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Mano a Mano: Contino y Roda

Text & Photographs by Gerry Dawes copyright 2008

Dos bodegas de La Rioja, Viñedos del Contino, que se ha consolidado como el "château" más importante de España, y Bodegas Roda, una de las bodegas más significativas e innovadoras establecidas en España en los 25 pasados años, están entre los mejores vinos modernos de España. Tanto Contino como Roda establecieron nuevos hitos cuando fueron fundadas y aunque haya diferencias significativas entre sus enfoques respecto al vino, ambas han desempeñado un papel importante en la evolución de la manera de producir vinos en La Rioja.

Localizado en La Rioja Alavesa, sólo algunos kilómetros al noroeste de la capital de La Rioja, Logroño, Contino es un pago único que produce Contino Reserva y Gran Reserva, con la apreciada variedad Graciano y el pago llamado El Olivo, del cual se elaboró en 2001 probablemente el mejor vino de la historia moderna de La Rioja (y quizás de toda España). Roda es una bodega de avanzada tecnología con ciertos toques clásicos, está localizada junto a la centenaria bodega de R. López de Heredia en el célebre Barrio de la Estación de Haro.

El vino más básico de la bodega es el Roda (el renombrado Roda II), luego está el Roda I (el vino emblemático de la bodega, 100 % tempranillo) y el vino top, Cirsion, todos elaborados con uva de 21 viñedos especialmente seleccionados, sobre todo en La Rioja Alta y La Rioja Alavesa, alrededor de Haro, y una vieja parcela de viñedos de Garnacha (utilizado sólo para Roda básico) en Tudelilla en La Rioja Baja. Ambas bodegas hacen vinos que los críticos sitúan entre los mejores de España y han recibidos premios prestigiosos:

Verema.com reconoció El Olivo 2001 como “mejor vino del año” y la revista Sibaritas dio el premio de “Vino del año” al Cirsion 1999.

Por una serie de acontecimientos ese otoño que se podrían resumir con el titular: "Estar en el sitio adecuado en el momento adecuado", yo pude participar en catas verticales de ambas vinos en un plazo de dos años, seguido de una cata de las últimas añadas de ambas bodegas en un amistoso mano a mano durante un prolongado almuerzo en el maravilloso restaurante de Héctor Oribe en La Rioja.

Como viajo mucho en España con el objetivo de hacer nuevos descubrimientos de comida y vinos –hice un promedio de media docena de viajes al año la década pasada o algo así- a veces tengo oportunidades únicas, como las catas de Roda y Contino en las cuales participé. Además de intensivos viajes por las regiones vinícolas de España, también asisto a Ferias de vino y comida cada vez más sofisticadas en España como Madrid Fusión y el Encuentro Verema (www.werema.com) en enero en Valencia. El Salón Internacional Gourmet de Madrid en abril-mayo y IberWine (que se centra en los vinos españoles y portugueses) en noviembre; el bianual, Alimentaria en Barcelona en marzo y el espectacular Vinoble (vinos dulces y generosos) en junio. En estos eventos, puedo catar una amplia gama de vinos pero sobre todo puedo encontrarme con enólogos sin tener que viajar varias semanas.

La génesis de este artículo se produjo en el Salón Internacional de Gourmet en Madrid en abril de 2003, cuando Agustín Santolaya, el Gerente de Roda, me hizo una oferta que no podía rechazar: ir a la bodega en la Rioja el jueves por la noche después del Salón Internacional del Gourmet y catar cada uno de los vinos elaborados desde 1991.

Santolaya, un hombre alto, cordial, afable, que defiende en tono cortés pero firme la concepción científica, vitícola y enológica de Roda, sabía que yo me había preguntado sobre esta manera de defender su filosofía en alguno de mis artículos (ver http://www.thewinenews.com/aprmay01/cover.html). Y, al menos en mis primeros encuentros con Roda (y otros llamados vinos de alta expresión, de nueva ola adulados como “nuevos milagros” por la prensa internacional y española), no me fui impresionado. Tampoco por las declaraciones de entusiastas relaciones públicas que decían que los vinos Roda eran "los nuevos reyes" del Barrio de la Estación en Haro, la capital de la región vitícola La Rioja alta, no me impresionó tampoco, por último, que entre los vecinos de Roda en el Barrio de la Estación incluyen algunas de las mejores bodegas tradicionales de España: CVNE, La Rioja Alta, R. López de Heredia y Muga.

