La fiesta del syrah
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Aunque a las 7 de la mañana del sábado algunos de Los chicos de la vid daban los últimos coletazos de un viernes de Feria en los chiringuitos de Alcázar se percibía en el ambiente la cata que en breves horas se debía llevar a cabo. Faltaban copias de las fichas de cata y faltaba comprar un vino.
A las 12 de la mañana con los ojos como pimientos, palidez en los rostros y ojeras hasta el suelo, pero que no nos falte de ná. Nos armamos de valor y fuimos a comprar el último vino de la cata. Con las copias de las fichas no hubo tanta suerte.
Poco más tarde, los más valientes se aventuraron en la fiesta del vermouth. Instituida hace escasos años se ha convertido en la feria de día de Alcázar, con miles de personas a la solanera entre las 2 y las 8 de la tarde en una carpa en la plaza del pueblo.¿Por qué vermouth y no vino? He aquí el dilema, si en Málaga se consume Cartojal y en Sevilla fino, ¿por qué en Alcázar no se consume Muzaraque?.
A las 10 de la noche nos reunimos en el restaurante El Rocío los asistentes a la undécima cata. Cada vez más chicas se van apuntando a nuestras catas, nos encantan sus “narices”.
La cata se presentaba como una atractiva comparativa de uno de los varietales nobles franceses: Syrah, Shiraz, Candive Noir, Entournerein, Hignin Noir, Plan de la Biaune, Schiraz, Sérine, Sérdne, Sirac, Syra, Syrac, Sirah, ... o como se le quiera llamar. En una comparativa de este varietal no podían faltar vinos de dos enclaves enológicos que lo miman con especial cuidado: la historia de la zona norte del valle del Ródano y la potencia de los vinos del sur de Australia. Claro está que nuestro presupuesto no nos permitía hacer alardes y no compramos vinos más allá de los 15 euros, pero si ponemos restricciones las ponemos tanto para los vinos españoles como para los extranjeros.
En ambas zonas se escribe el pasado y el presente de un varietal excepcional que esperemos tenga en el calor seco de España su mejor futuro. Las primeras piedrecitas ya están puestas con algunos vinos excepcionales como el Dominio de Valdepusa o los que catamos en nuestra décima cata. A ver si la gente de La Mancha se atreve a hacerle la competencia a Barossa Valley.
Para abrir boca comenzamos con un vino australiano de la zona de Coonawara. En esta zona del sur de Australia el varietal syrah representa un 25% del total de la producción vinícola. Quizá sea la climatología adversa con importantes cambios de temperatura lo que haya motivado que los viticultores de la zona se decidan por un varietal extremadamente fuerte. El vino catado fue el Penley Estate Hyland Shiraz elaborado por la joven bodega homónima en las tierras arcillosas de la zona.
A continuación probamos un vino que ha dado mucho que hablar en el foro de debate por su calidad: Enrique Mendoza Shiraz. Los vinos de Enrique Mendoza comienzan a ser unos clásicos de nuestras catas tanto por el reconocimiento que tienen como por los correctos resultados que están obteniendo cuando los catamos.
El tercer vino de la noche fue de la histórica zona del Ródano. El Côteaux du Tricastin Syrah 1999 Domaine Saint-Luc de la bodega de Ludovic Cornillon fue el vino menos interesante de toda la noche, aunque también era el más barato.
En cuarto lugar degustamos el vino de Manuel Manzaneque. La bodega de este director de teatro se encuentra a más de 1.000 metros en el Campo de Montiel en un paraje de caza entre las poblaciones de El Bonillo y Ossa de Montiel (localidad que vio nacer al excepcional ciclista Oscar Sevilla). Atención al syrah de futuras añadas porque, durante una visita este verano a la bodega, en barrica estaba "de vicio". Saludos a Manuel Manzaneque Jr. y ojalá contemos contigo en una futura cata.
Por último degustamos nuestro seguro de vida, una bodega que es garantía de calidad-precio. El trabajo de Ignacio de Miguel en la bodega del Marqués de Griñón está viendo una continuación excepcional con los vinos de Dehesa del Carrizal. Al paso que vamos tendremos que levantarle un monumento por sus grandes vinos. Quizá una cata interesante para el futuro sería la comparativa de los vinos del Marqués de Griñón y los de Dehesa del Carrizal. Vayamos ahorrando hasta ese momento.
Tras la cata a ciegas comenzamos la cena y Jorge nos propuso la mejor forma de acompañarla con un vino que están elaborando en Almansa: Tintorera Crianza 2000. Un vino 80% garnacha tintorera y 20% syrah con 12 meses en barrica de la bodega Tintoralba para la que trabaja como enólogo. Es rojo cereza con ribete cardenalíceo (mucho color extraído de la tintorera). En nariz presenta tabaco, balsámicos y frutas del bosque. En boca es un vino afrutado y con un postgusto corto pero agradable. Un gran colofón para la feria de Alcázar de 2002.
Aunque la banda sonora de nuestra décima cata y postcata estuvó marcada por el “Plug in Baby” de Muse, la escena de una noche de sábado interminable está descrita de forma envidiable por la canción “Ceremonia robot” de Girasoules. Sirvan estas estrofas para recordar aquellos momentos:
Sábado a la noche, a punto de explotar
la euforia colectiva, locura general,
la ruta paralela, la fiesta total.
Cruzando la hora bruja comienza el ritual
las copas Riedel y el vino syrah,
la tribu calavera se pone a catar.
El brillo cegador del láser industrial
alumbra las esferas al ritmo corporal
conjura de vampiros, desfase lunar.
La pista se vacía, el sequito polar,
los náufragos del vino rastrean la ciudad
mañanas de domingo, resaca solar.
Termina la sesión, celebran la victoria mensual,
caras de satisfacción, emociones en la sociedad
de la información.
* En cursiva algunos retoques hechos en la letra.
Aunque a las 9 de la mañana del domingo algunos de Los chicos de la vid daban los últimos coletazos de un sábado de Feria en los chiringuitos de Alcázar se percibía en el ambiente la ilusión porque faltaba menos de un mes y medio para la cata del aniversario.
