Picota violáceo cubierto. Nariz expresiva, de buena intensidad, con muy buena presencia, hay fruta madura, más roja que negra, suaves toques de monte bajo, cierta mineralidad y suaves tostados. En boca entra bien, con cuerpo medio, taninos muy finos, dulces y pulidos, suaves amargos, bien de acidez, largo, con muy buena definición y paso muy grato. Largo y atractivo. En un buen momento y con mucha vida por delante...

No deja indiferente debido a sus peculiaridades. En primer lugar decir que todavía conserva una gran intensidad y potencia frutal: fruta roja en sazón, cálida, marcada, mediterránea. En segundo lugar, marcada mineralidad oxidativa que parece crecer en el tiempo, ferruginoso, muy típico y particular. EXcelente integración de maderas cremosas. Boca muy pulida y frutal, largo , suave , mineral , algo pasificado,distinto.

Aguantan bien las señales de presentacion de este vino. Aromas y sabores cafeteros, tb a cacao molido, frutal y con maderas bien integradas. Tanicidad ausente que de seguro la tuvo. Tierra mojada. Agradable, como recordaba, de una añada superior , solo en edad

En mi copa, capa media, ribete anaranjado y color cereza picota
Lo primero aroma de trufa y bosque humedo...Luego cafes tostados, bayas, moras, zarzamora y piel de naranja y albaricoque,..me da muchas notas de frutas y de terciarios tremendos.
En boca largo, goloso, con linealidad y postgusto largo de toffes, cafes y fruta negra madura, regaliz, cafe, canela.
Un vino esplendido y en restaurante 14-16 euros.

Maduro con profundidad aunque no excesiva complejidad, dado que desde un inicio se muestra franco, donde aparecen como protagonistas aromas golosos de chocolate con frutos secos que bailan sobre notas de fruta negra con recuerdos de madurez. Amargo en boca, con un paso donde la sensación de cafetal se siente y se extiende hasta su postgusto, buena amplitud.

Color picota con algo de granates, capa media-alta, limpio y con brillo. Nariz de buena intensidad, fruta madura, monte bajo, ahumados, ceniza, tostados y terroso. Boca potente, algo goloso pero con acidez que aguanta, taninos pulidos y dulces, redondo. Buen final con notas ligeramente amargas y dulzonas junto a ahumados y ceniza.

Botella bordelesa de buenos cápsula y corcho.
Etiqueta moderna en blanco y negro, contraetiqueta con escasa información.
Color rojo cereza oscuro, menisco malva, lágrima abundante.
Nariz compleja con predominio de especiados y algún terroso.
Cálido en boca, muy rico y goloso, sedosidad y buen posgusto.

Picota violáceo. Vino de corte moderno que a la vez respira terruño y tradición. Color picota violáceo. Resulta maduro, con algo de regaliz negro, mineral, con buena definición y notable profundidad. En boca tiene buen ataque, con cuerpo medio, fresco, bien de acidez, con taninos ligeros, pulidos y bien integrados, y notable persistencia.

Picota intenso, borde granatoso, capa media/alta, límpido y brillante.

Tras un periodo de aireación, aromas intensos a fruta roja muy madura, torrefactos, especiados dulces (vainilla y canela), mineral y fondo balsámico.

En boca es sabroso, algo menos potente, pero todavía fresco, de taninos muy pulidos, ligera dulcedumbre final.

Persistencia media.

Si bien ya me gustaba este vino, con el paso del tiempo, la botella le ha otorgado cierta elegancia, con unos taninos muy pulidos y la madera mucho más integrada. Evoluciona en positivo.

El vino ha ganado mucho en un año. La madera (tostados demasiado presentes la primera vez que lo probé) se ha ido integrando y ahora queda en un segundo plano, detrás de la fruta negra madura. También aparecen balsámicos y algo de piedra seca. Buen recorrido en boca (casi sedoso), buena estructura, taninos dulces y goloso final. Persistencia media. Una pena que el mercado mande y haya que vender vinos como éste antes de hora.