Roda fue fundado en 1987 y pertenece a un importante hombre de negocios de Barcelona e importador de vino (Champagne Pol Roger, Taylor’s Porto, Château Mouton-Rothschild) Mario Rotllan y su esposa, Carmen Daurella (así, Ro-Da), ellos reunieron un equipo dirigido por Agustín Santolaya, que comenzó como asesor en 1992 y fue nombrado Gerente en 1998. Es también, el director técnico, la persona que tiene la última palabra en la vinificación de Roda.

Santolaya y su equipo seleccionan minuciosamente 22 parcelas diferentes y de alta calidad entre aproximadamente 100 parcelas de viñedo alrededor de la ciudad de Haro en La Rioja Alta. Roda posee 150 hectáreas de viñedos y controla otras 150 hectáreas. El viñedo tiene entre 30 y más de 50 años y está situado en altitudes que van de 450 hasta 570 metros sobre el nivel del mar. Cómo sucede con los mejores viñedos de Borgoña y otras grandes regiones del vino están en los límites de cultivo, lo que puede ser muy problemático en algunos años, pero puede producir vinos sublimes en los mejores años. Roda también tiene un viñedo de Garnacha de 60 años en una altitud de 640 metros en La Rioja Baja que se usa para la elaboración del Roda II (desde 2002 simplemente llamado "Roda").

Tienen también parcelas de viñedo jóvenes pero las uvas se venden a otros productores. Cada año Santolaya selecciona uvas de los diecisiete mejores parcelas de vides con bajo rendimiento y que tienen 30 años con mínimo (45 años de edad media) y vinifica todas ellas por separado en grandes tinas de madera, tras ellos el panel de cata de Roda cata los vinos a ciegas para clasificarlos. La bodega produce un máximo de aproximadamente 25.000 cajas al año.

En mis catas en la bodega de años anteriores, sentí que Roda había puesto demasiado énfasis en vinos grandes, poderosos y concentrados con demasiado roble nuevo y el precio de venta de su superestrella de alta expresión Cirsion se fijó cerca de los 150 dólares (ahora 225 dólares). Yo era también escéptico de lo que interpreté, por entrevistas y reportajes publicados, la confianza absoluta de Santolaya en criterios científicos para elaborar vinos buenos. Me mantenía escéptico la concepción agro-científica de Santolaya sobre la extracción de lo mejor en términos fenológicos de las uvas maduras, -muy maduras- de uvas tempranillo, las parcelas con viejas vides concienzudamente buscadas, para producir vinos poco ácidos muy concentrados, intensos, con generosos toques de roble nuevo.

Sin embargo, yo no iba a renunciar una oportunidad de catar cada uno de los vinos de la Bodega de Rioja más publicitada de los treinta últimos años pasados con su responsable, así que cogí un coche de alquiler a última hora de la tarde del último día del Salón Internacional de Gourmets y me dirigí hacia La Rioja, un paseo de cuatro horas hacia el Norte. Pasé por algunas ráfagas de nieve por el camino hasta llegar a la impresionante bodega “new-wave” de Roda a las 22h30 en una noche fría, ventosa. Santolaya y yo teníamos la bodega para nosotros solos. Había encargado un refrigerio a base de tapas y en una mesa en el cuarto arriba había abierto cada vino que se había elaborado en Roda desde sus inicios - 21 vinos en total, menos el 1991, que la bodega decidió no vender después de haber sido embotellado e incluso encapsulado. (Roda trabajó durante ocho años antes de lanzar su primer vino, de la pobre cosecha del 1992, en 1996. Su política fue no lanzar los vinos hasta que lo consideraran oportuno. Este iba a ser una noche larga pero productiva.

