Blog Tanino

Un domingo cualquiera

Cómo no, cada vez que nos juntamos para hacer barbacoa, una buena carne y un buen vino son el epicentro de la reunión. Esta vez los protagonistas eran cuatro chuletones venidos de tierras vascas y un poderoso vino capaz de enfrentarse a tan sabrosa carne y no achicarse en ningún momento: CADAC 2005 de bodegas Martí Faixó.
 
Empezamos con un pica pica a base de escalibada, alcachofas a la brasa y unas chistorras. Para acompañar los entrantes, dos blancos: Espelt Vailet 2009 (garnacha y macabeu) y Gessamí 2009 (muscat de Fontignan, muscat de Alejandría y cabernet blanc). El primero fresco, cítrico y con marcadas sensaciones minerales, acompañó muy bien la escalibada y las chistorras. Las alcachofas, siempre difíciles de acompañar, vínicamente hablando, decidimos echarle un Penedés blanco, esas notas a flor blanca y fruta madura con un paso en boca ligeramente dulce, fueron buenos aliados.
Seguido de los blancos, un tinto de pies a cabeza, de una bodega que me enamora y una tierra donde la garnacha es la variedad por excelencia, Veratón de Alto Moncayo: Una fruta negra madura que encandila, floral (violetas), balsámicos, su reposo en barrica francesa no ha hecho más que ensalzar esta nariz tan expresiva con aromas a finos tostados y especias; para terminar el disfrute nos deleita con un paso en boca sabroso, elegante y envolvente, sin aristas, tanino perfectamente integrado, una garnacha para enmarcar.
Llegados a éste "clímax" vínico, decidimos poner los chuletones a la brasa y servirnos ya el CADAC que teníamos decantado desde hacía ya un buen rato. Los aromas a reducción ya habían desaparecido dando paso a fruta negra madura, ligeros tostados, especias (nuez moscada) y dejes minerales. En boca se deja notar toda su potencia, contundente, marcada astringencia, retorna la fruta madura en el retro, final largo. Vino con potencial por delante todavía, su acidez algo elevada es un buen factor para mejorar en botella, esa astringencia tan presente aún, agradecerá un tiempo de reposo en cristal para terminar de redondearse. Llegamos al postre, unos Piononos coronan el centro de la mesa. Un Moscatel de Navarra sería el encargado de acompañar estos dulces típicos de Granada, Ochoa Moscatel 2009: Floral, uva madura, franco, buena carga de acidez que compensa a la perfección el dulzor de éste Moscatel y de los Piononos, una "golosina" de tan solo 50 cl. Excelente manera de terminar un Domingo cualquiera... Nota: No todo fueron buenas sensaciones, uno de los tintos descorchados no gustó nada. Tengo que decir que es la tercera botella que abro de la misma añada en un intervalo de año y medio y todas me han dado lo mismo: Aromas a cuadra muy marcados (no se van ni aireando), cuero nuevo, pegamento "Imedio" y nada de fruta por ninguna parte. En boca más de lo mismo, vaya, un desastre...Me parece que la botella que me queda en la bodeguita irá directamente a la barrica del vinagre, una bonita manera de terminar sus días. El susodicho, un Mengoba Espanillo 2007.

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