Botella degollada en el Encuentro Verema tras 188 meses de crianza (15 años y 8 meses).
Dorado intenso brillante, burbuja pequeña y escasa.
Con cierta intensidad en nariz destaca de nuevo su finura superlativa. Fuerza mineral, una gama especiada, ahumados, crema pastelera, tierra mojada, monte bajo. Con el trabajo en copa van surgiendo las trazas de frutos secos, fruta madura y flor seca, con esos finos toques de levaduras.
En boca es un vino que enamora al instante por su impresionante equilibrio, con un perfecto balance de registros. Tremendamente vivo por su fina acidez y su paso redondo, fino y elegante, deja en el final su impronta mineral y de frutos secos amargos, con una larga persistencia y una perfecta integración carbónica.
El 96 fue nuestro segundo vino preferido de la cata del Encuentro tras el inolvidable 84, un vino que destaca por su señorial elegancia, es pura finura, es una caricia de seda en el paladar pero siempre con ese estilo serio y austero de esta excelente cuvée. Durante unos minutos (hasta que probamos el 84) era el mejor Cava de mi vida. Con eso está dicho todo.
Sólo quedan 77 botellas de esta añada que tuvo una pluviometría de 728 mm y una Temperatura media de 15,0 ºC.
Oro viejo brillante. Tiene una nariz no solo intensa, sino también expresiva y con profundidad, presenta notable complejidad, toques de flor ajada, algo de cereal tostado y sensaciones compotadas. En boca resulta intenso, algo láctico, fresco, con muy buena acidez y notable longitud. Equilibrado y bien definido. Aparecen notas de hierbas mediteráneas en el retronasal. Carbónico delciado y bien integrado.
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