Ya que yo había estado allí una vez antes, Santolaya me dio una corto paseo por la bodega, en ella todo el movimiento del vino se hace por gravedad, tras lo cual comenzamos con Roda II 1992 (el vino con menor producción de los tres de la bodega), seguido por el Roda I 1992 y el Roda II 1993 (no se hizo Roda I en este último año) vinos aún con cierta fresca acidez, pero de cosechas pobres a mediocres y dominados por el roble nuevo. Santolaya me comento que Roda I es 100 % tempranillo mientras Roda II es por lo general 90 % o más tempranillo y el resto garnacha y graciano. Roda I 1994 (no se hizo Roda II), fruto de una gran cosecha, más maduro y más sedoso, pero todavía dominado por el roble, como eran también Roda II 1995 y 1996. Los vinos comenzaron a mejorar mucho con el Roda I 1995 y 1996, que, aunque todavía algo apagados por el roble nuevo, tenían una boca excepcional con fruta negra maduras y minerales. Más tarde en la cata Santolaya confesó que después de 1996, Roda empezó a intentar atenuar el roble nuevo, todo francés, de ocho productores diferentes de barricas. Ahora usan un 50 % de roble nuevo para el Roda I y el Roda II y 100% de roble nuevo para Cirsion.

"Los primeros años, poníamos los vinos en el roble nuevo durante 24 meses, pero lo hemos acortado a 12-14 meses," dijo Santolaya. El primer mes en el roble nuevo, cuando el vino hace la fermentación maloláctica (en noviembre en un cuarto especial calentado mediante suelo radiante) da tanta madera al vino como lo hacen los siguientes seis-ocho meses."

No tuvieron éxito con el Roda I 1997. Fue una mala cosecha y el vino mostró más roble que fruta (ellos vendieron a granel el Roda II), pero en 1998, tanto Roda II como Roda I comenzaron a justificar el gran prestigio de la bodega. Roda II mostró frutos del bosque y un sabor maduro, redondo, con toques de ciruelas pasas y chocolate que sostenía bien los 13.9 % de alcohol; el Roda I era un vino grande, sedoso, pero bien estructurado con sabor de ciruela negra y toques minerales. Ambos saltaron la barrera de los 90 puntos. A causa de la pobre cosecha, el 1999 no tuvo éxito, pero en 2000 Roda dio un gran paso adelante en el estilo de casa: poderoso (14% de alcohol), voluptuosos, oscuros, con textura sedosa y mucha y rica fruta madura. Y la vendimia estelar de 2001, que algunos piensan dio lugar a las mejores uvas tempranillo de la historia, en la que Roda realizó la encarnación perfecta de la filosofía de la casa con vinos poderosos, dulces, sedosos, envueltos por el sabor mineral de los diferentes terroirs y con elegancia, a pesar de la fuerte graduación. Tanto Roda 2001 I como Roda II obtuvieron puntuaciones cercanas a 95.

Era aproximadamente medianoche y había catado alrededor de 17 vinos. Cuatro vinos quedaban para catar. Todos eran la superestrella de Roda, 250 dólares cada botella, Cirsion (llamado así por la flor de cardo que es el logotipo de la bodega) y todos con alrededor de 14.5 % de alcohol. Santolaya indicó que Cirsion no procede de un simple viñedo, sino de uvas recogidas a mano y seleccionadas por un equipo especialmente entrenado de diez personas, que buscan los mejores racimos de tempranillo en los mejores años para hacer este vino. Ellos catan las uvas y buscan racimos en los cuales, según Santolaya, "Es ya casi vino dentro de la uva y desbordando madurez, pero no están sobremadurados. Queremos un vino con la más alta concentración de fruta y estructura."

