Blog de Verema.com

El agrónomo, el enólogo y el comercial (El bueno, el feo y el malo - segunda parte -)


Estamos en el lejano oeste, durante la Guerra de Secesión Norteamericana. En la magnífica película de Sergio Leone, “El bueno”, “El feo” y “El malo” son, respectivamente, un caza-recompensas, un ladrón y un asesino a sueldo.

“El feo” lleva a “El bueno” a morir al desierto y así se cruzan con una diligencia del Ejército del Sur en la que viaja un soldado moribundo que les entrega la localización de un tesoro en monedas de oro (200.000 dólares enterrados en una tumba) a cambio de agua, pero resulta que muere sin que ninguno de los dos tenga la información completa: a “El feo” le dice el nombre de un cementerio (“Sad Hill”) y a ”El bueno” le dice un nombre escrito sobre la cruz de una tumba (“Arch Stanton”).

Aunque peleados y cada uno con la mitad del secreto, “El bueno” y “El feo” se vuelven a asociar y emprenden rumbo al cementerio con la esperanza de encontrar el oro. En el camino suceden varias complicaciones, incluido un encuentro con “El malo” del que logran escapar, y finalmente un gran duelo en triángulo en el círculo central empedrado del cementerio que culminará entre el frenesí y la delirante música de Ennio Morricone.

Se abre el telón y aparecen, en una vieja bodega situada en el viejo oeste de los vinos españoles, un agrónomo, un enólogo y un comercial. El primero produce las uvas, el segundo elabora los vinos y el tercero los vende. El primero maldice porque tiene que producir más uvas más baratas, el segundo maldice porque no puede elaborar mejores vinos con las uvas del primero y el tercero maldice porque no puede vender los vinos que hace el segundo con las uvas del primero. Secretismos, zancadillas, peleas… Normalmente no hay tiros ni muertes violentas, pero el vino, que debería ser el verdadero protagonista, suele acabar muy lastimado. ¿Cómo se titula la película?

Nuestro sector del vino tiene un problema. Un problema estructural. De muchos viticultores, casi todos pequeños y con pocos medios, sin interés por la calidad; de muchas bodegas cooperativas que elaboran muchísima uva pagada muy barata; de bastantes macrobodegas privadas dedicadas a la producción de vinos a granel o de baja calidad; y sobretodo, de muy pocos viticultores que elaboran y comercializan sus vinos (apenas la quinta o la sexta parte de los que hay en Francia o en Italia).

Necesitamos más bodegas pequeñas y medianas capaces de elaborar vinos para el segmento medio-alto del mercado y preparadas para tender más puentes entre la viticultura, la enología y el marketing del vino. Debemos tratar de aprovechar al máximo todos los recursos que tenemos a nuestro alcance, los recursos naturales y materiales y también los recursos humanos. Para obtener el máximo provecho del sol, el agua, el suelo, la genética de nuestras variedades viníferas, el acero inoxidable y el roble francés, necesitamos incorporar cuanto antes al sector del vino más gente preparada, inspirada y dispuesta a dar lo mejor.

Tiene que crecer la relación: metros cuadrados de superficie foliar expuesta / kilo de uva, pero aún es más importante hacer crecer la relación: kilos de neurona / hectolitro de vino. Lo de aquel químico responsable de la elaboración de cuarenta millones de kilos de uva debe pasar definitivamente a la historia. Vamos a hacer bien los números y a comprobar lo rentable que resulta contratar más gente preparada.

La ciencia y la tecnología del vino avanzan tanto y tan rápido que muy pronto todos vamos a ser capaces de producir vinos muy correctos y con muy buena relación calidad / precio. La calidad de nuestras uvas y nuestros vinos puede y debe seguir aumentando pero, al mismo tiempo, necesitamos hacer algo más para que nuestros vinos resulten cada vez más interesantes.

Según el Diccionario, los vinos interesantes son los vinos de provecho o utilidad, los vinos de conveniencia o beneficio en el orden moral o material. Un vino pasa a ser interesante cuando despierta y resulta una experiencia interesante para el consumidor que decide sacarlo de su reposo en la estantería de una tienda o en la carta de vinos de un restaurante.

Si somos capaces de elaborar vinos que de momento interesan a bastante gente cuyos intereses creemos que no cambiarán, podemos sentirnos satisfechos. Y si no tenemos éxito con esta apuesta sería injusto culpar a cualquier agente externo a nuestro trabajo. Primero deberíamos culparnos a nosotros mismos por no haber sabido aprovechar los recursos que tenemos a nuestro alcance. Porque los vinos estan ahí para venderse y si no se venden es porque nos hemos equivocado.

¿Y qué es eso que hace que un vino resulte más o menos interesante? ¿Qué tiene esto que ver con la viticultura, la enología o el marketing del vino?

Eso lo sabe un ideólogo del vino.

¿Y qué es un ideólogo del vino?

El ideólogo del vino es la especie resultante del cruce entre un agrónomo, un enólogo y un comercial, que se encarga de coordinar los esfuerzos del jefe de campo, el jefe de bodega y el director comercial y de escribir y reescribir cuantas veces sea necesario el guión que debe seguir un vino para adquirir con los años más interés, más fuerza, más sentido y más razón de ser.

Nuestro sector tiene un problema que no es el cambio climático, ni son los productores del nuevo mundo. Nuestro sector tiene un problema que no se resuelve arrancando miles de hectáreas de viñas viejas (algunas de ellas de calidad insustituible) para plantar ese tempranillo en espaldera a 15.000 kilos / hectárea que ya empieza a entrar en las destilaciones de crisis que regulan los excedentes. Nuestro sector necesita más agrónomos, más enólogos, más comerciales y más ideólogos del vino.

Como dijo Clint Eastwood en 1966, rodando un spaguetti western el desierto de Tabernas (provincia de Almería), “me parece que por ahí van los tiros”.

Tags

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar