¿Cómo se preparan las bodegas para no perder la oportunidad turística del verano?
La Escuela Superior de Enoturismo de Castilla y León incide en la importancia de
contar con profesionales y da una serie de consejos para sacar el máximo partido a
las visitas de turistas.
Las bodegas hace tiempo que descubrieron que pueden ofrecer mucho más que la venta de vino. Y es que casi tres millones de personas visitan alguna bodega o museo del vino a lo largo del año. Así, sus instalaciones se convierten no solo en el lugar de la elaboración, sino en un escenario de lujo para acoger a apasionados de este manjar que quieren descubrir todo sobre él, desde visitas guiadas junto a los barriles o los viñedos, catas comentadas o exposiciones de vinos ya en sus botellas. La diferencia hoy es que las bodegas apuestan por ofrecer la máxima calidad en estas actividades, que no se quedan en una simple visita y se transforman en una gran oportunidad turística.
El verano está a la vuelta de la esquina y las bodegas se preparan ya para acoger las máximas visitas. Para ello, es necesario asesoramiento y la contratación de profesionales. Un sector laboral completamente en alza en la actualidad. De hecho, este año el Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del Ministerio de Educación y Formación Profesional, la cualificación profesional en enoturismo.
La Escuela Superior de Enoturismo de Castilla y León, institución pionera en la formación de enoturismo a nivel nacional, nació precisamente para cubrir una necesidad en este sector boyante, con proyección y alumnado internacional. El interés en el enoturismo se comprueba por el alto porcentaje de contratación de los alumnos de la Escuela. Antes de atender a los turistas este verano, una bodega necesita una hoja de ruta. Desde la Escuela Superior de Enoturismo de Castilla y León, donde prestan asesoría a empresas enoturísticas, aseguran que hay una serie de pasos que abordar.
Público al que se dirige la bodega
Uno de las primeros puntos que debe plantearse la bodega para sacar el máximo partido al enoturismo es seguir una estrategia alineada con el tipo de vino que elaboran. Es decir, si sus vinos son de gama media baja, deben ofrecer visitas con un coste asumible, de entre 10 y 15 euros máximo, y centrarse en el segmento de clientes que ya consumen sus vinos.
Se trata de fidelizarlos para que sigan siendo prescriptores de la marca, ya que cuando vemos el origen de un producto del que somos consumidores nos hace ser aún más fieles y nos gusta contarlo a la familia y amigos,
cuenta Judith Fernández, responsable de comunicación de la Escuela Superior de Enoturismo de Castilla y León.
En el caso de una bodega de alta gama,
la visita debe estar orientada a su público siendo más exclusiva, con productos de calidad acompañando a los vinos y un servicio a la altura del mismo.
En este caso, si el coste de la botella en esa bodega es de 25 a 30 euros, la visita no podrá ser de menos de 20 a 25 euros por persona.
Buscar la emoción en las visitas
Para atender a estos visitantes, la bodega necesita profesionales.
No es lo mismo vender vino que vender experiencias, tenemos que saber entretener a la gente, emocionarles con nuestra historia y enamorarles de nuestros productos, para eso hay que dejar de ser tan técnicos.
Es decir, dejar en un segundo plano todas las características organolépticas, químicas, del viñedo o de las fermentaciones que tienen en mente los enólogos, y ser emocionales.
Para vender enoturismo es vital tener un 'storytelling' de nuestra bodega, de nuestros vinos y del entorno.
Por último, las bodegas deben darse a conocer para atraer visitantes de cualquier lugar, pero es muy importante tener una estrategia en su entorno.
Deben estar en contacto con otras bodegas de la zona para trabajar juntas y sumar sinergias, con hoteles, restaurantes, con las oficinas de turismo, y con los propios vecinos de las localidades en las que están
indica la responsable de comunicación. Por eso mismo no se puede descuidar la comunicación más cercana, como salir en la prensa local, colaborar en asociaciones locales, patrocinar equipos deportivos locales, o participar en las fiestas y eventos del entorno.
El enoturismo es dinamizador de destinos, ayuda a crecer el entorno rural, a fijar población y da dinero a negocios locales,
finaliza Judith.