Este Cirsion 100% tempranillo seleccionado a mano se somete a fermentación alcohólica en barricas de roble de Seguin Moreau, tras lo cual pasa a barricas nuevas de roble francés para hacer la fermentación malolactica en un cuarto especial con suelo radiante. Los inviernos son fríos en La Rioja, de manera que si no se hiciera algo para calentar los vinos la fermentación maloláctica no se completaría antes de la primavera. El Cirsion permanece en barricas nuevas de roble francés durante aproximadamente ocho meses, porque no pretenden que el vino muestre demasiado madera. Santolaya comenzó a hablar de Cirsion diciendo que era el resultado de la investigación en la polimerización de taninos y antocianos en la uva y del uso juicioso del roble nuevo necesario para fijar dichos taninos y antocianos ("hacen un bocadillo con la madera," comentó) "las uvas utilizadas para hacer el Cirsion tienen muchas largas cadenas de taninos polimerizados, no de las cortos que pueden dar lugar a vinos ásperos y frágiles".

Catamos los Cirsion de 1998, 1999, 2000 y 2001, todos ellos entre 14.3 % y 14.5 % de alcohol. Son vinos grandes, exóticos, muy sedosos que muestran rica fruta negra, dulce, y resultan engañosamente suaves, a pesar de las graduaciones. El 2001, del cual sólo se hicieron 7,000 botellas, estaba ya en el mercado cuando hicimos la cata. La filosofía de Roda es que un vino debe estar listo a beber sale al mercado y debe durar 20 años. No podría jurar sobre la longevidad del Cirsion, pero seguro que este vino realmente consigue a atraer la atención.

"El dueño de Roda, Mario Rotllan, tenía una idea clara de lo que quiso hacer desde el principio. No querría hacer el mismo vino que los demás," Santolaya me dijo. "Las grandes bodegas clásicas hacían ya grandes vinos clásicos. La idea era buscar la máxima la expresión posible del tempranillo en nuestras áreas de La Rioja. El descubrimiento de las mejores uvas es fundamental, entonces intentamos sacar los mejor que pueden ofrecer las uvas, pero intentando hacer un vino elegante y no agresivo. Nuestra idea es hacer vinos para la diversión, que den placer con la comida."

De alguna manera se supone que esta idea está vinculada a la concepción de Agustín Santolaya de la forma de hacer que los vinos sean reconocidos por los críticos: "cuando analizamos el tiempo que tiene un crítico para sacar una opinión de un vino, si dividimos esto en los miles de vinos que el crítico tiene que catar cada año, el número de horas que él o ella tiene para catar y escribir sus notas, es aproximadamente un minuto para cada vino. No tenemos dos horas para convencer a un crítico, sólo este primer momento. Tenemos que buscar como cómo sacar el máximo provecho al tiempo que pasa nuestro vino ante el crítico.¡Tenemos que hacerle decir, ‘Wow!’”

El Cirsion seguramente lo hace, pero había pasado ya más de tres horas con los vinos de Roda, no un minuto por vino, y Santolaya me había convencido de la sinceridad del proyecto de Roda. De la cata, podría decir que los vinos han ido evolucionando constantemente desde aquellos vinos de los años 1990 que me había disgustado tanto. Son todavía más alcohólicos y extraídos de lo que a mí me gusta, pero no se pueden negar los estándares de calidad que tienen. Dejé la reunión con la esperanza de que durante los años próximos quizás la gente en Roda modificara uno de los artículos (#2) de su credo de catorce puntos, "Nuestra filosofía es la perfección en todas las etapas de vinificación." Tal vez ellos deberían sustituir la palabra "excelencia" por la palabra “perfección”, entendemos bien que la perfección en el vino como en la vida es un objetivo inaccesible.

About the author

Gerry Dawes was awarded Spain's prestigious Premio Nacional de Gastronomía (National Gastronomy Prize) in 2003 for his work in calling attention to the quality of Spanish cuisines. In 2001, he was a finalist for the James Beard Foundation's Journalism Award for Best Magazine Writing on Wine. Mr. Dawes writes and speaks frequently on Spanish wine and gastronomy in both the U.S and in Spain. He also leads customized gastronomy, wine and cultural tours to Spain.  Mr. Dawes is currently working on a reality television series on wine, gastronomy, culture and travel in Spain, for which he will be the on-camera host (the first espisode was filmed in La Comunitat Valenciana).

Gerry Dawes can be reached at [email protected] Alternate e-mails (use only if your e-mail to AOL is rejected): [email protected]  or [email protected]


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