Opiniones de Billecart-Salmon Cuvée Elisabeth Salmon Rosé
OPINIONES
3

Este vino es tan seductor que resulta difícil expresar lo que hace sentir, cuando se tiene el privilegio de poder probarlo y disfrutarlo con calma.

Presenta un precioso color asalmonado claro con tonos ambariños, burbuja escasa y diminuta.
El aroma que exhala es una delicada rosa coral, pétalos, agua y esencia de rosas. La fragancia de rosas se concreta en una evanescente nube dulce en la que aparecen fresas, cítricos, avellanas tostadas y un fondo balsámico de menta.

La boca es de una finura inigualable, el carbónico es vivo y al mismo tiempo diminuto y discreto, acompaña al vino de forma perfecta, aparece un toque de mineralidad junto a la rosas y la fruta roja y brillante, y en el final todos estos elementos vuelven juntos para acompañarnos y deslumbrarnos por última vez con su luz delicada y preciosa
Pureza y elegancia, frescura y delicadeza dan gracia a este Champagne tan femenino.

Primero agradecer al señor EuSaenz que me asesoró donde podía encontrarlo.

Este champagne es el mejor rosé que he probado nunca, y uno de los dos mejores champagnes que he bebido. Lo que más me llama la atención es, su persistencia en boca, y su magnífica burbuja, fina, delicada, cuidada... Si el Rosé de billecart es muy bueno, este es otra cosa, el otro es un gran espumoso, pero este es un gran vino, no se si me explico.

Nosotros tampoco nos tomamos ninguna copa con Madamme Elisabeth, pero ciertamente debió de ser alguien importante y significativa. Enorme caldo, para deleitarse con la mejor compañía y/o para maridarlo con las mejores viandas.

Un Rosé de 10.

Rosado pálido piel de cebolla, destellos cobrizos. Burbuja pequeña y abundante.

Nariz de buena intensidad, compleja, que no hace sino mejorar con el aire. Notas iniciales de reducción como los grandes champagnes que van tornando en frutillos rojos, una importante gama especiada, recuerdos de café en grano, anisados, hinojo, tonos herbáceos y balsámicos, todo siempre bajo un fino y elegante fondo mineral y térreo. Fantástico.

En boca es una caricia, pura seda. Sabroso, envolvente, con una acidez fresca y marcada, cremoso en el paso y largo en el final, dejando complejas sensaciones frutales, especiadas y balsámicas. Es todo redondez, todo finura, todo encanto. Carbónico perfectamente integrado que contribuye a una placentera sensación vínica. Persistente y duradero.

No tuvimos el honor de conocer a madame Elisabeth Salmon, cofundadora de la maison en 1818, pero si este vino es el espejo de su alma no nos cabe duda que tuvo que ser una bellísima persona en todos los sentidos. A este vino le hemos prometido amor eterno. Unos 120 euros, un regalo para lo que te da. Elisabeth mon amour….

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