispuestos sobre ellas. No había demasiada afluencia de público, creo recordar que faltaba poco para la hora de comer.
A la derecha de la entrada estaba Alfredo, con el que tuve ocasión de charlar un buen rato. Es una gozada poder compartir con alguien la ilusión que le produce lo que hace, y si lo que hace es algo que te apasiona, el disfrute es aún mayor. Saqué de aquella charla la oportunidad de formar parte de La Despeña, que Alfredo generosamente me ofreció, y una botella de “La Olmera 09”. No sé cuál de las dos cosas le agradezco hoy más…
Algunas catas hemos disfrutado juntos, muchas bromas nos hemos gastado, mucha pasión por el vino hemos compartido, pero últimamente mi vida estaba muy agitada y llevábamos casi un año sin contacto. Y hete aquí que recibo una invitación para la presentación de su nueva bodega en Navalcarnero. No es fácil para mí separarme un sábado de mi familia, especialmente ahora que no trabajo en Madrid, pero esto no podía perdérmelo. Le propongo a Elena que me acompañe, pero cuando se entera de que se trata de algo relacionado con el vino, y que no va a haber Cruzcampo, graciosamente me invita a marcharme, ella se irá de compras con mis tres hijas (me temo que nos va a salir caro, pero merece la pena).
Madrugón para salir de Colmenar, y llegar a la hora al punto de encuentro en Navalcarnero. Allí me encuentro con amigos virtuales a los que pongo cara por primera vez, entre ellos a mi casi paisano Guillermo. Otros amigos con las que ya he compartido mesa de cata como Jorge “Sibaritastur”, Mariano Fisac, y muchos otros. La cosa promete…
Llegamos a la bodega, junto a la que hay una pequeña parcela plantada de viña, la garnacha de Alfredo. Nos reunimos alrededor de sesenta personas, que llegan de todos los rincones de España. Parece que Alfredo ha reunido a sus amigos para enseñarles su obra, está pletórico, algo nervioso…
Con la sala de cata a rebosar de gente, nos cuenta el inicio de su nuevo proyecto, y comenzamos las catas verticales de todos sus vinos. Empezamos por Viña Almate, su vino de toda la vida, en el que encuentro los aromas florales de siempre y el paso amable por boca; seguimos por las añadas de La Olmera y La Guindalera, fieles al terruño, demostrando su capacidad de envejecimiento, que dividen a los catadores sobre cual tiene mayores virtudes. Personalmente prefiero La Olmera, cuyo 2009 estaba soberbio. Pasamos al Castrillo del Duero, su vino de corte más clásico, que me encanta.
Hay también lugar para sorpresas, su rosado Amanda, muy fresco tanto en nariz como en boca, plena de fruta, y con buena acidez. Me sorprendió el blanco de albillo, Lovamor, con una nariz muy atractiva rebosante de fruta blanca, al que me hubiera gustado encontrarle un puntito más de acidez (ya sé que es albillo, Alfredo).
Tras la cata, chuletada y tertulia. Complementos para una fiesta del vino fantástica. Apasionada charla con Fabio Bartolomei, defensor a ultranza de los vinos naturales, cuya bodega seguro que visitaré. Quedamos emplazados para unos vinos y una, seguro, interesante charla de economía. Buena persona este Fabio.
Tiempo para bromas, discutir sobre nuevos proyectos e ilusiones con mis amigos de La Despeña, a los que desgraciadamente no tengo ocasión de frecuentar tanto como debiera, y a los que probablemente debo el estar ahora aquí escribiendo estas líneas (os debo una cata para después de verano, prometo sorprenderos tanto como con la de vinos canarios, que Ramón tan certeramente identificó. Buscaré algo tan interesante, pero más escondido…).
Tiempo después para unos cupcakes, más charla, y llega la hora de marcharse. Me despido y cuando me encuentro en la M-607, escenario de tantas vueltas a casa después de tantas catas, pienso en lo afortunado que soy por haberme metido en este mundillo, por haber encontrado tantos amigos. Elena me ve llegar feliz, y me dice que tengo que frecuentar más a mis amigos de La Despeña (evidentemente no les conoce). Ocasiones habrá de nuevos encuentros, que serán, sin duda, nuevas historias…
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Excelente resumen de ese día tan importante para mi. Gracias a todos los que acudisteis por acompañarme.
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en respuesta a Alfredo_Maestro Ver mensaje de Alfredo_Maestro Gracias a tí que lo hiciste posible. La verdad es que nos reunimos un grupo de lo más dispar y de lo más interesante. Un día para recordar.
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Joder...!! Es que van pasando los días y yo sigo recordando y babeando por el gran día que pasamos...buen vino, buena carne, y como dice Vicente...buenos amigos que casi sin conocernos y parece que nos conozcamos de toda la vida. Un auténtico disfrute.
Un saludo, Vicente, desde El Puerto de Santa María, y todos los que conocí ese día, como Mariano, Ramico, Nacho Bueno, Javier, de Alicante, etc... muchos veremeros...por cierto! -
en respuesta a _Guillermo_ Ver mensaje de _Guillermo_ Desde luego que lo pasamos bien. A ver si tenemos oportunidad de tomar unos vinos cuando vaya a Cádiz.
Saludos
Vicente -
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en respuesta a _Guillermo_ Ver mensaje de _Guillermo_ En agosto a ver si coincidimos y nos tomamos algo fresquito :)))
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en respuesta a ramico Ver mensaje de ramico Cuando quieras, Ramón...y ya sabes, si este año quieres algo nuevo, prueba La Castillería...en la zona baja de Vejer, Santa Lucía para ser exactos.