Placeres vinícolas

Els Vents

A raíz de un vino que había probado en una comida con Samuel Cano David, y a través del blog Sobrevino, entré en contacto con David Bosch, uno de los personajes implicados en esa maravilla de vino llamada Las Tabaneras. A su vez, éste David me puso en contacto con otro, David Rabasa, sumiller del restaurante Els Vents, y persona amante y conocedora de los vinos naturales. Debíamos concretar una reunión para probar juntos una cosilla que me enviaba David Bosch y para hacerme con unas botellas de Tabaneras 2007 y 2008.
El mejor sitio para un encuentro con Rabasa era el propio restaurante, así que iba a ser un encuentro triple, con David Rabasa, con el vino de David Bosch y con el restaurante.
Els Vents está situado en el muelle de levante del puerto de Alicante. De tamaño medio, amplio espacio entre mesas, elegante y con un precioso mural botánico que le da un toque distinto. Una carta cuidada, donde se mezcla lo clásico con toques actuales, y una de las mejores cartas de vino que he visto en bastante tiempo (incluidos más de 20 borgoñas, una amplia muestra de champagnes, palatinado, Alsacia y Mosela, vinos que es extraño encontrar por estas latitudes, como Lalama, vinos naturales y un largo etc.).
Ya que íbamos a comer con el vino enviado por Bosch, le pedimos al sumiller su consejo para un maridaje adecuado. Al final nos decidimos por una serie de platos, algunos pensando en una correcta conjunción con el caldo, otros por puras ganas de disfrute.
Empezamos con un exquisito jamón extremeño, intenso y delicioso. Seguimos con un gazpacho andaluz con gamba roja, distinto, sorprendente y refrescante. Los entrantes terminaron con el plato estrella de la comida, un tartar de atún con queso de cabra que estaba simplemente soberbio, y que con un toque de wasabi, nos hizo disfrutar como enanos. Los platos principales fueron un foie asado con melocotón de viña, jugoso y de calidad, y un pichón asado con rissotto de frutos secos, curiosa y resultona combinación de sabores. Los postres fueron una tarta brisa de manzana con helado de canela, un clásico muy bien elaborado, y un postre llamado verano, que consistía en helado de cítricos con sopa de melón, rico y fresco.
Aparte de la comida, merece la pena destacar el muy buen servicio, la estupenda atención y la amabilidad de David, Jacobo y el resto del personal de sala, que contribuyeron en gran medida a que pasaramos un rato más que ameno.
En resumen, un sitio más que recomendable para disfrutar de una comida agradable y dejarse perder en esa soberbia carta de vinos. No barato, pero creo que con una buena RCP.
Ah, si, el vino. Pues disfrutamos de un Valdeolmos 2008 (DO Ribera del Duero, tinto con crianza) que nos encantó y fue ganando más y más según avanzaba la comida. Los detalles...otro día.
 

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