Un garnacha de corte muy moderno, muy divertida e ideal para consumir tranquilamente y en buena compañía en una barra. Su precio lo aleja de grandes pretensiones, es más, incluso puede llevar al consumidor a rechazarlo de salida, ya que es extremadamente barato. Sin embargo, una vez probado, las sensaciones que deja en nuestros sentidos impiden que se hable de él como un muy buen vino. Color inenso y nariz totalmente afrutada que recuerda a los frutos rojos. En la boca es una garnacha de libro, recordandonos a las catas de garnachas en bodega recien fermentadas y frescas. Pleno y agradable, quizás para mi ha marcado la primera sorpresa en este 2009.

Me sorprenden estos tintos "tan" modernos, quizás debido a su elaboración tan agresiva y exprimir al máximo la materia, para obtener un resultado envidiable, nos produzca una gran duda nada más abierto.

De inicio hasta podríamos decir que está desequilibrado, descompensado de acidez, brusco en boca. Dejamos unas horitas, en este caso 8 horas, para darle una segunda oportunidad y olalá, la razón ha vencido a la presión, ¡es otro vino caray!

En Nariz predominan las golosinas de frambuesa sin sorpresas porque la madurez se presiente al fondo, notas de mermelada de ciruela, ligeras puntas ácidas en nariz con destellos de frutos rojos que le aportan frescura, muy varietal. De fondo aparece y se desvanece con dulzura las notas especiadas.
En boca se muestra al nivel de la nariz, nada es delicado en este vino, todo intensidad y bravura. Resulta rico, amplio, elevado en acidez donde el alcohol aupa hacia sensaciones cálidas que atemperamos bajando unos grados su temperatura. Buen final y postgusto repleto de fruta madura y cassis.

A destacar... Me he divertido con este vino, hasta el tercer día, el vino ha evolucionado y domado esa fogosidad. Lo mejor el precio. ´Repetiré para comprobar su estado.