Blog Bodega Ateneo

Destino La Seca

Entrada publicada originalmente en Blog Bodega Ateneo

No todos los días uno camina por los Campos Elíseos, de la mano de una Ménade, pero algo así pude disfrutar el pasado sábado en el municipio de La Seca, la Cuna del Verdejo, y el municipio que más producción de uva aporta a la D.O. Rueda. De la mano de Lola y David de Destino Castilla y León, pudimos un pequeño grupo de blogueros aficionados al vino, conocer mejor la zona y algunas de sus bodegas más interesantes, y a fe que así fue. Antes de comentar cada paso por las bodegas, agradecer de corazón el buen trato que tuvimos en el Ayto de La Seca. No era la primera vez que iba, pero da gusto ver un municipio tan volcado en su cultura vinícola, tan orgulloso de su pasado y sus tradiciones alrededor del vino.

Campo Eliseo era nuestra primera parada, una bodega por la que pasé en una visita anterior aunque solamente por fuera. La pata del proyecto de François Lurton y Dany & Michel Rolland en las tierras de Rueda que se equilibra con la bodega en Toro. Su viejo palacete del S.XVIII, muy bien preparado para el enoturismo, merece mucho la pena, aunque hay que destacar sus bodegas subterráneas del S.XVII, donde se guardan algunos de sus secretos de vinificación. Pudimos probar, de la mano de Paco Gonzalez, dos de sus vinos, Campo Eliseo Cuvée Alegre 2018 Campo Eliseo Cuvée Alegre Rosado 2018, aunque no negaré que me hubiese gustado probar algunos más. No obstante algo me lleve de la tienda, y lo iremos incluyendo en la web.

 

La siguiente parada fue una propuesta mía, al caerse una de las bodegas de La Seca con la que habían contactado. Propuse conocer la Bodega Isaac Cantalapiedra, no tanto igual por el lado enoturista, sino por lo que para mí es fundamental, el vino, y los que hemos probado sus vinos, sabemos que lo que hacen allí va muy a contracorriente. Manuel Cantalapiedra a veces parece un poco apocado, pero sus vinos son realmente interesantes, y fue un lujo probar varios de ellos, directamente de las barricas y depósitos, así como en vestidas botellas. Probamos sus vinos Cantayano, incluso su 2019 en plena creación, Majuelo Los Picones, sus proyectos Mondo y Lirondo, y además su vino de Toro. Creo que logré dejar boquiabiertos a mis compañeros de viaje.

Como buenos bebedores, el vino despierta el hambre y nos desplazamos a la cercana Rueda a comer, muy cerca del Consejo Regulador de la D.O.Rueda. Siempre me deja noqueado ese momento en el que, en un restaurante de una zona vinícola, te atreves a pedir la carta de vinos. La camarera me suelta : “¿cómo vamos a tener una carta de vinos, si aquí hay más de 70 bodegas?” Si, así me quedé, blanco como mármol macael, buscando tregua a mi ofuscación con un Ribera del Duero bastante popular. Una pena que con tantas bodegas cerca, no haya una mínima posibilidad de elegir un buen verdejo en un restaurante de Rueda.


Una potente lluvia nos acompañó de camino a nuestra última etapa del viaje, las Bodegas Menade, que tienen sus instalaciones divididas entre Rueda y La Seca. La entrada a su recepción, te traslada rápidamente una sensación de paz, muy acorde a la filosofía orgánica de la bodega. Con el olor a lluvia del exterior, nos fueron contando Ivan Acebes y Patricia de las Bodegas Menade, el origen de la misma, como un proyecto alternativo de la Familia Sanz, ya con un nombre ganado en Rueda, pero buscando un camino diferente para sus vinos, un equilibrio más intenso entre los medios ecológicos y un resultado de marcada calidad. Todo el tema de los árboles móviles para proteger el viñedo me llamo mucho la atención, por su sencillez y eficacia. Su bodega subterránea, denominada Secala , del S.XIX es espectacular, muy recomendable para visitar y para perderse por ella con la luz de una tiritante vela. Pudimos probar varios vinos, desde La Misión, pasando por Sobrenatural y los deliciosos Adorados, para el que utilizan el sistema de criaderas y soleras, sistema nada ajeno a estas tierras pucelanas. Me fascinaron.

Cada uno de estos vinos supone, como pasó en otros momentos de este viaje, un corte radical con lo que uno presupone que va a encontrar en un Rueda. Tres bodegas que interpretan muy particularmente la uva verdejo, elaboraciones arriesgadas con resultados muy interesantes, y la percepción que, las nuevas generaciones, han localizado el problema de superproducción y bajos precios, que lastran la calidad e imagen de D.O.Rueda. Varios de estos vinos pueden competir cara a cara con cualquier otro vino blanco español. Sin duda este es el camino y tendrán aquí nuestro apoyo. Ojalá esta nueva ola sea exportable a otras DDOO cercanas, ebrias de éxito.

 

Mis ultimas líneas son para agradecer la sincera camaradería de este grupo, con José Escribano de Rutas por España, Carmelo Aunión de Hitcooking Gastromagazine , y mis queridos Lola Hernández y David Vázquez , de Destino Castilla y León , gracias por liarnos tan bien. Esto solo ha sido el comienzo.

R.

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