Vino ruso versus vino español: una comparativa

Tengo la suerte de trabajar para varias bodegas españolas que nos encargan la traducción de sus etiquetas en otros idiomas, la traducción de las descripciones de sus productos en sus entornos web o redes sociales. Normalmente, hacemos la traducción del español al inglés, pero en los últimos tiempos los clientes cada vez nos piden más que hagamos también la traducción de sus productos del español a un idioma poco común: el ruso.

Según nos cuentan los bodegueros y los exportadores, los vinos rusos están compitiendo seriamente con los vinos denominación de origen España. Regiones españolas clásicas en la producción y exportación de vinos de excelente calidad como La Rioja, Ribera del Duero, Castilla y León, etc., están encontrando serios competidores en esas regiones rusas que pocos podríamos situar a la primera en el mapa: Krasnodar, Stavropol, Rostov… 

Los vinos rusos y más concretamente, los vinos del litoral del Mar Negro, tienen una calidad en alza y cada vez son más apreciados por los profesionales y los aficionados al buen vino. Según críticos de conocido prestigio, estos potentes vinos rusos poseen rasgos frutales que, recuerdan a esos fantásticos vinos creados en los años 90 en la Denominación de Origen Jumilla, un dato que puede ser preocupante para nuestros bodegueros y sus expectativas de exportación internacional.

Una rápida comparativa entre el vino ruso y el vino español

¿Rusia puede llegar a ser un competidor de los vinos españoles tan importante como Italia o Francia?

Según los expertos, los vinos rusos ya tienen la calidad suficiente como para competir con las elaboraciones de gama media de nuestro país y, además, el sector vitivinícola español mejora día tras día, pero nunca se sabe. Quizá la potente “Madre Rusia” nos sorprenda en los próximos años.

Veamos brevemente tres factores importantes que, hoy por hoy, limitan los esfuerzos de las bodegas rusas por superar a las españolas:

1. Una producción insuficiente.
2. La mala fama.
3. El clima y la uva.

Una producción insuficiente

Según el estudio del ICEX El mercado del vino en Rusia Febrero 2014, Rusia no es capaz de producir todo el vino que consume, entre 5 y 7 litros por habitante y año. Para satisfacer la demanda de los consumidores rusos amantes del vino, la Federación tiene que importar vinos de Francia, Italia y, por supuesto, España. Esa producción interna insuficiente hace que Rusia tenga más dificultades para exportar sus vinos o conseguir colarlos en el mercado internacional con una relación calidad precio tan competitiva como los vinos españoles, franceses, italianos o chilenos.

Pero ¿por qué un gran país como es Rusia no produce suficiente vino de calidad para satisfacersus propias necesidades de consumo? Las razones son varias, pero una de las más importantes es la escasez de áreas de cultivo apropiadas para un producto tan delicado como es la uva. En Rusia solo se cultiva viña en una franja del litoral del Mar Negro, una región con una pluviosidad, temperatura y paisajes que nos pueden recordar a ciertas zonas clásicas vitivinícolas como la del Rosellón en Francia, la Ribera del Duero en España o la Toscana Italiana.

La inmensa mayoría de las cepas rusas se encuentran al sur del país, en Krasnodar, una región de apenas 88.500 metros cuadrados que disfruta de un clima cálido y húmedo muy diferente al riguroso clima presente en el resto de la gran Federación Rusa. Cerca de un 37% de los viñedos rusos están en Krasnodar y su producción no es nada desdeñable (más de 200 toneladas en el 2011), pero claramente insuficiente para cubrir la demanda interna y, sobre todo, para exportar vino que no se haya producido mezclando vinos nacionales con otros importados de España o Italia.

Otro hándicap contra el que debe luchar el vino ruso para posicionarse en un mercado copado por países como Francia, España o Italia es la calidad de su suelo de cultivo.

Dentro de lo que es la gran Federación Rusa hay muy pocas regiones que puedan ofrecer las condiciones de suelo y temperatura adecuadas para producir uva de calidad excepto las situadas en el litoral del Mar Negro. Esas regiones disfrutan de un clima subtropical que los enólogos rusos aprovechan al máximo para elaborar espumosos como, por ejemplo, el famoso vino producido en el centro enológico de Abrau- Durso, un espumoso alegre y ligero que recuerda muchísimo al más famoso del mundo, el de la región francesa de Champagne. En esta privilegiada región situada a orillas del bellísimo Lago Abrau encontramos un paisaje idílico que nos recuerda a las mejores vistas de La Toscana italiana, un suelo rico y fertil que unido a las temperaturas suaves y la ausencia de lluvias permite crear ese rico, pero escaso espumoso ruso.

La mala fama

A pesar de que los espumosos rusos gozaron de una merecida buena fama en el siglo XIX, los avatares de la historia fueron minando ese buen nombre y la imagen que los vinos rusos proyectaban al exterior fue estropeándose paulatinamente. La mala fama del vino ruso a nivel internacional tuvo su cenit a mediados del siglo XX, en la época en la que la poderosa Unión Soviética cargaba de impuestos, trabas y restricciones a los bodegueros rusos. Las bodegas, para evitar esta “persecución” gubernamental optaron por embotellar su producción vinícola en otros lugares perdiendo, así, ese control de calidad tan necesario para garantizar la buena fama de un producto tan delicado y especial como es el vino. 

Pero ¿la mala fama del vino ruso es merecida? ¿Las elaboraciones rusas no tienen la calidad a la que estamos acostumbrados en los países mediterráneos? Según una de las autoridades del sector, el gran José Peñín, la calidad de los vinos rusos varía mucho, es correcta, pero podría mejorar.

En su blog, Peñín comenta que los vinos de las bodegas rusas recuerdan a los que se producían en los años 90 en la ahora denominación de origen Jumilla; es decir: unos vinos ligeros con una rica expresión frutal, pero en la que se mezclan ciertos rasgos vegetales que adolecen de esa maduración fenólica correcta que garantiza el aroma, color y sabor de los grandes caldos.

¿Se podría mejorar la calidad de los vinos rusos? Por supuesto que sí, siempre y cuando se cuiden detalles tan importantes como vigilar la distribución de los racimos en las hileras, conseguir que toda la uva reciba la misma cantidad de luz y sombra, evitar mezclar en el mismo vino los racimos maduros con los inmaduros, etc.

El clima y la uva

Para producir sus vinos, las bodegas rusas utilizan más de 100 variedades de uvas tanto autóctonas como importadas: las blancas rkatsiteli (la más utilizada), moscatel, riesling, aligoté… o las variedades tintas como la severny, saperavi, pinot gris, merlot…

Las uvas severny o saperavi se adaptan bien a las bajas temperaturas y el rigor del invernal clima ruso, pero otras muchas variedades utilizadas por los productores rusos acusan los efectos del largo invierno ruso mermando su calidad y reduciendo el mapa de regiones productoras de vinos capaces de competir con los excelentes vinos españoles.